Clarín

El deportista de ciencia ficción que no sabe qué significa rendirse

En septiembre se apoyaba en muletas. Hoy está a un éxito de su 21° Grand Slam.

-

Cuatro meses antes de que el calendario terminara, Rafael Nadal dijo basta. No podía más. Renunció a los Juegos Olímpicos y Flushing Meadows. Agradeció el apoyo de sus fanáticos y volvió a enfrentars­e a un problema crónico que lo había dejado al borde del retiro cuando tenía solo 19 años.

Aquella vez, cuando el chico que no paraba de correr y pasaba 100 pelotas por punto empezaba a hacer ruido en el circuito, el diagnóstic­o que lo frenó fue la rotura por estrés en el escafoides de su pie izquierdo.

Volvió. Y al forzar la máquina la sentencia médica mutó y conoció el nuevo nombre con el que debería convivir: Müller-Weiss.

“Para mí es ciencia ficción que pueda jugar con la lesión que tiene”, reconoce Sergi Bruguera, capitán español de la Copa Davis.

El síndrome Müller-Weiss, que obligó a Nadal a anunciar el final de su temporada en agosto, es una anomalía en el desarrollo de un tejido de una parte anatómica del organismo y, en su caso, del escafoides tarsiano. El problema es que el escafoides tarsiano es esencial en la biomecánic­a del pie.

Con los tecnicismo­s a un lado, primero por problemas en su espalda y luego por la lesión crónica de su pie, Nadal apenas pudo jugar siete torneos en 2021. Levantó sólo dos trofeos, jugó dos de los cuatro Grand Slams y cerró el año en el sexto escalón del ranking, su segunda marca más baja desde 2005. En septiembre se apoyaba en muletas. Ahora está a un paso de la gloria: si vence mañana en la final de Australia ante Daniil Medvedev será el máximo ganador de torneos de Grand Slam en la historia del tenis, con 21 conquistas.

“Pasé muchos momentos difíciles sin ver la luz”, confesó al conseguir el pasaje para la definición en Melbourne Park. “Fueron muchas conversaci­ones con el equipo, la familia, sobre qué podía pasar si las cosas continuaba­n así, que quizá era el momento de decir adiós”, amplió.

Y siguió: “La gente de afuera quizá no lo crea, pero mi equipo sabe lo que pasé estos últimos seis meses. No sabía si volvería a competir a este nivel. Soy un afortunado, vuelvo a sentirme vivo y me estoy divirtiend­o. El domingo tendré una gran oportunida­d. Hace poco tiempo parecía que no habría otra”.

Eso es Rafael Nadal. Desgastado, maltrecho, con el físico exigido al máximo como hizo a lo largo de su brillante carrera, recuerda que sólo una vez pudo consagrars­e en Australia, allá por 2009 contra Roger Federer.

Será su sexta final allí (perdió en 2012, 2014, 2017 y 2019) y la 29ª de un Grand Slam. De los 63 que jugó, en 51 llegó a la segunda semana.

Creer que por haber logrado tamaña muestra de superación estará conforme es desconocer la mentalidad del tenista de 35 años.

Llega con el tanque de nafta al límite. Los

“Para mí es ciencia ficción que pueda jugar con la lesión que tiene”, reconoce Sergi Bruguera.

gestos de cansancio que se vieron en la cancha en la batalla a cinco sets frente a Shapovalov los tradujo en palabras Carlos Moyá, su entrenador: “Perdió cuatro kilos tras el partido; la deshidrata­ción que sufrió fue grande”.

“El éxito personal es tener la capacidad de sobreponer­se a momentos complicado­s, tener perseveran­cia cuando se hace difícil tenerla y tener ilusión y pasión cuando lo más sencillo sería dejar de tenerla”, dijo el español. Que desde hace rato juega para la historia.w

 ?? REUTERS ?? Volea. Al límite, Nadal le ganó en cuatro parciales al italiano Berrettini.
REUTERS Volea. Al límite, Nadal le ganó en cuatro parciales al italiano Berrettini.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina