Disparos y amenazas malogran el funeral del asesinado líder haitiano Moïse
Las delegaciones de la ONU y de EE.UU. debieron huir de la ceremonia.
Símbolo elocuente de la deriva terminal que envuelve a Haití, los funerales del asesinado presidente Jovenel Moïse se malograron por una serie de ráfagas de disparos e incendios que obligaron a una urgente huida de las delegaciones de Naciones Unidas y de EE.UU.
Poco después de iniciarse la ceremonia, comenzaron los disparos en esta localidad de donde era oriundo el mandatario que fue asesinado por un comando en su residencia. Tras lo ocurrido, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, puntualizó que la delegación estadounidense se encuentra “a salvo” y todos regresaron a salvo .
El gobierno norteamericano, con fuerte influencia en el país, afirmó su “profunda” preocupación por la situación en Haití y ha urgido a todos los partidos a expresarse “pacíficamente” y contener la violencia.
Momentos antes de que comenzara el funeral, una multitud en el lugar comenzó a insultar al jefe de la Policía Nacional, Léon Charles, al grito de “asesino”. Al mismo tiempo, las fuerzas policiales lanzaron gases lacrimógenos para intentar disperas a la gente que quemaron neumáticos.
Las protestas estuvieron protagonizadas por personas que reclamaron “justicia” tras el asesinato de Moïse, después de que el nuevo primer ministro, Ariel Henry, llegara a la ciudad para participar en las exequias, en las que también estuvo ex primera dama, Martine Moise, quien resultó gravemente herida durante el ataque.
La mujer aseguró durante su comparencia en el funeral que no busca venganza por el magnicidio, sino que solo desea que se haga justicia y defendió la gestión de su marido. La policía ha culpado del crimen a un nutrido grupo de mercenarios colombianos y a dirigentes haitianos como autores intelectuales, pero son múltiples las dudas sobre lo que realmente ocurrió o qué sucedió con la guardia presidencial que no protegió al mandatario durante el ataque. ■