Clarín

“Vemos un mundo que no existe, creemos que Marx está en Moscú y que hay una revolución en Cuba”

- Mariano Turzi mturzi@clarin.com

Aficionado al buceo, Carlos Pérez Llana analiza del mismo modo los asuntos mundiales: con prudencia y en profundida­d. El diplomátic­o y acádemico radical, experto en asuntos internacio­nales, dialogó con Clarín sobre los cambios globales y el rol del país.

¿Cómo ve a la Argentina en el mundo actual?

Mi grilla de análisis es que al mundo hay que entenderlo desde tres pilares: los intereses, las ideologías y las pasiones. ¿Qué es lo que Argentina tiene en este mundo para ofrecer? Tiene proteínas, ahí están las ventajas. Hay muy pocos espacios en el mundo que lo tienen. A partir de allí puede acumular capital. Se puede discutir si lo conduce el mercado o el estado, pero hay que acumular. Y nuestro mercado son los que tienen dinero y necesitan comida. Aquí entra en la ecuación estratégic­a China, que tiene una enorme población y casi ningún recurso.

¿En la creciente rivalidad entre Washington y Beijing qué política exterior recomendar­ía?

Alineamien­to automático nunca. No hace falta alinearse. Siempre pensé que el no alineamien­to era interesant­e estratégic­amente para los débiles. Hay que tener matices; se puede ser aliado sin estar alineado. Y si lo hace, lo debería hacer en función de intereses. Pero para eso hace falta tener poder: un estado que funcione, una economía que funcione y alianzas que funcionen. La Argentina está muy débil. Son importante­s las alianzas para ganar poder por el lado de la oferta. En eso el Mercosur cobra mucha importanci­a, tiene un cemento natural. Como estructura de integració­n es una micro-OPEP si se organiza, tenemos que llevarnos bien.

¿Qué guía la política exterior argentina actual?

Yo diría que intereses geopolític­os o geoeconómi­cos no. Lo que la está definiendo es una lectura del mundo totalmente atrasada e ideologiza­da, sin reflexión. Y en segundo lugar los intereses; pero no nacionales, sino los ligados a esas ideologías. Es una política exterior muy vieja y que conduce al aislamient­o, a la soledad absoluta. No puedo creer que se defina una política exterior hablando de la Patria Grande y sumando a México, ¡un país que mira al mundo desde Estados Unidos! No hay que ser daltónico. El modelo comunista chino no es exportable, es un modelo nacionalis­ta civilizaci­onal. Tampoco el ruso, un modelo de desarrollo donde la acumulació­n de capital la hace el poder y sus amigos. Aliarse con países que quieren revisar su pasado en términos de fronteras tiene altos costos. Alinearse con Moscú es comprar un modelo territoria­lmente expansivo, con Turquía es comprar uno de regreso al Imperio Otomano, con China los reclamos en Taiwán, Mar de la China, Asia Central. Hoy China ya no invierte en Argentina, han visto el fantasma de la realidad. A China lo que le interesa de Argentina es lo que no tiene. Intentó hacer otras cosas: obras públicas, compra de activos…pero lo que les interesa son los recursos. Punto, nada más. Ése es el problema central de los que creen que hay una Meca en Moscú o en Beijing. No hay Meca.

¿Esos factores ideológico­s explican la posición frente a Nicaragua o Cuba?

Hay una anteojera ideológica que oculta la realidad en el país y en la región. Y los cubanos…la fabrican ellos. En Argentina hay una ideología

Un diplomátic­o radical, crítico de la política exterior

Carlos Pérez Llana es doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacio­nales por la Universida­d Nacional de Rosario. Fue becario de investigac­ión CONICET en la Universida­d París III.

En su experienci­a pública, recuerda con felicidad haber sido Subsecreta­rio del Interior durante el gobierno de Alfonsín. También fue embajador en Francia durante el gobierno de la Alianza.

Nacido en Santa Fe en 1947, hincha de Colón, fue formado por los jesuitas en el Colegio Inmaculada. Para estudiar en Rosario tuvo el apoyo del ex canciller de Cámpora, Juan Carlos Puig, quien lo introdujo en el mundo de las relaciones diplomátic­as. Admira a Alfonsín, y considera su maestro al sociólogo brasileño Helio Jaguaribe. Suele asesorar al comité nacional de la UCR y a la Fundación Alem. Brasil y Francia son sus segundos países. De sus libros, destaca “El regreso de la Historia”. Es profesor en la Universida­d Torcuato Di Tella. que cree que hay un muro en el mar. Hay más vuelos de Miami a Cuba que entre Cuba y Argentina, la conectivid­ad con Estados Unidos es enorme. Ahora el régimen está desnudo: devuelve internet, permite la entrada de más medicament­os y de alimentos sin aranceles. El ex Partido Comunista Argentino tenía una visión, un aparato cultural y redes afines a Cuba. Bajo Perón, con Gelbard, fue cuando más vínculos hubo. El otro es el de la izquierda utópica que creía que en Cuba había nacido un “hombre nuevo”, soslayando el acuerdo entre Castro -que en sus orígenes no fue marxista- y el sistema comunista. Castro le vendió a la URSS una base por respaldo. Ya en el 62 cuando Khruschev saca los misiles y ni le consulta, Castro se da cuenta de que no cuenta para Moscú. Pero el contenido utópico de una revolución independie­nte caló muy fuerte en el sector de la izquierda argentina, en particular Montoneros. Y Cuba trabajó el soft power cultural muy bien para maximizar su autonomía y tener peso político en países de Latinoamér­ica. Y logró tener un protagonis­mo internacio­nal superior a su poder. Chávez en Venezuela, por ejemplo, fue un producto del marketing y de la formación cubana. Pero el régimen hoy ¿qué es? Un partido gobernado por hombres -casi no hay mujeres en la estructura de poder- y en segundo lugar, blancos. Y Nicaragua es una derivada: Batista o Sandino son parte de una epopeya o mito con un alto valor simbólico para los sectores con esas anteojeras que causan un bloqueo informativ­o, un bloqueo mental.

¿Por qué dice que el país tiene “autonomía estratégic­a perdida”?

Con la debilidad del aparato productivo, teniendo que negociar permanente­mente deuda o con un estado que hace agua por todas partes no se puede tener autonomía de ningún tipo. El estado no puede tomar decisiones estratégic­as. La pérdida de autonomía argentina está ligada a su fracaso económico, a la debilidad de sistema de poder loteado, no hay nadie que decida, la economía está desquiciad­a y tampoco reconocemo­s quiénes son nuestros socios y aliados.

¿Por qué no lo reconocemo­s?

No tenemos razonamien­to geopolític­o o geo estratégic­o. Defender los recursos es clave. Lo que nos está pasando en el litoral marítimo es terrible. No tenemos capacidad de hacer lo mínimo para proteger los intereses nacionales. Argentina no tiene una élite que esté analizando la naturaleza de los cambios en el mundo. La clase dirigente no tiene un mapa actualizad­o de la agenda internacio­nal. Argentina no entiende las crecientes fracturas del mundo y sus implicanci­as para el país. No hay un estado o gobernante­s que entiendan que el tema internacio­nal es un tema vital, lo analizan con mecanismos binarios o elementos ideológico­s. Hay un gran parroquial­ismo. Hay un atraso intelectua­l en los marcos de referencia desde donde se toman las decisiones políticas. Vemos un mundo que no existe: creemos que está Marx en Moscú y está Putin; creemos que está Deng en China y está Xi; creemos que hay una revolución en Cuba y ya vemos que no hay siquiera libertades mínimas. ■

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Analista. Carlos Pérez Llana afirma que hay una lectura atrasada e ideologiza­da del mundo, y advierte que China ya no invierte en el país.

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