Matan a una joven de un tiro en la nuca en medio de una pelea entre narcos
Chiara Ramírez (19) se retiraba en remís de una fiesta clandestina en la villa Hidalgo cuando fue asesinada.
Chiara Nicole Ramírez (19) salía poco de noche. Prefería recibir a sus amigos en su casa del barrio Sarmiento, en San Martín. El sábado pasado no tenía planes y aceptó la invitación de una prima. Fueron a una fiesta clandestina en la villa Hidalgo, de José León Suárez.
Cerca de las seis de la mañana del domingo pidió un remís. El dueño de la casa y sus amigos discutían con el grupo con el que había llegado Chiara. Y ella quería irse. Tenía miedo.
Junto a una amiga subió a un Chevrolet Corsa. Antes de que el chofer arrancara, dos jóvenes se metieron en el auto. Eran los que habían discutido con los locales. Entonces, Alejo Joel Saucedo (18) disparó contra el
vehículo desde la calle, a metros de la casa en la que seguía sonando la música del DJ y bailaban alrededor de cien personas.
El tiro rompió la luneta y dio en la nuca de Chiara, que falleció minutos después en un hospital de la zona. “Estaba en el lugar equivocado, con la persona equivocada”, dijo su tío Rubén Ramírez, en la marcha realizada el martes desde el cementerio hasta los Tribunales de San Martín.
Durante su última madrugada, Chiara le envió videos y fotos de la fiesta, para invitarlo. “Fue a un lugar al que no había ido nunca. A un lugar que es tierra de nadie. Ella quedó en el medio de una pelea entre dos personas que venden drogas”.
Alejo Saucedo y “Alan” Ferreira son de la villa Hidalgo. Policías de la Jefatura Departamental San Martín detuvieron horas después a Saucedo.
Según lo que reconstruyó la familia en base a llamados de vecinos se dedicarían al menudeo de drogas. Son los que discutieron con “Dylan” y “Roco”, de la villa Corea, que también se dedicarían a la venta de drogas. Ambos subieron al auto en el que Chiara intentó huir. Uno es allegado a la prima de la chica. Por eso subieron al auto, aunque sin pedir permiso a ella ni avisarle que lo harían.
A partir del domingo a la tarde, la familia de Chiara comenzó a recibir información. Por teléfono y vía redes sociales. No eran los policías de la comisaría 4ta. de José León Suárez. Eran vecinos de Villa Hidalgo, que conocen a “Alan” y Alejo y eran testigos de los movimientos del barrio.
“Nos llamaron para decirnos que estaban juntando un millón de pesos. Supuestamente era el dinero que los policías habían solicitado a las dos familias para dejarlos escapar. ‘Les están pidiendo plata a todos los transas del barrio’, nos contaron. Y los dejaron escapar”, cuenta Rubén Penida, tío de Chiara. Mientras les daban esa información les pedían que se acercaran a villa Hidalgo. Decían estar viendo a un primo de “Alan” en un patrullero, recorriendo el barrio y esperando a que juntaran el dinero de la supuesta coima.
En ese momento, la familia de Chiara se encontraba en la Comisaría 4° de José León Suárez. “Los policías nos decían que estaban haciendo allanamientos, pero les pedí las órdenes y me respondieron que no había sistema. Ya no se puede confiar en nadie. Nos dicen que los transas compran hasta fiscales. Queremos confiar en alguien”, agrega Ramírez.
En la madrugada del lunes, los Ramírez volvieron a tener noticias de los vecinos de villa Hidalgo: afirmaban que las familias de Saucedo y su cómplice Alan acababan de mudarse del asentamiento. “Las familias estamos perdiendo cada vez más seres queridos. Vivimos en medio de una selva, donde es la ley del más fuerte.
Mis otras tres hijas siguen esperando a su hermana”, lamenta Pablo Ramírez, su papá. Chiara cursaba el último año del colegio secundario.
El martes al mediodía fue recibido en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 del Departamento Judicial San Martín. La fiscal Diana Mayko le comunicó que ya identificaron al autor material del crimen. Es el señalado por los vecinos: Alejo Saucedo, que quedó detenido.w