La hora del retiro, esta vez, parece que llegó en serio
Paula Pareto siguió los pasos de su hermano menor, Marco, y empezó a practicar el judo con apenas 9 años. Cuando llegó a su primer Juego Olímpico y se colgó una medalla, creyó que su carrera estaba terminada. Lo mismo pensó en Londres y, en su última participación, entendió que el oro era el desenlace perfecto para una carrera excepcional. Pero también se dio cuenta de que, detrás del deseo de relajarse y dedicarse de lleno a la medicina, todavía había un espacio para una meta más. -¿Seguirás luego de los Juegos?
Pareto se queda en silencio. Y responde: “Dije que me iba a retirar después de mi primer Juego
Olímpico y lo repetí en los otros, pero ahora lo digo tal vez con un poco más de ímpetu. Ya tengo una cirugía de columna cervical y 35 años... El cuerpo pasa factura y me queda una vida por delante. Uno tiene que saber hasta dónde puede tirar. Siempre me gustó ir hasta el final y hoy estoy sintiendo que desde lo físico ya estoy llegando. Ojo, llego bien y con lo justo a Tokio, pero no hay que tirar más de la cuerda. Mi idea sí es retirarme como en todos los Juegos pasados, pero habrá que ir viendo. Si pienso que es la última competencia también me da más fuerzas para enfrentarla de la mejor manera, para disfrutarla y para dejar todo”. -También hay algo de cábala.
Se ríe y contesta: “No sé si por cábala, pero por edad corresponde que pueda decirlo muy en serio, ja. Cada vez que lo dije, lo dije de corazón: para mí siempre se terminaba mi carrera deportiva en los Juegos Olímpicos, pero la realidad es que me gusta esto. Es un esfuerzo, sí, pero me encanta poder hacerlo, disfruto de entrenar, de compartir... Entonces es difícil alejarse, pero esta vez espero no faltar a mi palabra. Estimo que va a ser la última competencia, así que voy a darlo todo ahí.
Y el miedo al retiro. “Yo tengo una vida por delante. No me va a quedar un vacío”, asegura.●