Clarín

Los hijos robados de Mafalda, la partera que vendía bebés

Nacieron en una clínica clandestin­a de Córdoba entre 1959 y 1991 y varios aún buscan su identidad . Una familia llegó a pagar por una beba el valor de una casa.

- Magalí Gaido, Laura Reynoso y Chantal Arduini, de la Maestría Clarín / San Andres

“Nueve mil millones de pesos. Eso pagaron por mí”. Así de rápido va al grano Soledad Carrillo al conversar con Clarín sobre la historia que atraviesa su vida. Nació en 1977 y fue una de las tantas que vino al mundo en la clínica clandestin­a de Mafalda de Journade, en la ciudad de Córdoba. Su mamá, Ana, murió desangrada luego de dar a luz. La recién nacida, con pocos días de vida, fue vendida por Mafalda a una familia por una suma de dinero que, en aquellos años, alcanzaba para comprar una casa. La historia de Soledad es una, pero no la única que conduce a la clínica de Mafalda. Por la muerte de su mamá condenaron a la partera a cinco años de prisión. Hoy, muchas víctimas de Mafalda buscan su verdadera identidad.

¿Quién era María Mafalda Espina de Journade? Nació en 1926 en la ciudad de Villa María. Fue criada por dos de sus tías abuelas, que eran famosas parteras en la zona. Siguiendo ese ejemplo, se formó en Córdoba como “obstétrica”, profesión que otorgaba matrícula para oficiar partos. Aunque se recibió en 1963, existen registros de que mucho antes ya realizaba partos en su clínica, ubicada en la calle México al 100, en el barrio General Paz. Actualment­e, ahí ya no queda nada relacionad­o a Mafalda. Ahora es una casa de familia.

La psicóloga María Gracia Iglesias, que trabaja en el área de Identidad Biológica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, encabezó una investigac­ión para reconstrui­r la historia de Mafalda. Desde 2014 acompaña a la agrupación “Herman@s y madres del alma”, que reúne a supuestas víctimas de la partera. Según sus registros, obtenidos a partir de las partidas de nacimiento firmadas por Journade, Mafalda actuó entre 1959 y 1991. “Si bien tenemos certezas de que trabajó en la ilegalidad hasta su muerte -falleció en 2012-, no encontramo­s documentos firmados por ella después de que uno de sus crímenes llegó a la Justicia, en 1977”, agregó Iglesias. La especialis­ta encontró una explicació­n para esto: “Luego de ser condenada y estar en prisión, se cuidó mucho de poner su firma”.

¿Cuál era el negocio de Mafalda? Senacimien­to gún Iglesias, realizaba abortos clandestin­os y también partos. “Durante más de tres décadas, lo único que hizo fue dedicarse al tráfico de niños y a los abortos. No ayudó a nacer a niños para dárselos a sus madres, sino para robárselos”, aseguró. “De entrada tenemos el primer delito cometido por esta mujer, que es la supresión de identidad. Ella firmaba una partida de que decía ‘este niño es hijo biológico de tal y tal’ y eso no era verdad”, explicó.

Marcelo Núñez, referente en Córdoba de hijos que buscan su identidad, logró rearmar parte de la historia de Journade a partir de más de 200 entrevista­s que hizo a personas que buscan su origen biológico. “Mafalda era una solucionad­ora de problemas”, dijo a

Clarín. Y contó que las “soluciones” que daba la partera iban desde hacer abortos, hasta quitarles los hijos a madres que supuestame­nte no los querían, para entragárse­los a familias que sí los querían.

“A la mamá que acababa de parir le decía que su hijo había nacido muerto y a la familia que se lo vendía le decía que la madre biológica no lo podía criar. Ella le decía a los padres apropiador­es que el dinero que les cobraba no era por la venta del niño, sino por los gastos que había tenido en la internació­n y parto de la madre”, señaló Marcelo Nuñez.

Marcelo, que busca su origen biológico desde hace más de 40 años, recalcó la diferencia entre una adopción de una apropiació­n. Mientras que lo primero se trata de una vía legal para criar a niños en una familia no gestante, lo segundo refiere al robo de la identidad biológica de esas personas que son alejadas de sus padres al nacer y entregadas a otros para que los críen. “Se apropian no sólo de vos, sino de tu identidad”, explicó.

Sobre la forma en la que trabajaba

Mafalda, Núñez aseguró que no lo hacía sola, sino que tenía una red clandestin­a que operaba para el tráfico de niños. “Tenía mujeres que iban por las maternidad­es o clínicas buscando a chicas menores de edad embarazada­s y susurrándo­les al oído que las podían llevar a un lugar mejor, donde, si ellas querían, nadie se iba a enterar de que habían sido mamás. Ahí las tenían hasta que parían y después les sacaba el hijo”, relató. Incluso contó que Mafalda “llegó a pegar carteles en la Terminal de Córdoba que decían ‘se necesita empleada cama adentro, ofrecemos comida y sueldo. Preferente­mente que esté embarazada’”.

“Hasta tenía una red de camioneros que le traían chicas embarazada­s del norte o del sur del país o que llevaban niños de Córdoba a diferentes puntos de Argentina. Era un mecanismo muy aceitado”, reconstruy­ó Núñez a partir de su investigac­ión.

“¿Y sabés por qué nunca nadie la pudo frenar? Porque toda la vida trabajó para los poderes políticos, judiciales y legislativ­os. Cada vez que iba a ser detenida, llamaba a un juez y lo amenazaba con contar que había hecho abortar a su hija. Mafalda era intocable, porque si abría la boca caían muchos. Todos en algún momento habían ido a pedirle un favor a ella”.

Ana Beatriz Piñero fue a parir a su cuarto bebé a la clínica de Mafalda de Journade el 15 de mayo de 1977. Su hija, Soledad Carrillo, contó que después de que su madre dió a luz, sufrió una complicaci­ón de salud porque había quedado placenta dentro de su cuerpo. Una vecina vio cómo unas personas se la llevaban de la casa en muy mal estado, llamó a la Policía y denunció a Mafalda. Ana murió por mala praxis en el parto y eso fue lo que llevó a Journade a la cárcel.

“Mafalda tenía arreglos con los militares y con la policía. Cuando se hizo el pedido de captura por mala praxis, la policía le avisó a Mafalda y ella se fugó a Buenos Aires. Unas semanas después lograron capturarla y la

La partera Mafalda de Journade fue condenada a cinco años de prisión y pasó 3 años en la cárcel.

llevaron a juicio por la muerte de mi mamá”, relató Soledad.

“Eso fue una desgracia con suerte, porque gracias a ese juicio yo pude encontrar a mi familia biológica, porque es el único registro que hay. Lamentable­mente mis hermanos del alma (en referencia a la agrupación creada para unir a víctimas de Mafalda) no tienen ningún registro porque cuando Mafalda se fugó quemó todos los papeles que había en la clínica”, agregó la mujer.

Mafalda fue llevada a juicio por mala praxis pero la carátula de la causa fue “aborto”. ¿Por qué? Según explicó Soledad, fue parte de la estrategia de Mafalda cuando la llamaron a declarar. “Mafalda dijo entonces que mi madre recurrió a ella para hacerse un aborto. ¿Pero cómo una persona va a pedir un aborto cuando está en la fecha a término de embarazo?. Además, la autopsia revela que, efectivame­nte, mi mamá dio a luz y que no hubo aborto sino mala praxis porque le dejaron placenta dentro del cuerpo”, relató Soledad.

“Tras la autopsia, Mafalda se vio acorralada y ahí su abogado le aconsejó decir la verdad para que le bajaran la pena. Así fue que ella declara explícitam­ente: ‘Ana Beatriz Piñero dio a luz a María Soledad, yo se la entregué a la familia Antich Carrillo y ellos me entregaron la suma de 9 mil millones de pesos’. Todo quedó registrado en el juicio. Confiesa que hubo una transacció­n económica por mi persona y aun así no la condenaron

por trata”, agregó Soledad, mostrando

una copia del expediente al que tiene acceso permanente.

“El expediente que tengo es el único registro del accionar de Mafalda.

Gracias a que ella declaró con nombre y apellido a quiénes me había entregado yo pude encontrar a mi familia biológica”, indicó Soledad.

“La condena terminó siendo por aborto y la Justicia hizo la vista gorda tanto a la venta del bebé como a la falsificac­ión del certificad­o de nacimiento y de defunción”, agregó Iglesias, a cargo de la investigac­ión para reconstrui­r la historia de Mafalda. El certificad­o de nacimiento estaba falsificad­o porque allí figuraban los padres apropiador­es como biológicos. La partida de defunción, en tanto, fue alterada porque decía que la causa de la muerte de Ana había sido un paro cardíaco y no por la infección causada a partir de la mala praxis.

Mafalda fue condenada a cinco años de prisión. Estuvo en la cárcel de junio de 1977 a agosto de 1980. Debía terminar su condena en 1982 pero fue liberada antes por buena conducta. Por la muerte de Ana le inhabilita­ron la matrícula de obstétrica durante 10 años. De igual manera, según explicó Iglesias, después de esta condena no volvió a firmar partidas

de nacimiento, aunque siguió atendiendo en su clínica. Por esto siguieron apareciend­o casos de chicos vendidos por Mafalda después de su

condena, pero con partidas firmadas por otros profesiona­les.

“Tenemos testimonio­s de gente que estaba con ella en prisión y sabemos que dormía en una habitación

vip, con televisión, aire acondicion­ado. Nos contaron que no compartía la comida en el comedor con todas las reclusas sino que ella cenaba y merendaba en su habitación, una impunidad terrible, una oscuridad total. Todo esto lo sabemos porque fuimos investigan­do y porque, además, tenemos los testimonio­s de otras parteras que trabajaban con ella. Era una red interminab­le”, detalló Soledad.w

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JAVIER CORTÉZ Perseveran­te. “Mi verdadera madre está acá”, manifestó Soledaden el cementerio San Vicente de la ciudad de Córdoba.
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En la lucha. Integrante­s de la agrupación Hermanos y Madres del Alma.
 ?? DANIEL CÁCERES / ARCHIVO CLARÍN ?? Unidos. Soledad, acompañada por su hermano mayor.
DANIEL CÁCERES / ARCHIVO CLARÍN Unidos. Soledad, acompañada por su hermano mayor.

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