Renunció el enviado de EE.UU. a Haití por el trato “inhumano” a inmigrantes
Daniel Foote dijo que el enfoque de Washington hacia el país caribeño es “profundamente defectuoso”.
Una serie de fotografías con agentes estadounidenses a caballo, golpeando con lazos a migrantes haitianos que corrían desesperados en Texas, se ha convertido en la pesadilla de Joe Biden. No solo el presidente demócrata soporta feroces embates de los republicanos y de su propio partido: este jueves renunció el enviado especial de su gobierno para Haití, en protesta por el trato “inhumano” a los migrantes que están sufriendo deportaciones masivas.
La crisis estalló en los últimos días. Miles de haitianos que huían de su país, desgarrados por contiendas civiles y desastres naturales, buscaron refugio en Estados Unidos. Muchos de ellos no llegan incluso desde Haití, sino que vienen desde largas y peligrosas travesías desde Chile y Brasil (donde los recibían sin visa), para filtrarse a suelo estadounidense por la frontera con México.
Pero en Estados Unidos no fueron bienvenidos. Allí los corrieron los oficiales texanos a caballo, golpeándolos con lazos, en fotos que circularon por el mundo y espantaron a las organizaciones de derechos humanos y al propio partido demócrata, que criticó con dureza al presidente Biden.
Agrupados y hacinados en un campamento debajo de un puente entre Del Río y la mexicana Ciudad Acuña, llegaron a contabilizarse unas 14.000 personas, con familias enteras con niños pequeños en carpas de plástico, sin baños y escasa comida.
Además, fueron advertidos por el secretario de Seguridad, Alejandro Mayorkas, que las fronteras “no están abiertas” y que no se les puede dar asilo. Ahora el campamento se redujo considerablemente, dado que muchos haitianos fueron deportados y otros liberados en Estados Unidos con órdenes de presentarse ante las autoridades de migración.
En este contexto, Daniel Foote, un diplomático de carrera que había sido designado por Biden en julio como enviado especial para Haítí luego del asesinato del presidente haitiano, presentó este jueves la renuncia “con profunda desilusión y disculpas a los que buscan cambios cruciales”.
“No permitiré que me asocien con la decisión inhumana y contraproducente de EE.UU. de deportar a miles de refugiados haitianos e inmigrantes ilegales a Haití, un país donde funcionarios estadounidenses están encerrados en cuarteles seguros debido al peligro que significan las pandillas armadas en la vida cotidiana”, escribió. “El enfoque de nuestra política para Haití sigue siendo profundamente defectuoso”, agregó.
En tanto, el Departamento de Estado criticó a Foote por renunciar en un momento tan delicado y rechazó las acusaciones de que sus consejos eran desoídos. Añadió que el rol de los asesores del presidente es darle el mejor consejo posible. “Ninguna idea es ignorada, pero no todas las ideas son buenas’’, añadió.
Además de la renuncia con fuerte tono del funcionario, la Casa Blanca enfrenta fuertes críticas de ambos partidos. Por un lado, los republicanos acusan a Biden de fomentar la “laxitud” en las fronteras. Por el otro, demócratas y grupos defensores de los inmigrantes dicen que la expulsión de miles de haitianos sin darles la oportunidad de pedir asilo viola los principios estadounidenses. Y que las deportaciones los devuelven a un país donde la situación es de extrema vulnerabilidad.
Los migrantes fueron expulsados bajo la autoridad del Título 42, una política impulsada por el gobierno de Donald Trump y que Biden no suspendió. Entre el domingo y el martes hubo 10 vuelos de deportación a Haití, de acuerdo con funcionarios haitianos. Habrá 7 vuelos diarios, lo que significaría una de las expulsiones en mayor escala en varias décadas.
La Casa Blanca, en tanto, intenta mitigar las críticas. La portavoz Jen Psaki anunció este jueves que los oficiales de la patrulla fronteriza en Del Río, Texas, ya no usarán caballos luego de la difusión de fotos de agentes montados cargando contra migrantes haitianos. Psaki calificó esas imágenes como “horribles y espantosas”.
Además, los funcionarios del gobierno se reunieron con líderes de derechos civiles para revisar el incidente y seguir investigándolo, dijo Psaki, quien sin embargo resaltó: “Ciertamente no es una frontera abierta”. Lo cierto es que esta crisis golpea a Biden, en momentos en que viene cayendo su popularidad. Desde comienzos de septiembre, luego de la controvertida retirada de Afganistán, su imagen ha declinado día a día.w