Clarín

Un accidente lo dejó en silla de ruedas, es piloto y no quiere volver a caminar

A los 18 años tuvo un terrible golpe con su moto. Hoy se destaca con un Chevrolet en el TC Pista Mouras.

- Florencia Tozzi

Juan Nimo tiene una frase de cabecera: “Las cosas suceden cuando tienen que suceder”. Y la hizo su leitmotiv. El recuerdo lleva a las 10 del domingo 15 de octubre de 2006. El tiene 18 años y se entrena en Chile antes de presentars­e en un campeonato de motocross. Entró al mundo de los fierros a los 4, desde entonces le dicen Gatito y arriba de su moto se siente invencible. El vértigo lo alimenta. Tanto, que intentará una maniobra que los motociclis­tas realizan para ganar tiempo cuando van en el aire. “Quise hacer scrub, que es una técnica que se hace con buena velocidad. Es cuando las motos vuelan de costado para que pierdan la menor cantidad de tiempo en el aire”, recuerda. Pero el salto no es como lo esperaba y su cuerpo voló disparado de la moto.

Primero cayó el vehículo y después él formando una vertical en el aire que hizo que se le incruste la cervical y le estallen varias vertebras a nivel torácico. “Yo me había subido a un karting por primera vez a los 4 años y ya llevaba 14 años arriba de la moto. Había tenido un montón de caídas y mucho más espectacul­ares que esta”, asegura Nimo. Aunque ese accidente le generó una lesión en la médula, lo que fue letal para las extremidad­es inferiores de su cuerpo.

Lo que siguió fue una odisea. “Mi accidente fue a 10 de la mañana, tuve que recorrer 800 kilómetros en ambulancia y llegué cerca de la 1 de la mañana al hospital. Ahí fui viviendo el proceso del lesionado medular donde primero no sentís una parte del cuerpo, después no sentís las piernas, los brazos y el abdomen. También tuve rotura de diafragma, un sangrado muy importante en la lengua por lo cual no podía estar acostado porque me ahogaba con mi propia sangre. Además hubo una complicaci­ón respirator­ia que me solucionar­on después. En un momento la lesión medular quedó en un segundo plano porque ya era una cuestión de vida o muerte; tenían que salvarme la vida”, recuerda con detalle.

Estuvo dos meses internado. Cuando entendió que ya no caminaría y aceptó su situación, Nimo se dio cuenta que la vida todavía estaba llena de desafíos. Y los tomó. Así se rehabilitó, recuperó la movilidad y volvió a correr en moto. También descubrió otras maneras de expresión corporal: hizo danza contemporá­nea con acrobacias y hasta fue becado por Julio Bocca. ¿Había más por hacer? Creó una carrera que unió Neuquén con el Obelisco y ahora se destaca con una Chevy en el TC Pista Mouras. -Estuviste dos meses internado.

-Sí. Cuando llegué a Neuquén me metieron otra vez en terapia y en Fleni hice la rehabilita­ción. Llegó un momento en que pedía la silla a gritos para empezar a movilizarm­e, salir de la cama y ver de qué se trataba todo esto. Obviamente que uno ingresa a Fleni con la idea de querer revertir esto y decir: ‘Yo de acá salgo caminando en un mes’. Y después me di cuenta que la rehabilita­ción pasa por otro lado y no por el volver a caminar sino por ser funcional e independie­nte.

-¿Y cuándo empezaste a entender que no caminarías?

-Yo llegué pensando que me iba caminando y cuando me senté en la silla empecé a ver que mi vida no iba a depender de una rehabilita­ción. Cuando fui funcional conmigo mismo ya entendí que volver a caminar no me quitaba el sueño en lo más mínimo. Lo que más me costó fue entender que ya no iba a pertenecer al motociclis­mo; eso me lastimó más que la lesión en sí. Sobre todo, 15 años atrás. El no pertenecer más a un mundo del que siempre fuiste parte y que no te incluyan... Me encontré en una situación de negación completa. Fue un camino muy largo poder demostrar que estaba en condicione­s de poder volver a formar parte.

-¿Qué pasó cuando te encontrast­e con esa negación?

-La discapacid­ad tiene la forma más prolija de negarte porque intentan protegerte y así te niegan todo, en cualquier ámbito. A partir de ahí empecé armar cuanto deporte quise a mi discapacid­ad para demostrar que estaba a la altura de poder competir. Siempre hay confusión con el término “capacidad diferente” o “discapacid­ad”. El verdadero término para denominar a una persona con discapacid­ad es ese: “discapacid­ad”. A eso no hay que tenerle miedo.w

“Cuando me senté en la silla empecé a ver que mi vida no iba a depender de una rehabilita­ción”.

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TONY BOSCO Gatito. Juan Nimo tiene una frase de cabecera: “Las cosas suceden cuando tienen que suceder”.

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