Un regreso con sabor a Astor Piazzolla
Excelente
Directora: Andrea Chinetti Programa: Homenaje a Piazzola. Obras: de Ana Itelman y Mauricio Wainrot. Teatro: San Martín, Corrientes 1530 Funciones: sábados y domingos a las 20 hasta el 11 de septiembre.
El Ballet Contemporáneo del San Martín, que dirige Andrea Chinetti, emprendió su regreso al escenario con un programa dedicado a Piazzolla. Un regreso feliz para la compañía, con esa extraña sensación de que el tiempo no había pasado desde la última vez, ¡en 2019!, que el telón de la sala Martín Coronado se alzó en una función del Ballet. Pero sin duda el tiempo ha pasado, el reencuentro tiene toda su fuerza y son comprensibles las lágrimas que no pudo retener la directora Andrea Chinetti. La sala estuvo colmada dentro de los límites que impone hoy, junto con el uso obligatorio de barbijos durante la función: un 50 por ciento de su capacidad total; en este caso, cerca de 500 espectadores. El programa estuvo compuesto por cuatro obras que se presentaron en este orden: en primer lugar Ahí viene el Rey, un solo creado por esa gran coreógrafa que fue Ana Itelman y que formaba parte de la obra Ciudad nuestra Buenos Aires, estrenada en 1968 en el mismo Teatro
San Martín.
Este solo es una síntesis apretada, y al mismo tiempo sumamente expresiva, de un personaje mítico porteño, el compadrito; un “retrato” hecho de gestos mínimos, de acciones muy concentradas, como si este compadrito bailara para sí mismo o como si evocara algo de él que hubiera ocurrido en otro tiempo. La interpretación de Lautaro Dolz en este solo -a la vez sencillo y dificilísimo por el tipo de energía muy controlada que requierefue sobresaliente.
Luego, y en un efectivo contraste, Brenda Arana y Rodrigo Etelechea bailaron el luminoso y estimulante Escualo, una de las escenas de Estaciones porteñas de Mauricio Wainrot. Es un dúo en el que se funden un juego muy fresco y una seducción abiertamente juvenil.
Las dos obras siguientes pertenecen también a Wainrot. Libertango fue estrenada en 1984 en el Hall Central del Teatro San Martín con algunos bailarines de la compañía a los que el coreógrafo había sumado alumnos del Taller de Danza del Teatro. Cuatro estaciones de Buenos Aires (1987) es una obra que, aunque con una temática y un lenguaje emparentados, cala más profundamente en las relaciones que los intérpretes establecen entre sí, en la definición de los diferentes climas de la pieza y en toda la resolución escénica cuya responsabilidad compartió el escenógrafo y vestuarista Carlos Gallardo.w