“Hay otras fuerzas en el régimen que presionan para que haya cambios”
Cuando los cubanos auto convocados cantaban “Patria y Vida” o “Abajo la dictadura”, el historiador Manuel Cuesta Morúa no pudo asistir a las manifestaciones en La Habana. Antes de llegar al Capitolio fue detenido, junto a un militante del Movimiento San Isidro. Historiador cubano y presidente del Consejo para la transición democrática, habló con Clarín, vía Whatsapp , tras ser liberado.
-Son días históricos en Cuba. ¿Cómo se encuentra usted?
-Días históricos, muy históricos. Las generaciones actuales han vivido los momentos y las jornadas más liberadoras que se han podido vivir en Cuba a lo largo de toda su historia. Y créame que se lo dice un historiador, que conoce nuestro pasado. Yo me encuentro bien. Es un momento muy interesante dentro de Cuba. Hay mucha esperanza.
-¿Cuáles fueron las razones de estas protestas?
-La gota que colmó la copa fue primero la visión y la percepción de que el gobierno estaba perdiendo el control sobre la pandemia. El gobierno había vendido la imagen de que Cuba era unos los países que mejor había combatido. De pronto aumentaron las muertes, aumentó el número de contagios, las vacunas parece que no han sido totalmente efectivas. Eso generó una percepción de que el gobierno estaba perdiendo el control. A eso se le suma que hubo cortes de electricidad muy duros y eso estaba dañando la precariedad económica de la familia que compra lo que puede para que le dure por lo menos diez días. De pronto se le va la corriente, se le descongela lo frío y se le echa a perder la comida. Recordemos que las últimas medidas del gobierno establecieron una especie de apartheid económico, los que tienen dólares sobreviven y lo que no tienen no sobreviven. Lo interesante es que estos movimientos siguieron el hilo de las protestas en América Latina, de la economía a la política, de la subida en la tarifa de pago de transporte o del metro, hablando de Chile o hablando de Colombia, a la demanda de grandes reformas políticas y en ese camino estamos. Es por eso que yo le llamo a esto protestas de la libertad, en vez de protestas del hambre.
-¿Cómo analiza la represión inicial y ahora estos gestos donde el Gobierno está facilitando comida? -Yo creo que hay otras fuerzas en el régimen que presionan en la dirección de que haya cambios. Díaz-Canel incitando a un lado del país contra el otro lado del país. Creo que hubo gente responsable, sobre todo en la cadena de mando, diciendo: “ese no es el camino”. Y por eso quizá la represión no fue todo lo fuerte que podría haber sido, si se cumple la amenaza de Díaz-Canel. Al final creo que ha habido una decisión mucho más colegiada en relación con qué hacer. Eso explica por qué han hecho una concesión a una demanda de la sociedad civil. La gente dice necesitamos comida, necesitamos alimento, necesitamos medicinas, pero también necesitamos libertad. No nos vamos a ir con este engaño.
-¿Hay una ruptura en el Ejército, de alguna forma se negaron a reprimir?
-Yo creo que sí, creo que sí. Y eso responde a una fractura que ya viene de antes. Recordemos que cuanmayor
do el Congreso del partido, el entonces ministro de las FF.AA. fue relevado sin ninguna explicación seria. Eso es un índice de cierta fractura al interior de los mandos militares y los mandos del Ministerio del Interior. No todos están de acuerdo en que la salida a la situación actual tenga que ser con mucha más represión.
-¿En el Ejército, en el gobierno, la familia Castro?
-Creo que atraviesa todos estos sectores, desde lo militar hasta la familia, hasta la cúpula del gabinete mismo de Díaz-Canel. Él es un burócrata que ha ocupado la jefatura del Estado porque no tiene visión de Estado. Creo que alrededor de él se ha creado un grupo de gente que también piensa, quizás no en la misma dirección que él. Por eso yo creo que hubo una marcha atrás que se refleja en cómo el discurso de Díaz-Canel se fue moderando del domingo a ayer miércoles.
-¿Puede haber un cambio dentro del régimen?
-Creo que habrá un intento de diálogo, no con nosotros específicamente, sino al interior de ellos. Porque hay un grupo de funcionarios, de gente que creyendo todavía en la narrativa de la revolución, creen que hay que tener una visión mucho más flexible, estableciendo límites entre mercenarios al servicio del imperialismo y revolucionarios auténticos, que quieren mejorar la situación. Cualquiera de esos acomodos verbales, que le vendría bien a cierta élite para tratar de adelantar una agenda de cambio.
-¿Cómo seguirá la protesta?
-Vamos a combinar. Ahora mismo estamos trabajando en lo que llamamos el Consejo para la Transición Democrática en Cuba. Es una serie de organizaciones y de actores, a punto de sacar una agenda y un plan de acción para conectar con la ciudadanía y generar presión desde abajo. Por supuesto, la protesta es parte de este asunto. La Constitución cubana, reconoce en su artículo 56 el derecho a la manifestación pública.
-¿Cuál será el futuro de Díaz-Canel?
-Yo dudo de un cambio inmediato en el rostro del poder. Lo que sí tengo claro es que ya todos son conscientes de que este no es el hombre para liderar los desafíos del país.
-¿Qué significa la reaparición de Raúl Castro en escena?
- Creo se implicará más, aunque sea en la sombra. Saldrá de los descansos prolongados, a los que suele acudir, para tratar de generar una cohesión y confianza en la élite y poder seguir su marcha hacia adelante.
-¿Qué esperan del presidente de EE.UU.?
-Esperamos que retome con una visión crítica, una de las líneas maestras de la política de Barack Obama. Pero con una análisis crítico de esa política.En el sentido de que ahora tome en cuenta los nuevos tiempos, los desafíos globales. Eso tiene que entrar en la agenda. Yo creo que eso es lo que va a pasar con la administración de Biden. De algún modo se retomarán las remesas, se retomarán los viajes a Cuba, probablemente se abra la embajada y se habla incluso de sacar al gobierno cubano de la lista de estados terroristas.
-¿Cómo se imagina usted la transición
-Yo me la imagino ordenada, con una participación de todos los actores de la sociedad civil. La imagino por un camino institucional, utilizando los resortes constitucionales de la ley, para seguir fortaleciendo y abriendo espacio. Hasta que se llegue a la fase importante de reconocimiento de la diversidad política, de los partidos políticos y a las elecciones libres. No cabe otra opción.
-Hay una nueva generación de las redes que ya no cree en el mito. ¿Ellos no tienen una generación similar, que cree en ellos?
-No, de hecho ahora mismo tuvieron que movilizar a trabajadores del Estado para poder, que casi son todos. Y sin embargo no se compara con la potencialidad mostrada en la calle por la sociedad civil. Diría que 10% es el apoyo que tiene el gobierno en la sociedad. No más. Hay mucha gente pasiva, indiferente a los cambios. Pero hay una dinámica activa de gente, que cree que los cambios deben producirse. Entre un 65 y 70% de la población
-¿Qué opina de la posición de Argentina, que dice que “no sabe lo que pasa en Cuba”?
-No quiere saber porque el gobierno de Argentina es un fuerte aliado hace tiempo del gobierno cubano. Cristina Kirchner estaba aquí, ha pasado vacaciones, su hija estuvo aquí. Cuando los gobiernos no saben es porque los gobiernos no quieren saber. Hay información suficiente para enterarse de lo que está pasando. El gobierno de Alberto Fernández ha hecho una declaración al lado del gobierno. La pregunta que yo siempre me hago es si está apoyando a los que vinieron a Cuba en barcos europeos o los que fueron traídos a Cuba en barcos europeos como esclavos. Fue un mensaje ofensivo, que nosotros sentimos así, al apoyar justamente a los que de alguna manera están aquí reprimiendo a los ciudadanos.
-¿Usted cree que el régimen puede auspiciar otro éxodo como el de Mariel , como una salida a esta crisis, como para desinflarla?
-No creo. No hay conexiones para eso. Los Estados Unidos han enviado un mensaje claro de que pueden interpretar una apertura de esa naturaleza como un acto de guerra. Y ahora también, las condiciones de la pandemia no lo permitirían. No no creo que esta vez esa salida esté en el horizonte para el gobierno.w
Creo que hubo gente en la cadena de mando diciendo ‘ese no es el camino’, después que se llamó a una parte del país contra la otra”
El Gobierno argentino es un fuerte aliado del cubano. Cuando los gobiernos dicen que no saben es porque no quieren saber”