Clarín

La orden de Macri y el llamado a Alberto

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Hijo de un ingeniero y de una madre empleada de un banco, Hernán Lacunza tuvo el destino de muchos jóvenes de clase media en un familia de gran amplitud política. Su único hermano, Sebastián, periodista de profesión, está en las antípodas de su pensamient­o. Es, además, hincha de Boca y el ex ministro es fanático de Racing.

Lacunza rescata la educación secundaria en un colegio religioso del bajo Belgrano, “una educación con valores cristianos”, según resalta. Luego emprendió con sociología y al extrañar las matemática­s optó por la carrera de Economía en la UBA, una formación que completó con cursos en la universida­d de París.

Decididame­nte, Lacunza es un economista que no admite rótulos, Cuando se le pregunta por sus referentes en la profesión el primer nombre que menciona es el de Daniel Heymann, destacado teórico y actual asesor de Martín Guzman. Pero también se refiere a Juan Carlos de Pablo a quien consulta seguido. Y en el podio lo ubica a Juan Llach.

Le tocó ser ministro de Mauricio Macri cuando habían perdido las PASO. En esos 120 días en el quinto piso del Palacio de Hacienda su misión era evitar una crisis que, de crecer, obligaría a una salida anticipada del Gobierno. Cuenta que le llevó tres escenarios al entonces presidente Macri en un momento en que ya no había dólares ni pesos. Macri le ordenó que “hiciera lo que había que hacer protegiend­o a los más vulnerable­s y dejando la mejor herencia posible a los que llegaban”.

Lacunza habló telefónica­mente con Alberto Fernández y varias veces con Cecilia Todesca, Emmanuel Alvarez Agis y Guillermo Nielsen.

“Hicimos un acuerdo y eso explica que les hayamos dejado US$ 12 mil millones de reservas líquidas. Alberto Fernández entendió que cada declaració­n altisonant­e significab­an US$ 2.000 millones menos en las reservas y pudimos lograr una transición muy ordenada”.

Con una fuerte vocación por lo público, Lacunza alternó su actividad como consultor con su paso como funcionari­o. Martín Redrado lo llevó como gerente general al Banco Central. Estuvo en el Banco Ciudad, fue ministro de Economía de María Eugenia Vidal hasta que lo convocó Macri en agosto de 2019.

En su visión, “ningún programa económico se sostiene sin cohesión social. Y piensa como prioridad en aquellos a los que “el mañana nunca les llega”.

Pero sostiene que aumentar los subsidios y los planes sociales es la muestra del fracaso.

“No podemos estar orgullosos. El Estado emite cada mes unos 20 millones de cheques cuando hay apenas 12 millones de aportantes. No es sostenible, hay que generar inversión y empleo privado” sentencia.

Sobre la economía internacio­nal admite que cambió el viento con la inflación en EE.UU. y el aumento de tasas que va a venir, aunque observa que las materias primas siguen firmes. Y afirma que una Argentina que ya cumplió 200 años no puede seguir dependiend­o de la suerte, de si caen lluvias. Necesita un verdadero modelo de desarrollo.w

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