Apuntado
Rubén “La Chancha” Ale y su hermano Ángel "El Mono" Ale, con penas de 10 años por lavado y otros delitos.
Se trata de un ex jugador de fútbol vinculado al club que manejaba el clan Ale. La Justicia de Tucumán le revocó su absolución. Habría participado del blanqueo de dinero.
El fallo tiene 320 páginas, llegó sobre el filo de la feria judicial de mitad de año y tal vez marque un antes y un después en la Justicia de Tucumán: por unanimidad, la Sala II de la Cámara de Casación Penal de la Nación confirmó todas las condenas impuestas a la banda liderada por los hermanos Rubén Eduardo “La Chancha” Ale (61) y Adolfo Ángel “El Mono” Ale (66).
Ambos, al igual que otros 11 miembros de la organización, fueron encontrados culpables de lavado de dinero proveniente de una larga lista de delitos que van desde la “usura”, “extorsión” y “explotación económica del ejercicio de la prostitución" hasta el comercio de drogas.
“La Chancha” y “El Mono” -en calidad de jefes- recibieron en 2017 una pena de 10 años de prisión. La mayoría del tiempo que duró el trámite del expediente (abierto en 2013) no estuvieron en la cárcel. Lograron cumplir la prisión preventiva en sus casas o en alguna institución sanitaria, alegando problemas de salud.
En ese aspecto, el fallo de Casación no va a cambiar nada ya que actualmente gozan de “libertad condicional” al haber cumplido las dos terceras partes de la condena.
Lo que hicieron ahora los jueces de Casación Alejandro Slokar, Carlos Mahiques y Guillermo Yacobucci fue darle la razón en su apelación a los fiscales Pablo Camuña y Agustin Chit y a los abogados querellantes por la Unidad de Información Financiera (UIF), Martín Olari Ugrotte y Gabriel Merola.
En síntesis, confirmaron todo el fallo dictado el 18 de diciembre de 2017 por el Tribunal Federal de Tucumán, pero además agregaron una frutilla a la torta: revocaron la absolución de Oscar Roberto Dilascio (54), un ex jugador de fútbol vinculado al club San Martín de Tucumán, entidad que los Ale controlaban.
A traves de la sociedad “La Gerenciadora del Norte”, Dilascio, un hombre ligado a Rubén Ale, habría participado del blanqueo de dinero usando como método la compraventa de futbolistas y también de colectivos, negocio que quedó acreditado con documentos. Había zafado, pero ahora Casación dio vuelta por completo su situación procesal.
Dice el fallo de la Sala II, casi sobre el final: “Anular el punto dispositivo XV de la sentencia impugnada en cuanto absolvió a Roberto Oscar Dilascio, apartar a los magistrados intervinientes y remitir la causa a su origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento de acuerdo a derecho”.
El poder del Clan Ale en Tucumán se consolidó a lo largo de décadas. Ese poder les permitió enriquecerse y lavar el dinero que habían obtenido en negocios ilegales: la prostitución, la usurpación de terrenos, la extorsión, los manejos del club San Martín.
Sus relaciones carnales con las autoridades de todo tipo -policiales, políticas, judiciales- también fueron subrayadas por los jueces de Casación: “La circunstancia de la inexistencia de progreso en el fuero provincial, lejos de evidenciar una situación de inocencia, brinda entidad a las cuestiones señaladas, pues parte de las maniobras que empleaba esta organización criminal incluía un plan de impunidad en el plano local”, dijeron los jueces de la Sala II y agregaron: “Surgieron datos de relación con agentes estatales".
El hecho de llevar a juicio al Clan Ale fue un esfuerzo tremendo para la fiscalía y la querella. De hecho, al momento del debate, con 16 acusados, fue “el mayor juicio por lavado de activos de la historia argentina”.
El juicio oral contra los Ale duró un año. Durante sus alegatos, el fiscal federal Pablo Camuña argumentó que se había probado “la existencia y el funcionamiento de una vasta organización criminal, histórica en la provincia, que desarrolló planes delictivos durante más de una década”.
El fiscal Camuña había solicitado que se condenara a los hermanos Ale, acusados de liderar la “asociación ilícita y lavado de activos”, a 13 años de prisión y que los bienes decomisados, entre ellos 60 armas y 5.500 proyectiles, fueran entregados a fuerzas de seguridad para la lucha contra el lavado de activos, la criminalidad económica y el crimen organizado.
La causa contra el Clan Ale había comenzado en febrero de 2013 a raíz de un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) efectuado luego de una presentación de Susana Trimarco, madre de María de los Ángeles “Marita” Verón, cuyo paradero se desconoce desde que fue secuestrada en abril de 2002 para obligarla a ejercer la prostitución en La Rioja, según dio por probado la Corte Suprema de Justicia tucumana.
Para la UIF, también lavaron plata de múltiples negociados con el fútbol, ya que “La Chancha” fue durante años dirigente del Club Atlético San Martín de Tucumán. Es más, solicitaron al tribunal que envíe a la jueza federal de Capital María Romilda Servini la declaración de María Jesús Rivero, donde habla sobre cómo la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) negociaba con los cheques entregados a los clubes, con fecha diferida.
Ahora, el proceso contra los Ale dio otro paso, el de Casación. Sin embargo, a los acusados aun les queda intentar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación revise la sentencia. Por eso, al menos en los papeles, la guerra aún no terminó.w