Clarín

Vilma Ibarra, el factor tranquiliz­ador de Alberto Fernández, y el ritmo de Juan Manzur

- Por los pasillos Pablo de León pdeleon@clarin.com

Amanecer tucumano

Tempranero como ya lo dejó claro, Juan Manzur ingresó en su primer día a la Casa Rosada y esperó un rato el arribo del Presidente. Cuando Alberto Fernández ingresó al Salón de los Bustos, ya el tucumano le arrancó la primera risa al jefe de Estado: “Me piden que mire para acá, que mire para allá... pero yo no soy Santiago Cafiero, no tengo ojitos celestes. ¡Yo tengo panza!”, disparó el nuevo jefe de Gabinete mientras Fernández se mataba de risa. El tucumano no solo le arranca risas al Presidente luego de una semana y pico de picos de stress político- sino que le despabiló al Gabinete y lo puso en modo electoral. Este cristiano maronita (así se define) dio un mensaje claro en su primera actividad oficial: fue hasta el Salón de los Escudos a ver el tema de la apertura de fronteras, salón pertenece al Ministerio del Interior, que conduce Wado De Pedro. Rápidament­e, Manzur dejó claro que el ministro camporista seguirá siendo clave en el Gobierno nacional, más allá de la novela que significó la presentaci­ón de la renuncia y la pelea entre Alberto- Cristina. Peronismo y pragmática...

“Llamen a Vilma”

Otra muestra de la pragmática del peronismo la ejerció Vilma Ibarra, la secretaria Legal y Técnica y una de las personas que más conoce a Alberto Ángel Fernández. La mujer es defensora del estilo componedor del Presidente y esta vez, apeló una vez más a ese rasgo. La semana pasada, cuando el Gobierno vivió su situación más difícil desde diciembre de 2019, los colaborado­res del Presidente iban desgranand­o su pensamient­o delante del mandatario para enfrentar la situación de crisis que habían desatado las renuncias de los funcionari­os camporista­s y, al final, la carta con forma de misil político de Cristina Kirchner. La Rosada estaba pendiente de ese encuentro en la Jefatura de Gabinete donde varios de los incondicio­nales de Alberto se enfervoriz­aron con romper con el kirchneris­mo y armar un polo de poder peronista puro. En un momento, el Presidente ordenó: “Llamen a Vilma”. A los pocos minutos, la secretaria Legal y Técnica, se acopló a esa reunión en el primer piso de la Rosada y escuchó todas las posturas. “Es el momento, nos van a apoyar los gobernador­es, la CGT y los intendente­s”, vociferó un funcionari­o al que muchos definían como calmo pero que ese día, había alzado la voz. La única mujer presente en la reunión levantó las dos manos y pidió: “Quiero opinar”. “Y yo quiero escucharte”, dijo Alberto. “Yo no estoy de acuerdo con esto”, dijo la abogada Ibarra y desgranó que no hay gobierno posible ni 2023 posible sin la coalición. El tono sereno que siempre cultiva la secretaria Legal y Técnica impregnó esa reunión que hasta minutos antes, estaba copada por la versión flamígera de varios allegados a Alberto F. que querían probar la suerte de “parar al peronismo de una buena vez”, como se ilusionaba un ministro nacional. Pero el Presidente laudó: con voz serena, dio su determinac­ión. “Estoy de acuerdo con Vilma”, definió y desgranó argumentos sobre que tenía que ser en el marco de un acuerdo de la coalición y que “está vigente la promesa de 2019 al electorado de que con Cristina sola no alcanza, sin Cristina no se puede’”. Allí, se puso punto final a la Torre de Babel albertista y comenzó, de inmediato, la faena de recomponer. No solo Ibarra, que mantiene un aceitado vínculo con De Pedro, sino que el propio Manzur deberá acercar posiciones, hasta lograr que Cristina y Alberto retomen un diálogo que se dañó y que tuvo en vilo al país durante casi dos semanas. Peronismo al palo...

Opositores a full

Uno de los batacazos electorale­s a nivel nacional sucedió en La Pampa, una provincia históricam­ente peronista donde el último 12 de septiembre Juntos por el Cambio sacó una diferencia de más de 10 puntos por sobre el Frente de Todos. La lista más votada de la interna opositora fue la que encabezó el actual diputado nacional Martín Maquieyra, el legislador más joven de la historia de la cámara baja e integrante de la agrupación La Generación, que busca renovar su banca. Sin embargo, en ese distrito se viene una pelea para alquilar balcones en la categoría Senadores, donde la oposición da una batalla especial con la que se busca lidiar con el poder de Cristina K. Es que si los resultados se repiten en noviembre, el kirchneris­mo estaría perdiendo algo más que un senador, puesto que la segunda en la lista del FDT es nada menos que María Luz “Luchy” Alonso, persona de estrecha confianza de la ex mandataria y actual secretaria Administra­tiva del Senado. Elección caliente. ■

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Vilma Ibarra.
Mujer clave. Vilma Ibarra.

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