Clarín

Las vacunas de Pfizer y las muertes que se podrían haber evitado

Si Argentina hubiera firmado el contrato en diciembre ya habrían llegado unos 4,9 millones de dosis más.

- Pablo Sigal psigal@clarin.com

El “aprendizaj­e en el tiempo” al que se refirió el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para explicar por qué el Gobierno argentino decidió modificar por DNU recién 8 meses después la ley que le impedía comprar vacunas de Pfizer, le costó muchas muertes a la Argentina. Es sabido: cuantas más vacunas se aplican, menos vidas se pierden.

La estimación matemática indica que en el país hubo unos 11 mil decesos por coronaviru­s más de los que hubieran ocurrido, entre enero y fines de junio, si el contrato con el laboratori­o estadounid­ense se firmaba, como originalme­nte estaba estipulado, en diciembre de 2020.

El cálculo da, con exactitud, 11.227 muertes extra. Son, aproximada­mente, el 12% de los decesos por Covid que hay en el país: algo más de una de cada 10 muertes podrían haberse evitado si la Argentina hubiera contado con esa cantidad extra de vacunas.

En este caso, eran las dosis que ofrecía el laboratori­o que hizo su mayor ensayo de fase 3 en el Hospital Militar Central, y se abría la oportunida­d de contar con un stock importante debido a ese privilegio. La vacuna de Pfizer, tras la exitosa prueba en Argentina, fue la primera en ser aprobada por la ANMAT.

El cálculo surge a partir de lo que, se estima, habría sido hasta hoy la cantidad de vacunas que hubiera recibido el país en caso de haber hecho oportuname­nte una ley que se adecuara a las condicione­s que exigía el laboratori­o.

Del total de 13 millones de dosis que ofreció Pfizer el año pasado antes de que las negociacio­nes se empantanar­an, es probable que a esta altura del año hubiesen llegado 4,9 millones. Mientras Argentina no podía avanzar en su contrato, Chile, Uruguay, Perú, Brasil, Ecuador, Colombia y Paraguay lograron los suyos.

Esa cifra de potenciale­s vacunas arribadas surge de lo que ocurrió con las entregas en Chile. Ese país contrató 10 millones de vacunas, recibió el primer lote el 24 de diciembre de 2020 y en junio sumaba 3,8 millones de dosis en su territorio. Siguiendo esa proporción, a la Argentina la cuenta le hubiera reportado casi 5 millones de dosis en el mismo periodo.

Hasta la fecha, el país ha inoculado un total de 21.643.972 dosis, desde el 30 de diciembre, y durante el primer semestre tuvo 50.929 muertes (hubo 43.375 de marzo a diciembre de 2020). Si a ese stock de dosis se hubieran sumado los 4,9 millones de Pfizer, el total de vacunas inyectadas a los argentinos hubiera sido a esta altura de 26.543.972. El total de muertes hubiera sido entonces bastante menor: entre enero y junio, 39.702.

Según los parámetros que utilizó el Ministerio de Salud para calcular cuánto se redujo la cantidad de contagios y muertes a partir de la vacunación, es posible afirmar que en vez de 2.835.540 contagios registrado­s entre el 1° de enero y el 30 de junio, con las vacunas de Pfizer sumadas a las otras existentes, los casos hubieran bajado a 2.211.776. Esto es, 623.764 menos.

Teniendo en cuenta la tasa de letalidad por Covid del primer semestre de este año, 1,8%, la cifra de muertes que no hubiera tenido lugar sobre ese total de casos se ubica en 11.227. Tanto esa cifra como la de la diferencia de casos que se hubieran registrado tiene en cuenta la proporción de vacunados con una y dos dosis en el espacio temporal analizado.

Un cálculo similar había realizado el 8 de junio la ministra Carla Vizzotti, al afirmar en un comunicado­l: “Cuando uno analiza lo que hubiera sucedido en la semana 16 a la 20 y lo que en realidad sucedió, las estimacion­es indican que se evitaron 5.500 muer

La estimación indica que hubo unos 11 mil decesos más por no contar con las Pfizer hasta ahora.

tes durante ese lapso en Argentina”.

Es decir que en la proyección de la ministra se evaluaban cinco semanas de mayo. Con el mismo criterio, ahora se puede determinar cuántas muertes no se han podido evitar en las 27 semanas que lleva el año, por el hecho de no haberse podido avanzar a tiempo con Pfizer.

Lamentable­mente, ese tiempo perdido no se puede recuperar. El aparente sinsentido radica en que parece haberse dado la vuelta entera para volver al punto de origen: el Gobierno necesitó 8 meses para encontrar la solución de reemplazar los bienes soberanos como garantía ante eventuales juicios por la creación de un fondo de reparación; y no tuvo más alternativ­a, finalmente, que eliminar el concepto de “negligenci­a” de la ley.

La nueva posibilida­d de comprarle vacunas a Pfizer -o de recibir una

donación de Estados Unidos- permitirá ahora no sólo inocular a una mayor cantidad de personas, sino que probableme­nte esa población estará integrada por menores de 12 a 17 años, comenzando por aquellos que padecen patologías de riesgo.

Ese grupo hasta ahora no contaba con una respuesta en el país y había un reclamo muy fuerte de las familias, si bien en China la de Sinopharm fue aprobada para menores de 3 a 17 años, al igual que la de Sinovac.

De todos modos, resta también que la ANMAT analice la efectivida­d y la seguridad de estas vacunas para uso en menores. Una ventaja de la de Pfizer es que ya fue autorizada por la FDA estadounid­ense para el target sanitario en cuestión. De hecho, Uruguay y Chile -que cuentan con esta vacuna bautizada Comirnaty- ya comenzaron a vacunar a menores.

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Hace 1 año. El presidente A. Fernández y el gerente de Pfizer, N. Vaquer.

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