“Recién ahora estoy empezando a creer que yo me lo merecía”
Néstor García tomó su teléfono, vio el nombre de quien llamaba en la pantalla y atendió. -Necesito hablar con vos. -Ya te digo que sí.
“Yo sabía que era para eso”, asegura el Che, quien durante los 40 minutos de la entrevista con Clarín no podrá (ni querrá; por qué hacerlo, al cabo) disimular su semblante de felicidad por ser el nuevo entrenador de la Selección argentina, distinción que le llega a sus jóvenes 56 años pero con nada más y nada menos que 33 de trayectoria como DT.
Hablaba García de la llamada que le hizo Fabián Borro, presidente de la Confederación Argentina de Basquetbol, para ofrecerle el cargo que dejó Sergio Hernández después de seis exitosos años. Tal como relata, no hubo necesidad de mayores charlas para ponerse de acuerdo. -¿Cuántas veces estuviste cerca de la Selección y cuántas veces te quedó el dolor o la frustración de que no se diera? -Nunca me sentí frustrado o dolido porque no dependía de mí. Llevo años en esto y siempre supe que el entrenador que estaba en la Selección era el que tenía que estar, más allá de que otros pudiéramos tener ganas o posibilidades.
-Pero tu nombre siempre daba vueltas y algo te generaría.
-Sí, obvio. Pero hay cosas que no dependen de uno. Yo puedo hacer lo mejor en cada lugar donde esté. Después el universo conspirará o el que decide te elegirá. Pero la decisión de que yo fuese DT no pasaba por mí; por mí pasaba mostrar mi trabajo. Jamás me imaginé el suceso de cosas que me iban a pasar en cadena cuando empecé a ser entrenador. Y yo aprendí a aguantar los golpes. Cuando te sostenés, te reinventás y salís, algo que aprendí de mi maestro, Julio Toro. En su momento habré sentido que quedé en el camino, pero siempre me reinventé porque amo esta profesión. Y porque es una de las pocas cosas que sé hacer bien en esta vida ja, ja, ja. -¿Qué te genera tener que venir a presentar tus credenciales en la Selección después de tanto recorrido en el exterior? -Es una motivación divina. Recibí muchísimos mensajes y es la primera vez que me doy cuenta de que hice una carrera en el mundo del basquet. Mucha gente me escribe diciéndome: “Te lo merecías”. ¿Y dónde está la escala de los merecimientos? Mucha gente se sacrifica y las cosas no le llegan. Por eso digo que esto es una bendición de Dios y que soy un privilegiado de que me hayan elegido para esto. Voy a dar lo mejor y tendré que responderle a quien sea porque es para lo que me eligieron. -Hablaste de los mensajes que te marcaron el merecimiento. ¿Vos creías que te lo merecías? -Recién ahora estoy empezando a creer que yo me lo merecía. Al recibir tanto apoyo de distintos estamentos diciéndome que lo merecía, ahí me lo empecé a creer. Y ahora siento que sí porque la gente no regala merecimientos por la vida. Y me lo dijeron la familia y amigos pero también entrenadores, jugadores, periodistas... Yo dejé mucho para hacer mi carrera: mi familia, mi ciudad... Cambié muchísimas cosas para seguir creciendo y al final, a esta altura, tal vez lo merecía. Pero fijate: yo llego acá por distintos factores y porque Sergio se va porque si no, él debía seguir. Y ahí vuelvo a eso: caer en un determinado lugar no depende de uno sino de muchos factores.
Así como no dudó cuando atendió el llamado de Fabián Borro, García también asegura que no hubo segundos pensamientos una vez que se confirmó como el entrenador en un importante detalle: la capitanía del seleccionado en lo que será la era post Luis Scola.
“El capitán va a ser Campazzo: lo elegí, se lo comuniqué y le encantó aunque primero se quedó un poquito
“¿Dónde está la escala de los merecimientos? Mucha gente se sacrifica y las cosas no le llegan”.
callado ja, ja, ja”, cuenta García antes de justificar la decisión: “Tuvo una carrera impresionante; es joven pero con experiencia; en el Real Madrid vi durante dos años cómo le daban el poder de decisión. Y tiene entrega, profesionalismo, la imagen que tienen de él los jóvenes, lo que aprendió de cada experiencia”. -Contaste en tu presentación que habías hablado con él y con algunos jugadores. Scola ya no será parte del equipo, pero ¿pensás comunicarte con él? -Con Luis quiero hablar, sí. Pasamos en Nueva York unas Fiestas de fin de año con nuestras respectivas familias; y tenemos una relación de respeto y cariño. Lo voy a llamar en estos días. Luis es la Selección. Con sus obligaciones y sus cosas, la presencia física es otra cosa, como les pasa a todos los jugadores de la generación dorada. No tengo que decir que él tiene las puertas abiertas: cuando él quiera estar, va a estar con nosotros.