Por crisis y cuarentenas, Mar del Plata pasa del shopping al trueque sin escalas
Funciona la feria de la subsistencia en una ciudad que cerró 200 hoteles y cientos de comercios.
Hay una plaza en Luro y Dorrego a la que no le queda un metro cuadrado de césped, y difícilmente vuelva a germinar en mucho tiempo. Paulatinamente, lo que nació como un encuentro de trueques para pocos, devino en pasillos hechos de decenas de mantas y tarimas dispares. Dos días por semana, unas 1.500 personas intentan vender lo que sea: jeans usados, zapatos desgastados, herramientas recuperadas, juguetitos de la Cajita Feliz. La llaman “la feria de la subsistencia”.
Si un encuestador del INDEC consultara a alguno de esos vendedores y este le dijera que el martes -día de feriaestuvo atendiendo su manta en la plaza, su caso sería relevante en el número final de la tasa de desempleo. Un número que se redujo como hace tiempo no ocurría, pero que bien podría no estar reflejando la realidad de una ciudad que la última medición ingresó en el podio de la indigencia: el 10,8% de la población no cubre las necesidades mínimas.
Los ocupados, según el último índice, son aquí 279 mil personas y entre ellas, además de aquellas que trabajan en relación de dependencia o son monotributistas, están incluidos también el mantero, la vendedora de carilinas o quien cocina viandas. Para el INDEC, ellos no son desocupados. Así los cálculos, Mar del Plata arrojó en la última medición un 9,4% de desocupación para el primer trimestre del año, cuando la ciudad tuvo su inusual temporada de verano en pandemia; son 29.000 personas desempleadas, las que no tienen trabajo o que activamente están en procura del alguno. La pobreza es del 41,1%; la indigencia, del 10,8%.
Eugenio Actis Di Pascuale dirige el Grupo Estudios del Trabajo -GrETde la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Revela que desde la recesión de 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri, “existe desaliento en el mercado de trabajo. Esto se exacerbó a partir de la pandemia.
Fernando Muro, secretario de Producción de la comuna, señala: “Sabemos lo que cuesta conseguir un trabajo y por eso lanzamos varios programas desde el municipio”.
La ciudad turística padeció los nueves meses de parate total del 2020 y todavía, aun cuando el turismo está permitido, arrastra consecuencias. Hay más de doscientos hoteles cerrados. “Pronto no habrá que contar cuántos cerraron, -dice a Clarín Jesús Osorno, histórico hotelero marplatense-, más simple será enumerar los que quedaron abiertos”. Está en disponibilidad poco más de la tercera parte de las 55 mil plazas que tuvo Mar del Plata hasta marzo de 2020.
Hubo un verano que no llegó a funnieron cionar a media máquina, protocolarizado, apenas al 30%. Ya en febrero, con un clima pésimo, se redujeron planteles de trabajo, se suspendieron empleados temporarios y por la merma de público y la suba de costos, la mayoría vislumbró este duro invierno.
Osorno es el vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica (AEHG) y su vida transcurrió en un hotel. El Osorno, de su padre, Raimundo, fue inaugurado en 1959. Allí vivió. Luego, en el mismo sitio en la calle Moreno, en el centro, surgió el Hotel Tronador. Tras el fallecimiento de su padre, él y su hermano lo ampliaron y lo convirtieron en un elegante 4 estrellas. Lo llevaron a 130 habitaciones, las mismas que tiene hoy y que fuera de temporada las ha llegado a mantener prácticamente inactivas: hubo fines de semana en los que sólo tuvo ocupadas 7 habitaciones.
“Hay preocupación por la salud pero no por las fuentes de trabajo”, critican desde el sector hotelero ante la falta de respuesta del gobierno bonaerense al pedido de eximición del impuesto inmobiliario. “Lo que se trabajó en temporada no alcanza para cubrir los gastos, cubrir los meses de deuda. Hubo moratorias, que vibien, pero hay que pagarlas, son una deuda más, y hay que sumar alquiler, sueldos; el ATP ayudó mucho, pero detrás hay cargas sociales, ART, cuotas sindicales”, explica Eduardo Mayer, presidente de la UCIP (Unión del Comercio, la Industria y la Producción), destacando “la importancia del turismo y el derrame que genera”.
Como hoteles, hay cientos de locales con las persianas bajas, muchas en forma definitiva. “Esperemos que podamos ir levantando de a poco para poder llegar a los niveles normales que Mar del Plata tiene”, dijo Mayer, y auguró para “esta ciudad reluciente” unas vacaciones de invierno que al comercio le sirvan para afirmarse y llegar al verano.
Para Miguel Guglielmotti, secretario general de la delegación local de la CGT, “en el primer trimestre bajan los porcentajes a causa de la temporada estival”, aunque aclara que la última “no fue gran generadora de puestos de trabajo”. Hay 80 hoteles sindicales cerrados y sectores muy castigados como el gastronómico, clubes, gimnasios y el mismo comercio”. La medición del segundo trimestre, dice, “arrojará un escenario más complejo”. Evaluó la actividad de industrias claves de Mar del Plata: “El puerto ha funcionado bien”.
La industria textil está en un proceso de reacomodamiento, “ha tenido una lucecita de expansión”, asegura Guglielmotti. Mejor lo explica el presidente de la Cámara Textil, Juan Pablo Maisonnave, desde la fábrica de Rafaelli Giardino, en la avenida Juan B. Justo. “El de la pandemia fue un año de transición. El 20 de marzo se declaró y ya muchos habían comprado el stock para el invierno que luego no pudieron vender. Así, para el invierno 2021 no irían a demandar lo mismo. La nuestra es una actividad de mucha planificación, es fundamental: ahora ya pensamos en la temporada 2022”.
El sector comercializó menos, pero “lo último que trata al ajustar es en el recurso humano, se cuida la mano de obra que es altamente calificada”.