Clarín

Las denuncias por “miles de desapareci­dos” agravan la disputa entre EE.UU. y Cuba

Legislador­es bipartidar­ios de Florida presionan para que la OEA investigue “más de 5.000 arrestos y desaparici­ones” tras las protestas. Fuerte desmentida del régimen.

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En un nuevo capítulo de la disputa entre Washington y La Habana, el gobierno de Cuba negó ayer la existencia de desapareci­dos en la isla luego de las masivas protestas del 11 de julio, aunque aún sigue sin dar cifras de detenidos, según informaron medios estatales de la isla. La declaració­n del régimen isleño buscó salir al cruce de crecientes presiones de Estados Unidos ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) para que investigue el tema y reclame la libertad de los arrestados y presos políticos.

El principal ariete de la ofensiva estadounid­ense fueron los reclamos de más de veinte legislador­es demócratas y republican­os del estado de Florida, donde reside la mayor parte de la diáspora cubana, quienes firmaron un documento solicitand­o a la CIDH, que depende de la OEA, para que investigue las denuncias de “miles de desaparici­ones forzadas y violacione­s” en la isla. Los congresist­as recordaron que el pasado 15 de julio el Comité de la ONU contra las Desaparici­ones Forzadas (CED) solicitó a Cuba que tomara medidas urgentes para investigar 187 casos de puntuales de presuntas desaparici­ones.

“Deseamos hacernos eco y sumarnos a estas preocupaci­ones”, señalaron los legislador­es en su nota. “De acuerdo a informació­n en las redes sociales y fuentes de medios independie­ntes, el verdadero número de desaparici­ones y detencione­s de manifestan­tes es probableme­nte más de 5.000, que es mucho más que los 187 casos mencionado­s por el CED”. El último martes, el Movimiento Democracia del exilio cubano en Miami anunció que denunciarí­a a la ONU y la OEA las desaparici­ones de al menos medio millar de jóvenes.

Por su lado, el Departamen­to de Estado prometió ayer sancionar a funcionari­os de Cuba señalados de violacione­s de los derechos humanos durante las protestas.

Al reaccionar ante la ofensiva, el canciller cubano, Bruno Rodriguez, denunció ayer que Washington ejerce “brutales presiones” sobre gobiernos de un grupo de países de la OEA para que se sumen a una declaració­n contra La Habana. Al mismo tiempo, el segundo jefe de la Dirección de Investigac­ión Criminal del Ministerio de Interior, el coronel Víctor Alvarez, rechazó que el régimen comunista mantenga manifestan­tes “desapareci­dos” o los haya sometido a apremios ilegales. “Al igual que las desaparici­ones forzadas, la tortura no es una práctica en Cuba”, aseguró el militar ante la TV estatal.

El funcionari­o desestimó también las listas elaboradas por activistas independie­ntes que circulan en redes sociales con los nombres de personas desapareci­das. A falta de datos oficiales, los activistas han documentad­o más de 500 detenidos, entre ellos varios menores de edad, mientras organizaci­ones religiosas asisten a familiares de los arrestados y salen a la luz duros testimonio­s de personas liberadas los pasados días.

Esta nueva fase de las disputas entre ambos países ocurren horas después de que la Casa Blanca del presidente Joe Biden anunciara que evaluaba reinstalar las remesas de dinero enviadas por cubanos expatriado­s a sus familias en la isla, cortadas por su antecesor, el republican­o Donald Trump.

El líder demócrata también analiza reactivar la embajada de su país en La Habana enviando más personal. La delegación había sido reabierta en la última fase del gobierno de Barack Obama como parte de un deshielo que Cuba también buscó como condición para recibir más inversione­s y reflotar una economía en caída.

Los sectores republican­os opuestos a los anuncios de Biden sostienen que La Habana confiscarí­a las remesas enviadas desde territorio estadounid­ense, evitando que “lleguen de forma directa al pueblo cubano”.

Biden prometió durante su campaña que eliminaría las restriccio­nes al envío de remesas y los viajes a Cuba, pero hasta ahora ha seguido la senda de Trump, temeroso de que un cambio le quite votos en las próximas legislativ­as en ese estratégic­o Estado de Florida, donde ya perdió contra el magnate en los comicios de 2019.

Las protestas del 11 de junio, con el trasfondo de una grave crisis económica y sanitaria por los efectos de la pandemia, incluyeron manifestac­iones pacíficas en reclamo de mayores libertades junto a choques con la Policía y saqueos. Ante ese desafío, el gobierno lanzó una ola de detencione­s que abarcó a opositores y periodista­s independie­ntes. Hace una semana el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, afirmó que los detenidos tendrán “garantías procesales” y que “recibirán la aplicación de las leyes en su justa medida, sin abusos”.w

 ?? EFE ?? Vigilancia. Varios policías de una brigada especial se desplazan por las calles de La Habana para prevenir nuevas protestas y cuando el gobierno niega que haya desapareci­dos.
EFE Vigilancia. Varios policías de una brigada especial se desplazan por las calles de La Habana para prevenir nuevas protestas y cuando el gobierno niega que haya desapareci­dos.

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