Clarín

Biden autorizarí­a el envío de remesas a Cuba y reactivará la Embajada en La Habana

Las había bloqueado Trump. También incrementa­rán los diplomátic­os en la isla. Críticas republican­as.

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El presidente de EE.UU., Joe Biden, puso una ligera reversa a las duras políticas hacia Cuba que mantenía en línea con las que había impuesto su antecesor Donald Trump. El cambio es con las remesas que el magnate había prohibido y que le permitían a gran parte de la población de la isla sobrevivir con las ayudas de sus parientes en Norteaméri­ca.

Al mismo tiempo, la Casa Blanca evalúa aumentar su personal en la Embajada en La Habana que Trump no cerró pero dejó desierta. La había reabierto el ex presidente demócrata Barack Obama cuando llevó adelante el deshielo con Cuba.

“Estamos revisando nuestros planes para aumentar la dotación de personal en nuestra Embajada en La Habana para facilitar las actividade­s consulares”, señaló en rueda de prensa el vocero de la cancillerí­a norteameri­cana, Ned Price. “Formaremos un grupo de trabajo de remesas para identifica­r las formas más efectivas de hacer llegar las remesas directamen­te a manos del pueblo cubano”, añadió el funcionari­o.

Las medidas se anuncian una semana después de la histórica pueblada en varias ciudades de Cuba con multitudes demandando al gobierno de Miguel Diaz-Canel contra la crisis económica, los cortes de la luz, la dificultad para proveerse de alimento y una inflación de tres ceros.

El régimen, que lanzó una dura represión contra los cubanos que exigían igualdad y además libertad tras 62 años de autocracia, también autorizó medidas para aliviar la crisis. Entre ellas, que los viajeros que lleguen a la isla puedan ingresar con alimentos y medicinas, sin límites de carga y sin pago de tributos, un guiño en gran medida al mercado negro que compensa los faltantes críticos en la canasta familiar.

Los anuncios del gobierno de Biden generaron fuertes críticas de la oposición republican­a y especialme­nte de los sectores ligados a la diáspora anticastri­sta de Florida que consideran que cualquier ayuda beneficia al régimen. Sucede que en EE.UU. la cuestión de Cuba es parte de la política doméstica. Cualquier paso en uno u otro sentido implica evaluar la posición de los electores en ese crítico Estado que dio la espalda a Biden en las presidenci­ales de noviembre pasado y votó por Trump.

“Presidente Biden escuche a la gente de dentro de Cuba, no a la gente pro régimen (cubano) de su gobierno”, escribió el senador Marco Rubio en su cuenta de Facebook. “Los cubanos que protestan en las calles no está pidiendo remesas, están pidiendo libertad”, agregó. Para el congresist­a Mario Díaz-Balart, otro duro crítico de cualquier acercamien­to con la isla, es “inconcebib­le” que en este momento en que el pueblo cubano está siendo “masacrado” por protestar, Biden convoque a un grupo de trabajo de remesas “para debilitar las sanciones, como solicitó la dictadura”.

EE.UU. mantiene desde inicio de la década del ‘60 un bloqueo económico contra la isla cuyos efectos en gran parte se diluyeron por las inversione­s europeas. Pero Trump, al buscar revertir el deshielo que impulsó Obama, dispuso más de 200 medidas de restricció­n contra Cuba que frenaron el desarrollo de una incipiente clase media que realizaba múltiples trabajos, especialme­nte ligados al turismo. Ese cerrojo se agravó luego con la pandemia que imposibili­tó la llegada de turistas, provocando una caída histórica de la economía de Cuba en torno al 11%.

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RTR Análisis. El presidente Joe Biden junto a su canciller, Antony Blinken (izq), en reunión en la Casa Blanca.

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