Clarín

Barty es la tenista diferente que rompió una sequía de 44 años

La número 1 del mundo se consagró en Australia al superar a la estadounid­ense Collins por 6-3 y 7-6.

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Ashleigh Barty es una jugadora diferente. Lo era cuando a los 5 años comenzó a tomar clases de tenis y sorprendió a su primer entrenador, Jim Joyce, con la gran coordinaci­ón entre su vista y sus manos. Lo fue durante su etapa de junior, en la que llegó al segundo lugar del ranking y ganó el título de Wimbledon en esa categoría. Y lo es hoy, como número 1 del mundo y gran dominadora del circuito, con un juego vistoso y de muchas variantes.

Aunque no sólo por su talento con la raqueta se destaca la australian­a. De perfil bajo aunque gran carisma; poca exposición mediática pero mucha convicción a la hora de declarar, siempre sin causar revuelo; y con una historia particular con el deporte, Barty, de 25 años, es una referente del tenis mundial y de su país que ayer la vio coronarse en Australia (23.616.000 dólares; cemento) y cortar una sequía de 44 años sin campeonas locales.

Barty superó a la estadounid­ense Danielle Collins en la final, la primera desde 1980 con una protagonis­ta australian­a. Y por 6-3 y 7-6 (7-2) conquistó su tercer título de Grand Slam tras los que había conseguido en Roland Garros en 2019 y en Wimbledon el año pasado (está invicta en finales de torneos de esa categoría en las que sólo cedió un set). Pero además se consagró a lo grande en Melbourne Park: levantó una desventaja de 5-1 en el segundo parcial y no perdió un parcial en el torneo.

Su presente era impensado hace seis temporadas cuando, tras un parate de un año y medio, comenzó de abajo a reconstrui­r su carrera.

Tenía apenas 18 y sólo un par de años como profesiona­l cuando sorprendió al colgar la raqueta porque el vértigo del circuito la había abrumado. “Todo fue demasiado rápido para mí. Estuve viajando mucho desde muy joven. Quiero tener la experienci­a de una chica joven normal”, comentó en ese momento.

Durante su retiro momentáneo incursionó en el cricket, un deporte que practicó en los últimos días en los pasillos del club junto a su equipo. Pero a mediados de 2016 volvió a su primer amor. Disputó su primer torneo en junio en Nottingham: como 623ª del mundo arrancó en la clasificac­ión y llegó hasta los cuartos de final. Y luego protagoniz­ó un ascenso meteórico hasta la cima.

Llegó a ese lugar por primera vez el 24 de junio de 2019 tras ganar el título en Birmingham, unas semanas después de conseguir su primer Grand Slam en Roland Garros. Desde entonces sólo cedió esa posición ante la japonesa Naomi Osaka, que lideró durante cuatro semanas entre agosto y septiembre de ese año. Aunque, vale recordar, la clasificac­ión estuvo congelada por la crisis sanitaria mundial.

El año pasado volvió a jugar regularmen­te tras ausentarse de la reanudació­n del calendario en 2020 luego del parate por la pandemia y pasó casi toda la temporada sin regresar a su casa. Pero el sacrificio valió la pena porque cumplió su sueño al conquistar Wimbledon e imitar a su ídola Evonne Goolagong, la última australian­a que lo había ganado, en 1980. Y tras cerrar el año como número 1 se convirtió en la quinta tenista de la historia en terminar en esa posición durante tres temporadas seguidas luego de Steffi Graf, Martina Navratilov­a, Chris Evert y Serena Williams.

Admirada y querida por sus colegas y rivales -la propia Osaka aseguró que es “la número 1 ideal, sobre todo por su consistenc­ia” y el británico Andy Murray afirmó que le encanta verla jugar-, Barty además se ganó el corazón de sus compatriot­as. Su ascenso tuvo un gran impacto en las nuevas generacion­es de tenistas.

“Es increíble estar en la final. Voy a salir a la cancha con una sonrisa para intentar dar lo mejor, disfrutarl­o y ver qué pasa. Simplement­e estoy feliz de jugar mi mejor tenis aquí”, había asegurado antes de jugar el partido decisivo. Una jugadora distinta, que acaba de hacer historia, encaró uno de los partidos más importante­s de su vida con una sonrisa. Así le fue.w

 ?? EFE ?? Mirada al cielo. Ashleigh Barty logró el tercer Grand Slam de su carrera. Es una líder muy consistent­e.
EFE Mirada al cielo. Ashleigh Barty logró el tercer Grand Slam de su carrera. Es una líder muy consistent­e.

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