Cómo hacer un buen risotto
El ingrediente clave de un risotto es usar a un tipo muy desordenado. Ellos son almas penitentes que se la pasan buscando las llaves que tiran en cualquier lado porque en sus almas anida la idea de que “ordenando se gasta tanto tiempo como buscando”, o tal vez más. En el fondo son apostadores que dejan librado al azar la posibilidad de encontrar aquello que necesitan en el momento que lo requieran.
Una salida normal puede ocuparles de dos a cinco minutos para peinarse, y otros cuarenta de buscar las llaves del auto. Pero ellos tienen la curiosa condición de pensar en cualquier cosa mientras las buscan, y al revisar el interior de una cacerola para ver si estaban se les podrá ocurrir hacer un risotto al frutto di mare con una bolsa de almejas que descubrieron cuando buscaban adentro del freezer. El drama es que eso les hace pensar que son creativos, y para demostrárselo a ellos mismos deciden que al risotto le van a agregar champagne, palta y canela. Distraídos con la creación de su receta, las llaves ya habrán pasado varias veces por delante de sus narices sin que él las viera y, chocho por su capacidad creativa pero desesperado por sus resultados, comenzará a dudar de que su postulado de que “ordenando se gasta más tiempo que buscando” sea cierto, sin embargo rescata que fue así que se le ocurrió la receta.
En otro cuarto, sobre la cama, posiblemente estará su pareja esperando, mirando tele, con el juego de llaves alternativo en sus manos, las que el tipo nunca pedirá porque sabe que pedirlas es claudicar, y también que en vez de las llaves encontró almejas. Así se hace un buen risotto.