Clarín

Devuelvan a los chicos a las aulas

- Gustavo Iaies

Escuela de Gestión Educativa -ESEADE. Director del CEP

Miro por la ventana del aula, los chicos esperan a la maestra en una escuela secundaria de la Provincia de Buenos Aires. Los miro y me llama la atención lo que veo. La mayoría de los chicos están con la cabeza baja, no hablan entre ellos, el aula está en silencio. ¿Y los demás? ¿Y el hábito de los chistes, los noviazgos, las historias que eran habituales? ¿La cultura de la escuela dónde está?

La sensación es que los jóvenes siguen solos, que han perdido a los demás en su mundo. Es lo mismo que cuentan los maestros de primaria con el vocabulari­o, hace mucho que no hablan con otros, han perdido palabras.

El daño de la cuarentena excede al tema de los aprendizaj­es, de los saberes que los chicos han perdido, les pegó “a ellos”, a sus hábitos cotidianos, a sus modos de ser, de vincularse con los demás. Están más solos, el año de encierro lo llevan adentro, han perdido juegos, diálogos, aventuras.

Mientras tanto, hay funcionari­os que hablan de parámetros epidemioló­gicos, de indicadore­s utilizados para medir la pandemia,

El daño de la cuarentena excede al tema de los aprendizaj­es y saberes que se han perdido.

¿No se olvidaron de los chicos y chicas, de sus culturas, sus modos de crecer en nuestra sociedad? No necesitan mayor cercanía de la escuela para pensar la situación.

Es un Estado formal que habla y escribe cosas que nadie entiende ni cumple, que no se comprenden en el territorio. Utilizan frases que nadie escucha, que quedan bien para ser dichas, no para indicar prácticas.

La pandemia fue un problema, la cuarentena fue mucho más dura, el costo psicológic­o para los chicos es gigante, es difícil reconocerl­os cómo eran. Las anécdotas de la escuela secundaria, de las bromas a los otros, del desorden de algunas horas de clase, de los planteos de los jóvenes, ya no están.

Nos quejábamos de ellos, y la verdad, que ahora los extrañamos. “Hagan lío” como les dijo el Papa hace un tiempo. Las escuelas deberán recuperar a los jóvenes antes que a los alumnos, debemos encontrarn­os con lo que fueron y después, avanzaremo­s con los aprendizaj­es. Necesitamo­s que se entienda el daño producido, y que eso no continúe.

Que las escuelas estén abiertas, con protocolos, implica aprender un orden, un modo de vivir y estar en el mundo, vincularse con otros, discutir con los demás, vivir en sociedad. Las escuelas deben enseñarnos a vivir, a estar con otros, a construir relaciones, a compartir una sociedad.

Se le ha faltado al respeto a esa escuela pública que hizo crecer al país, que tenía pautas, un orden, que fue “entregado”. En una sociedad en la que el Estado construyó la Nación, el desarme del primero generará un impacto sobre la sociedad, sobre el modo de vivir juntos.

Vamos a “bancar” a la escuela, a los chicos, en la situación en la que los encontremo­s. Que la voz la tengan los que están cerca de ellos. Fijemos metas, horizontes, que vuelva el futuro.

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