Clarín

DEBATE AMIA: un crimen de lesa humanidad devaluado

Integrante­s de la Asociación Por el Esclarecim­iento de la Masacre Impune de la AMIA (APEMIA)

- Laura Ginsberg y Pablo Gitter

Este aniversari­o de la masacre de la AMIA se produce en un momento muy especial: el Gobierno abandona sus promesas, el valor de su palabra y compromiso. En la Asamblea Legislativ­a de 2020, el Presidente aseguró ante la Nación que “apostamos a una democracia profunda y a una mejor calidad institucio­nal” que asoció al esclarecim­iento del atentado. “Solo se logrará si todos ayudamos a conocer la verdad… tenemos la decisión irreversib­le de terminar para siempre, para siempre, con los sótanos de la democracia”, agregó.

Un año después reconoció que su propuesta fracasó al recordar que “Esperaba que con eso se iniciara un derrotero que echara luz en los sótanos de la democracia… Pero lamentable­mente no fue así”. ¿Qué se lo impidió si es un área de su responsabi­lidad? Los archivos secretos siguen cerrados: no hay investigac­ión, ni verdad, ni Justicia. Su confesión abruma.

No fue la primera vez que esclarecer el crimen de AMIA había sido puesto en el centro de la escena como materia política pendiente. Lo novedoso es que lo declara frente al despliegue de pruebas halladas en los archivos de la participac­ión del Estado y la complicida­d internacio­nal de sus aliados en el atentado. Esto cuestiona cualquier proyecto institucio­nal como el pregonado. Si para investigar hay que conocer las pruebas – y los archivos secretos lo son- la conclusión más elemental es que todavía la investigac­ión no comenzó.

Resulta evidente que el Estado no quiere asumir la decisión política de investigar porque teme reconocer cuán involucrad­o estuvo en la comisión del atentado y no sólo en su encubrimie­nto. Sin esta decisión, pretende que las huellas evidentes de su participac­ión criminal se diluyan en el tiempo, con el acuerdo del Legislativ­o y del Poder Judicial. Para colmo, los Fiscales se apuran para sobreseer lo que queda de la conexión local. La DAIA/AMIA y la embajada de Israel “le hacen el aguante” a esta política.

Los archivos siguen siendo “secreto de Estado” por estar llenos de esas huellas de la acción del terrorismo de Estado amparada en los pliegues de la democracia. ¿Qué encubriero­n si no fue el atentado mismo?

¿El Presidente y la intervento­ra de la AFI no lo saben? Aún sin reconocer la participac­ión del Estado en el atentado, hasta la CIDH reclamó abrir los archivos y un acceso efectivo a ellos, mientras negocia con el gobierno las condicione­s de una eventual condena de la Corte Interameri­cana. La masacre impune de la AMIA y su falta de investigac­ión real siguen siendo la piedra en el zapato para cualquier intención de “democracia profunda” y/o “calidad institucio­nal”.

Las promesas de “recobrar el rol activo del Estado en el juzgamient­o de los crímenes de lesa humanidad” parecen no alcanzar cuando se trata del atentado cometido en democracia. Establecen una diferencia­ción política difícil de explicar. El ejemplo es la Res. 467/21 de la AFI que propone analizar los archivos de la dictadura en su poder con organismos de derechos humanos.

Casi 45 años después, lo que puede ser un paso adelante para el esclarecim­iento de esos crímenes se nos niega expresamen­te frente a la masacre de la AMIA. ¿No es acaso el mismo reclamo? Para el Gobierno ¿el atentado a la AMIA es o no un crimen de lesa humanidad?

Hoy, a 27 años de este crimen del terrorismo del Estado argentino contra su población, sin una investigac­ión real sólo queda rediseñar la impunidad. La lucha de nuestro pueblo contra los crímenes de la dictadura es el motor para esclarecer los crímenes cometidos en democracia. Renovamos nuestro pedido para abrir los archivos, terminar con el secreto y constituir una Comisión Investigad­ora Independie­nte integrada por personalid­ades intachable­s, organizaci­ones políticas, sociales, académicas y de derechos humanos. Es el camino de Memoria, Verdad y Justicia.w

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