Clarín

Se reiniciaro­n los paseos gratuitos en el histórico tranvía de Caballito

Las salidas desde Bonifacio y Emilio Mitre, suspendida­s por la pandemia, vuelven a hacerse con protocolo.

- Karina Niebla kniebla@clarin.com

“Mirá, ahí sale. Saludá, decile hola”. Madres con hijos chicos son mayoría en esta fila de casi una cuadra desde José Bonifacio y Emilio Mitre, en Caballito. Es el Taller Polvorín, de donde partían los coches de la línea A cada mañana. Los fines de semana, además, sale de allí el tranvía.

El que emergió ayer a las 15 circuló por última vez como transporte en 1963. Hoy, el objetivo es el entretenim­iento de vecinos, amantes de la historia o los tranvías y familias que buscan recrearse en pandemia.

Nieves, Guillermo y su hijo de 6 años vinieron desde Ciudad Evita porque el padre es fanático de los tranvías, pero sólo había subido a uno en su infancia, en Corrientes. La madre acompaña encantada: quiere que el pequeño Simón se divierta, pero “con protocolos, algo que no se consigue en una plaza, donde están todos amontonado­s. Acá, en cambio, es todo mucho más cuidado”.

Ernesto Falzone, uno de los los voluntario­s de la Asociación Amigos del Tranvía Federico Lacroze, brinda la charla introducto­ria a unas veinte personas que están por subir y ofrece rompecabez­as, tazas, llaveros y tranvías troquelado­s de papel para llevarse “a voluntad”. Es que la Asociación no tiene subsidios. Lo único cubierto es el uso de las vías que usan los coches del subte A entre el taller y la estación Primera Junta y la electricid­ad, aunque gasta lo mismo que una plancha para la ropa.

Esperan el conductor Pablo Piserchia y Guadalupe Vázquez, la única mujer maquinista, que esta vez será guarda a bordo. “Soy de Mar del Plata y vine acá enamorada de los tranvías.

Soy pareja de Pablo, pero no hubo acomodo. Tuve que hacer los 200 kilómetros de práctica como todos”, afirma, minutos antes de empezar el primer recorrido. Su voz apenas se oye, entre el ruido del compresor que bombea el aire para frenar al sistema neumático, uno de los tres que tiene el coche para detenerse. Guadalupe está contenta por haber vuelto por segunda vez: el retorno en pandemia fue en febrero, pero el confinamie­nto de mayo obligó a interrumpi­r hasta el pasado fin de semana.

La Asociación tiene quince coches, algunos de más de un siglo, otros traídos del subte, el Premetro y de Europa. Sólo el que presó servicio ayer, un FM3361, circuló por las calles porteñas. Fabricado en 1955, empezó a andar dos años después. Tras el fin del tranvía, su carrocería fue un aula del Colegio de las Hermanas de la Resurrecci­ón, en Lanús Oeste. En noviembre de 2000 volvió a correr, tras ser restaurado por la División Mecánica y de Mantenimie­nto de la Asociación.

Desde entonces une esa esquina con Rivadavia y Hortiguera y regresa al origen. Los pasajeros viajan protegidos con barbijos, alcohol en gel y las ventanilla­s abiertas. La primera parada es en la avenida Pedro Goyena, pero el primer contraste con 2021 se da en la avenida Rivadavia, llena de colectivos y autos apurados.

El paseo gratuito de la Asociación Amigos del Tranvía y Biblioteca Popular Federico Lacroze se realiza cada 20 minutos los sábados de 15 a 18 y los domingos de 10 a 13 y de 15 a 18.

 ?? JUANO TESONE ?? Nostalgia. El tranvía funciona los sábados y domingos.
JUANO TESONE Nostalgia. El tranvía funciona los sábados y domingos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina