Ni los referís ni el VAR, el tema es cómo reaccionamos ante la derrota

Desde que Roma le atajó el penal a Delem, Boca no debería hablar de perjuicio en los arbitrajes. Pero hablar del enojo de Boca es a modo de caso testigo: todos los equipos del mundo han sido perjudicados alguna vez. Y beneficiados otras. ¿Hay alguno habilitado a tirar la primera piedra?

La cuestión no son los referís. Ni siquiera el VAR. ¿Cómo discutir el aporte de la tecnología? Es como negar que el automóvil ayudó al progreso. Ahora, claro, si se maneja a 180 en cualquier lugar, la culpa no es del auto si no de quien está al volante. Con el VAR hay algo parecido.

El tema es cómo se reaccciona ante la adversidad. Las imagenes de jugadores y dirigentes de Boca en los camarines del Mineirao son patéticas. Pocas veces vistas. Y se entiende que se hayan sentido ¿timados? por el arbitraje y luego ¿prepoteados? por la llamada “Seguridad” en los pasillos. El caso es que “entender” es casi palabra melliza de “justificar” y entonces aparece la figura de la víctima. Si me victimizo no soy responsable. Vamos a lo deportivo. El arbitraje fue un desastre en los dos partidos. Sí, a Boca lo perjudicaron. Pero aún así le quedó la instancia de los penales y falló tres de cuatro. Nadie habló de eso. Tampoco se menciona para echar vinagre en la herida sino para ir a la consecuencia final: la derrota. Y cómo nos comportamos ante ella. Es probable que quien suscribe, ante una situación parecida, reaccionara parecido. Nadie desayuna agua bendita. Pero, ¿por qué?

Porque no se tolera perder. Porque nos enseñaron que ganar es lo único que importa y hay que lograrlo como sea. Sólo vale el éxito sin que se acepte la revisión del método, cuál fue el procedimiento. Sobre todo, para qué sirve ganar, qué significa. Como perros mordiéndonos la cola, olvidamos que para que haya un ganador, debe haber un perdedor. Lejos de recapacitar sobre estas cuestiones, aun si hubiera disenso, no sólo se las minimiza, sino hasta se las ridiculiza. Así estamos.●