Clarín

De adorno en Plaza de Mayo a jaula de cóndores en el ex zoo

El Ecoparque de Capital puso en valor la condorera, una estructura que fue creada en 1903 para ser parte de un ornamento lumínico.

- Nora Sánchez nsanchez@clarin.com

Desde 1813, por orden de la Asamblea de ese año, entre el 23 y el 26 de mayo se realizaban las Fiestas Mayas para conmemorar la Revolución. Para la celebració­n de 1903, se colocó una gran estructura metálica en la Plaza de Mayo , entre la Casa de Gobierno y la Pirámide. Servía de sostén para

guirnaldas de luces ornamental­es

que se encendían por las noches. Esa estructura aún existe: es la jaula de los cóndores o condorera del ex Zoológico de Buenos Aires, hoy Ecoparque, que acaba de ser restaurada.

Aunque con otro fin, la condorera

fue diseñada por el ingeniero Jorge Newbery, pionero de la aeronáutic­a y por entonces Director General de Instalacio­nes Eléctricas, Mecánicas y Alumbrado de la Municipali­dad de Buenos Aires.

Se trata de una estructura de barras interconec­tadas y entrecruza­das, asentada sobre una planta poligonal. Se asemeja a un templete coronado con una cúpula .

Cuando terminaron los festejos, la estructura fue desarmada. Pero al director del zoológico de aquella época, Clemente Onelli, se le ocurrió que podía ser reciclada para servir como recinto de los cóndores. Se la pidió al intendente Alberto Casares y trasladó el armazón al predio de Palermo. Allí se volvió a montar el armazón, que fue recubierto con una malla metálica.

A pedido de Onelli, para ambientar el recinto el ingeniero Emilio Agrelo diseñó una réplica de la formación rocosa de Neuquén conocida como Piedra del Águila. Además, se agregaron distintos recovecos para las aves en el jaulón, que tiene alrededor de 600 m2. También se sumaron grandes rocas traídas de San Juan y La Rioja.

El jaulón, que tiene 28,40 metros de altura, se convirtió en el hogar de cóndores, caranchos, águilas y un par de gamuzas. Muchos años después, en 2019, en ese mismo recinto nació el cóndor Karut, el primero en 22 años. El pichón fue criado en aislamient­o hasta que, un año más tarde, ya estuvo en condicione­s de vivir por sus propios medios. Lo liberaron en la provincia de Río Negro .

Este año, el Ecoparque encaró la restauraci­ón de la condorera. Se realizaron trabajos de construcci­ón de bases y troncos de sus 16 columnas. Las que estaban deteriorad­as fueron reemplazad­as, así como los arcos perimetral­es y diagonales. En total, se utilizarán más de 3 toneladas de acero para las reparacion­es, que acaban de finalizar.

En cuanto terminen las tareas de limpieza, el recinto volverá a alojar a cóndores del Programa de Conservaci­ón del Cóndor Andino, que cobija ejemplares que no pueden ser liberados en su ambiente natural.

“El Ecoparque cuenta con monumentos y obras de arte de gran valor cultural, histórico y arquitectó­nico. En el proceso de transforma­ción que empezamos en 2018 contemplam­os la puesta en valor de los edificios históricos para que los vecinos tengan una experienci­a educativa completa”, dijo Federico Iglesias, subsecreta­rio a cargo del Ecoparque porteño.

Hasta el momento fueron restaurado­s la felinera, la Casita Bagley, el reptilario, el Templo de Vesta, la Casa de Ciervos, el palomar, el antiguo aviario, el pabellón de los loros y la glorieta. Y próximamen­te, pondrán en valor el antiguo acuario.

El viernes, siete crías de cóndores que nacieron en cautiverio pudieron volar sin límites por primera vez.

Fueron liberadas en la Bioestació­n de Sierra Pailemán ,que comparten el Ecoparque y la Fundación Bioandina en la provincia de Río Negro.

En el Ecoparque aseguran que fue la liberación más grande de cóndores realizada en la Argentina.

Cada cóndor tiene su historia. Piuque Wenú (Gran corazón) fue rescatada por personal del Parque Nacional Nahuel Huapí, en Villa La Angostura, Neuquén. Estaba gravemente intoxicada por la ingesta de balas de plomo y fue rehabilita­da en el Ecoparque.

Tayel (Canto Sagrado), proviene de la postura de un huevo en Temaikén, que fue incubado artificial­mente en el Ecoparque. En ese mismo lugar se desarrolló la crianza, con títeres de látex. La historia de Maw un (Lluvia) es similar, aunque proviene de una postura en el Bioparque La Máxima, en Olavarría. Mientras tanto, Pachamama (Madre Tierra) nació y fue criada en el ZooParc de Beauva, Francia. Y Kume Feleal (Buen Vivir), nacida en Temaikén, fue criada aislada de los humanos en el Ecoparque.

Esta liberación fue la 17 del programa del “Retorno del Cóndor al Mar”. Con estos ejemplares suman 64 los cóndores liberados en la costa del Atlántico, donde estaban extinguido­s desde hace más de un siglo. Al mismo tiempo, con estos 7 pichones el Programa de Conservaci­ón de Cóndor Andino llegó a los 215 liberados en toda Sudamérica. Por medio de trabajos de campo y sistemas de seguimient­o satelital, se sabe que estos cóndores vuelan entre el mar y la cordillera. Llegan a recorrer distancias mayores a 600 km. Algunos tuvieron sus primeras crías a partir de 2009. Desde entonces nacieron 10 en la costa atlántica de la Patagonia.

La diseñó Jorge Newbery. Sostenía guirnaldas de luces en las Fiestas Mayas.

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Recinto. Mide unos 600 m2. En 2019 nació Karut, el primer cóndor en 22 años, liberado en Río Negro.

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