Del sueño del ascenso social al deseo de migrar
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Es lo que piensan una parte de la clase media
Si algo diferenció durante el siglo XX a la Argentina del resto de los países de la región fue la conformación, el crecimiento y la consolidación de sus clases medias urbanas. La de la ciudad de Buenos Aires fue el mejor ejemplo de ello. Pero la excepcionalidad argentina -políticas económicas erráticas, inflación alta y persistente, violación a la propiedad privadaresultaron un combo que es difícil de asimilar.
El retroceso de la clase media porteña es preocupante y asombroso por la velocidad. En seis años 330.000 porteños descendieron uno o más escalones. No es difícil relacionar este fenómeno con las noticias “de la crónica diaria”: puntualmente, con un nuevo aspiracional -si se permite el término- de la clase media: irse del país. Días atrás, el economista e historiador -o historiador económicoPablo Gerchunoff expresa su temor por el fenómeno migratorio, aún sin que sepamos su real dimensión.
Decía Gerchunoff, a propósito del brutal empobrecimiento de la Argentina: “¿Como reacciona cada sector social?. Tenemos una sociedad dividada en tres partes, imaginemos: los de arriba e incluyo en este segmento a los sectores medios altos, tienen la capacidad de escaparse, y es problemático, porque si se escapan los de arriba lo hacen con su riqueza y su dinero. Dejan de sentir un sentido de apego, de lealtad a la nación”.
Hoy la clase media, y de ahí para arriba, es decir los que tienen recursos, posibilidades, capacidades y ganas, tienen ese tema en su agenda. Si no son los jefes de hogar, seguro sus hijos que están en edad de independizarse.
En definitiva, el achique de la clase media expone la reversión de una tendencia que caracterizó a la Argentina: la movilidad social ascendente, o lo que es lo mismo, que los hijos vivan mejor que sus padres. ■