La economía en la última parte del año: temor a un efecto serrucho
La actividad económica parece haber dejado atrás los mejores meses de la recuperación pospandemia. Ya sin el empuje sostenido de la cosecha agrícola, los distintos sectores muestran poco dinamismo y se espera que el rebote se atenúe en la última parte del año.
El producto bruto encadenó tres trimestres consecutivos de crecimiento entre julio de 2020 y marzo de 2021. Al ir dejando atrás las restricciones impuestas por la cuarentena, la actividad empezó a recuperarse. Pero ese dinamismo se cortó en en segundo trimestre, con un retroceso de 1,4% respecto del trimestre anterior.
Los datos de julio también fueron negativos, con una baja de 1,8% con relación a junio. Y los de agosto aportan señales mixtas.
Hay tres datos centrales que juegan a favor. El primero es que la producción industrial se recuperó en agosto tras la caída de julio. La medición desestacionalizada del Estudio Ferreres registró una expansión de 1,9%.
“El sector continúa con una evolución tipo serrucho. La fuerte expansión que se observa en la comparación anual, que acumula para los ocho meses un crecimiento de 13,9%, se debe a la baja base de comparación producto de la pandemia. La evolución a nivel mensual muestra una expansión muy lenta: desde marzo solo aumentó 0,4%”.
El segundo punto a favor es el Indice General de Actividad (IGA), que también elabora el Estudio Ferreres y que fija “un avance de 1,8% mensual en la medición desestacionalizada, que se explica más por las falencias de julio que por un buen agosto”.
“La actividad sigue con una evolución errática, en donde la medición desestacionalizada muestra desde enero hasta agosto un crecimiento de tan solo 0,5%, lo que evidencia el estancamiento y resalta que la expansión anual que mostrará el año en curso se explica fundamentalmente por el arrastre estadístico que generó el desplome y la recuperación del año pasado”.
Otro dato positivo es que las exportaciones fueron muy fuertes en agosto, con un alza de 63,3% interanual que las llevó a US$ 8.093 millones, el nivel más alto en ocho años. Para Abeceb, el sector tiene chances de seguir expandiéndose a buen ritmo, de la mano de la recuperación de economía brasileña.
Sin embargo, desde la consultora LCG abren un paréntesis. “Esperamos una moderación de los valores exportados tanto por menores volúmenes como por un menor impulso de los precios internacionales”.
Del lado de las importaciones, que aumentaron 64% el mes pasado, a US$ 5.754 millones, Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, advierte que “no es bueno el dato como indicio para la recuperación de la actividad en agosto, tras dos meses seguidos con leve tendencia negativa después de la suba fuerte de junio por la salida de las restricciones sanitarias”.
A la vez, otros datos encendieron las alarmas. Uno de ellos es la caída en el índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que realiza la Universidad Di Tella. La medición de septiembre del ICG fue de 1,58 puntos, con una disminución de 14,7% respecto a la medición del mes anterior. “El actual nivel de confianza es 20% inferior al de la última medición del gobierno de Mauricio Macri. En términos interanuales el índice disminuyó 30%”, indicaron desde la universidad.
Otro de los datos negativos fueron las ventas de autos 0KM del mes, que llegaron a 31.167 unidades, una caída de 5,6% con relación a julio. Este es un caso claro en el que las restricciones a las importaciones terminan pegando en la oferta, lo que lleva a que las proyecciones de ventas de las concesionarias se hayan reducido en un 10%. Para todo el año se prevé que lleguen a 385.000 unidades.