El pogo de los argentinos le dio alegría a una fiesta que repuntó en el final
Se aludió a la pandemia y al final Osaka encendió el pebetero. Lo mejor, los mimos con los pictogramas.
La Torre de Tokio rojo fuego. El puente Rainbow iluminado en la noche japonesa. El Estadio Olímpico casi vacío, pero lleno de emoción. La pandemia que pospuso y puso en riesgo Tokio 2020 no fue impedimento para que el Comité Olímpico Internacional llevara adelante cueste lo que cueste a los XXXII Juegos Olímpicos. La ceremonia inaugural no se olvidó del Covid con alusiones al entrenamiento hogareño de los atletas y un minuto de silencio por las víctimas.
Con el símbolo de los Juegos Olímpicos presente -los cinco anillos, claro-, llegó el desfile de los atletas con barbijos. Lo inició Grecia, lo continuaron los deportistas refugiados representados con la bandera olímpica y, en noveno lugar, los argentinos.
Si en la previa, dentro del anillo interno, los deportistas nacionales comenzaron a alentar y a saltar asegurando que “la banda argentina se mueve para acá, se mueve para allá” y
“es la banda más loca que hay”, adentro siguió el delirio.
Emocionó ver la bandera celeste y blanca en manos de Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange, campeones olímpicos en la clase Nacra 17 de yachting en Río de Janeiro 2016. No sólo porque son una dupla sino porque compartieron el honor en la primera ceremonia en la que el COI instó a que hubiera igualdad de género.
“Debería estar Braian Toledo con nosotros. Me estaba acordando de él, me emocioné”, expresó Cecilia en la previa, al borde de las lágrimas, ante la ausencia de un atleta olímpico muy querido. El lanzador de jabalina falleció el 27 de febrero de 2020, a los 26 años, luego de un accidente en moto tras chocar contra una loma de burro cuando acababa de visitar a su madre en Marcos Paz.
El grupo que representó a los 188 deportistas rompió con el protocolo y emocionó del otro lado del planeta. Primero, cuando Carranza y Lange agitaron la bandera durante varios segundos antes de empezar la caminata y luego cuando, quienes iban detrás, cantaron y saltaron al ritmo de
“Cada día te quiero más, soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar”.
Se armó un pogo inolvidable en pleno desfile. Se vio entonces a la Selección de básquetbol y de rugby seven, a algunos integrantes de otros equipos que no podían ir enteros, a Lele Usuna, Germán Chiaraviglio, y a Belén Casetta. “Calmate, Argentina. Estamos bromeando. Estamos tan excitados como ustedes”, ironizó la cuenta oficial de Twitter de los Juegos. La delegación había dejado su huella imborrable.
El símbolo de Tokio 2020 se replicó en el cielo con 1.824 drones, que luego se reagruparon para formar el globo terráqueo mientras se cantaba
Imagine, de John Lennon. El ingenio y la creatividad tan esperadas llegaron al final con los 50 pictogramas de Tokio 2020 que tres mimos interpretaron en un pase de comedia que despertó a los espectadores tras tres horas y media de ceremonia.
Llegó el final, la bandera olímpica con Paula Pareto y Naomi Osaka encendiendo la llama olímpica.w