¿Qué pasó con las PASO?

Las PASO se hicieron para que no pase lo que está pasando: que las candidaturas y listas electorales se definan a puertas cerradas, en conciliábulos entre dirigentes, operadores y punteros, por el dedo o la lapicera de los “grandes electores”, en los despachos oficiales o, en su versión “light”, en alguna mesa de café en la vía pública, para la foto en las redes y los medios, para que se sepa quién decide. La idea era favorecer la participación política y el involucramiento ciudadano no solo a la hora de votar sino de elegir qué y a quiénes votar, abrir la vida interna de los partidos, mejorar la oferta electoral mediante la competencia interna dentro de cada partido o coalición de partidos. La idea era que las candidaturas surgieran “de abajo hacia arriba”, mediante compulsas de cara a la sociedad y no de arriba hacia abajo, en castings privados. Poco o nada quedó de esa idea original. El Frente de Todos irá con listas únicas en la mayoría de los distritos del país. La confección final de las listas quedó en manos exclusivas de los dos Fernández, Presidente y Vice. “Estamos esperando que Cristina y Alberto definan”, dijo la pre-candidata Victoria Tolosa Paz en estos días previos. Verticalismo bicéfalo en el que la única competencia parece ser ... entre ellos mismos. Poco que ver con una democracia participativa. En tanto, Juntos por el Cambio tendrá internas en CABA, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, pero esto parece vivirse más como defecto que como atributo. Parece que la competencia desgasta y resta votos, los “terceros en discordia” molestan. Todos los aparatos y “armados” buscan “listas de unidad”. Y la apertura a la sociedad se entiende como inclusión en las listas de figuras famosas, algunas con currículum, otras con rating, panelistas de la tele o celebridades, según miden en las encuestas o aportan sus miles de seguidores en la red del pajarito. Mientras tanto, al otro lado de la Cordillera, Chile nos sorprende con las primarias más participativas de su historia. El voto ciudadano dijo “no” a los precandidatos que venían primereando en las encuestas y prefirió a dos figuras jóvenes y con perfil moderado como candidatos presidenciales de las dos principales coaliciones, de centroderecha y centroizquierda. Lo que estaría mostrándonos la experiencia chilena en estas primarias es que aumenta la concurrencia y el interés por participar cuando existe genuina competencia. No el remedo de esta que se está ofreciendo por aquí, en el escenario que se está montando para la disputa por el voto ciudadano, en lo que unos y otros acordarán en definir como “una elección decisiva”.w