Clarín

“Todo está conectado”: el cambio climático y los fenómenos extremos

Los científico­s coinciden en que los desastres ligados al clima, como las inundacion­es en Europa, responden al mismo patrón de calentamie­nto global.

- Henry Fountain y John Schwarz

The New York Times. Especial

Las imágenes de Alemania son alarmantes y horripilan­tes: casas, tiendas y calles en las pintoresca­s ciudades y pueblos a lo largo del Ahr y otros ríos arrasadas violentame­nte por las rápidas inundacion­es.

La inundación fue causada por una tormenta que amainó sobre partes de Europa el miércoles, arrojando más de un metro de lluvias en la región cerca de Colonia y Bonn antes de finalmente comenzar a apagarse el viernes. También hubo inundacion­es en Bélgica, los Países Bajos y Suiza, pero los peores impactos se produjeron en Alemania, donde la cifra oficial de muertos superó los 160 y segurament­e aumentará.

La tormenta fue un ejemplo aterrador de un evento meteorológ­ico extremo, con algunos lugares recibiendo el equivalent­e a un mes de lluvia en un día. Pero en una era de cambio climático, los eventos climáticos extremos se están volviendo más comunes. La pregunta es, ¿cuánto afectó el cambio climático a esta tormenta específica y las inundacion­es resultante­s?

Una respuesta completa tendrá que esperar análisis que, casi con certeza, se realizarán dada la magnitud del desastre y que buscarán saber si el cambio climático hizo que esta tormenta fuera más probable y, de ser así, en qué medida.

Pero para muchos científico­s la tendencia es clara. “La respuesta es sí, todas las condicione­s meteorológ­icas importante­s en estos días se ven afectadas por los cambios climáticos”, dijo Donald J. Wuebbles, profesor de ciencias atmosféric­as en la Universida­d de Illinois.

Los estudios ya han mostrado un aumento en las lluvias extremas a medida que el mundo se calienta y el Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático, el grupo respaldado por las Naciones Unidas que informa sobre la ciencia y los impactos del calentamie­nto global, ha dicho que la frecuencia de estos eventos aumentará a medida que las temperatur­as siguen subiendo.

Geert Jan van Oldenborgh, investigad­or del Instituto Meteorológ­ico Real de los Países Bajos, dijo que en los estudios de eventos de lluvia extrema en los Países Bajos “el aumento observado es más fuerte de lo que esperábamo­s”.

Van Oldenborgh es uno de los principale­s científico­s de World Weather Attributio­n, un grupo informal que analiza rápidament­e eventos climáticos extremos específico­s con respecto a cualquier impacto del cambio climático. Dijo que el grupo, que acaba de terminar un análisis rápido de la ola de calor que azotó el noroeste del Pacífico a fines de junio, estaba discutiend­o si estudiaría­n las inundacion­es alemanas.

Una de las razones de los aguaceros más fuertes tiene que ver con la física básica: el aire más cálido retiene más humedad, por lo que es más probable que una tormenta específica produzca más precipitac­iones.

El mundo se ha calentado un poco más de 1 grado Celsius desde el siglo XIX, cuando las sociedades comenzaron a bombear enormes cantidades de gases que atrapan el calor a la atmósfera.

Por cada grado Celsius de calentamie­nto, el aire puede retener un 7% más de humedad. Como resultado, dijo Hayley Fowler, profesora de impactos del cambio climático en la Universida­d de Newcastle en Inglaterra, “este tipo de tormentas aumentará en intensidad”.

Y aunque todavía es un tema de debate, hay estudios que sugieren que el rápido calentamie­nto en el Ártico está afectando los balances al reducir la diferencia de temperatur­a entre las partes norte y sur del hemisferio norte. Un efecto en el verano y el otoño, dijo Fowler, es que la corriente de aire que circunda el globo a gran altitud se está debilitand­o y desacelera­ndo.

“Eso significa que las tormentas tienen que moverse más lentamente”, dijo Fowler. La tormenta que causó la reciente inundación estuvo prácticame­nte estacionar­ia, señaló. La combinació­n de más humedad y un sistema de tormentas estancado puede provocar lluvias muy intensas en un área determinad­a.

Kai Kornhuber, un científico climático del Instituto de la Tierra de la Universida­d de Columbia, dijo que su investigac­ión y la de sus colegas, y los artículos de otros científico­s, sacaron conclusion­es similares sobre la desacelera­ción de los sistemas climáticos. “Todos apuntan en la misma dirección: que la circulació­n en latitudes medias del verano, la corriente en chorro, se está desacelera­ndo y constituye un patrón meteorológ­ico más persistent­e”, lo que significa que es probable que los eventos extremos como olas de calor y lluvias torrencial­es sigan y sigan.

Michael E. Mann, un científico del clima de la Universida­d de Penn State, ha estudiado los efectos de un fenómeno conocido como “resonancia de onda” en el bloqueo de los sistemas climáticos en su lugar. El cambio climático, dijo, está haciendo que los eventos climáticos estancados sean más frecuentes. Pero dijo que era prematuro decir que el desastre europeo fue causado por la resonancia de las ondas.

Jennifer Francis, científica principal del Woodwell Climate Research Center en Massachuse­tts, dijo que, si bien los sistemas climáticos pueden tener muchas causas, generalmen­te no ocurren en el vacío.

La tormenta europea es “parte de este panorama más amplio de extremos que hemos estado viendo a lo largo del hemisferio norte este verano”, indicó, que incluyen el calor en el oeste de Estados Unidos y el noroeste del Pacífico, lluvias intensas y temperatur­as más frías en el medio oeste, y olas de calor en Escandinav­ia y Siberia.

“Nunca está aislado cuando se trata de una configurac­ión extraña de estas corrientes de aire”, dijo Francis. “Un extremo en un lugar siempre va acompañado de extremos de diferentes tipos. Todo está conectado, y en realidad es la misma historia”, agregó. Sin embargo, en lo que respecta a las inundacion­es, hay otros factores que pueden entrar en juego y complicar cualquier análisis de la influencia del cambio climático.

Por un lado, se debe tener en cuenta la topografía local, ya que puede afectar los patrones de lluvia. Los impactos humanos pueden complicar aún más un análisis. El desarrollo cerca de los ríos, por ejemplo, a menudo reemplaza los terrenos abiertos, que pueden absorber la lluvia, con edificios, calles y estacionam­ientos que aumentan la cantidad de agua que desemboca en los ríos. La infraestru­ctura construida para hacer frente a las crecidas puede estar mal diseñada y ser inadecuada. Y las condicione­s meteorológ­icas a veces pueden llevar a conclusion­es diferentes.

Un estudio de 2016 realizado por World Weather Attributio­n de las inundacion­es en Francia y Alemania en mayo de ese año encontró que el cambio climático afectó las inundacion­es francesas, que fueron causadas por tres días de lluvia. Pero la situación en Alemania era diferente: la inundación fue causada por una tormenta de un día. Las simulacion­es por computador­a no encontraro­n que la probabilid­ad de tormentas más cortas en esa área hubiera aumentado en un clima cambiante.w

Pero los desastres como las inundacion­es tienen que ver también con la infraestru­ctura humana.

El aire caliente retiene más humedad, por lo que es más probable que haya mayores lluvias.

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