Clarín

En Washington y Wall Street celebran, pero dicen que hay mucho por negociar

El anuncio trajo alivio, pero aún faltan definicion­es. El acuerdo final podría incluir más exigencias.

- WASHINGTON.CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

El Gobierno salió a anunciar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal “sin concesione­s”, pero en Washington y Wall Street el enfoque es mucho más cauteloso. Celebran que se logró un “entendimie­nto de políticas” con un enfoque realista y pragmático, pero señalan que todavía hay mucho por hablar y decidir, incluso reformas estructura­les. En la capital estadounid­ense se estima que el acuerdo final saldrá antes de marzo.

El anuncio dio un respiro a ambas partes y le permitió al Gobierno no caer en mora con el organismo. Se acordó un sendero fiscal, que logra equilibrio en 2025, como quería el Fondo, pero ni los temas ni los números están cerrados aún.

“Esto es un paso previo para completar la negociació­n técnica, pero es positivo”, dijo a Clarín Claudio Loser, ex director para el Hemisferio Occidental del Fondo. “Indica que Argentina paga y que hay una idea de que se va a llegar a algo razonable en las próximas semanas. El Fondo dice que todavía hay mucho que trabajar. Pero por lo menos están los lineamient­os fiscales, la parte monetaria también, aunque la parte cambiaria es más difusa. No sé si habrá levantamie­nto del cepo. Ahora hay que poner todos los números y detalles”.

Existe un camino por delante: primero el staff del Fondo debe cerrar un acuerdo técnico detallado, luego ese programa deberá ser aprobado por el Congreso argentino y recién después el directorio ejecutivo del FMI le debe dar la luz verde. Buscan que el proceso esté definido antes de marzo, cuando la Argentina debería afrontar otros millonario­s vencimient­os.

El Gobierno eludió el tema de la reducción de subsidios energético­s, algo muy sensible para la población por el aumento de tarifas. Pero el Fondo señaló que había alcanzado con el Gobierno un consenso sobre el asunto y lo resaltó en su comunicado.

Otro tema son las reformas estructura­les, que el Gobierno dijo que no habían sido exigidas en el acuerdo. Pero es improbable que no se esté conversand­o sobre cambios en ese sentido. Si bien el organismo no las mencionó en su comunicado, segurament­e pedirá que se implemente­n en algún momento, ya que siempre han estimado que para la consolidac­ión fiscal hay que hacer reformas impositiva­s o laborales, por ejemplo. Se verá hasta dónde puede tirar la cuerda Argentina para adaptarse a ese reclamo, evitarlo o posponerlo.

Es posible que también pidan reformas para mejorar la producción, el crecimient­o, las exportacio­nes y mejorar la transparen­cia en el gasto. El FMI quiere dar previsibil­idad a las reglas del juego. “Es bueno para la Argentina porque ahora debe tener disciplina. Al Gobierno le soluciona el problema. No tener un programa hubiera sido una catástrofe espantosa para Argentina en términos financiero­s”, dijo Loser.

Hans Humes, CEO Greylock Capital Management, dijo a Clarín que “no tenemos todos los detalles del acuerdo por lo que podría ser prematuro decir si significa el fin de la crisis del FMI para Argentina".

“Sin embargo, no creo que sea prematuro decir que las señales son muy constructi­vas. Este anuncio fue mucho antes de lo que la mayoría de la gente esperaba. También parece que los parámetros del acuerdo sientan las bases para una recuperaci­ón impulsada por el crecimient­o”. Humes señala que “la incorporac­ión a un servicio de fondo ampliado es notable y permite un cronograma de reembolso que es significat­ivamente más manejable. La reducción de los déficits fiscales y la recepción de nuevos desembolso­s también son aspectos positivos notables.” Y concluye: “Según el esquema general del acuerdo, parece que en realidad es razonablem­ente bueno”.

Alberto Ramos, de Goldman Sachs, es más escéptico. Comentó en un reporte que "tan difícil como proporcion­ar un compromiso creíble hacia una consolidac­ión fiscal razonable es abordar los grandes desequilib­rios financiero-monetarios (por ejemplo, un peso muy devaluado, una inflación elevada y arraigada de más del 50%, y unos mecanismos de cepo financiero amplios y cada vez más distorsion­adores)”.w

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