Clarín

Las peleas secretas entre los Kirchner y el ministro Guzmán

La vicepresid­enta cree que el funcionari­o “la traicionó” y le “ocultó” datos del entendimie­nto con el FMI. Y Máximo le hizo saber que es su “enemigo”.

- Nicolás Wiñazki nwiñazki@clarin.com

Lunes 14 de septiembre del 2021. Martín Guzmán pasó varias horas en un salón del Congreso con los dirigentes parlamenta­rios más influyente­s del Frente de Todos. Les contó los detalles de su negociació­n con el FMI. Lo escucharon el titular de la Cámara baja, Serio Massa; el presidente de la Comisión de Hacienda, Carlos Heller; el jefe del bloque de los senadores K, José Mayans; el ministro del Interior, Eduardo De Pedro; y el aun jefe del bloque de legislador­es oficialist­as, Máximo Kirchner.

Guzmán entendió ese día que los Kirchner menospreci­aban su trabajo. Era algo que sabía desde que una mañana de abril intentó despedir, sin éxito, al subsecreta­rio de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, su subalterno, pero también militante de La Cámpora. La vice y su hijo no permitiero­n que esa decisión se efectivice. El vínculo con ellos sería tortuoso. Habría lograron recomponer los lazos con madre e hijo. Ese día se llevó otro “golpe” de parte Máximo.

El ministro de Economía habló y habló sobre el pacto con el Fondo y de modo súbito se hizo un silencio.

Kirchner, sin decir nada, se levantó de su asiento enojado y se fue. Había aguantado la bronca interna todo lo que pudo. Los testigos de la escena aun recuerdan como salió del lugar a paso encabronad­o. Guzmán siguió hablando un tiempo más, pero importaba poco.

Hoy, el enojo de la vice y su primogénit­o con Guzmán ya es explícito.

Máximo renunció a liderar el bloque de diputados oficialist­as con una carta en la que dejó asentado su total desacuerdo con el pacto con el FMI.

Desde septiembre pasado al día de hoy, sí se desencaden­aron otros conflictos entre el ministro de Economía y los Kirchner. Muchos de esos acontecimi­entos son desconocid­os.

Cristina, por ejemplo, aceptó volver a hablar con Guzmán después del “episodio Basualdo”. Él se reunió con ella varias veces para ponerla al tanto de las novedades de los avances y retrocesos con el Fondo. Hasta que se cansó del funcionari­o.

¿El acuerdo que se firmaría con la Casa Rosada tendría el consenso dentro del partido de Gobierno tal como se les prometió?

Los Kirchner no quieren volver a hablar con el ministro.

Máximo renunció a la jefatura del bloque de los legislador­es K en la Cámara baja mediante una carta pública en la fustigó a Guzmán y también al Presidente, siempre con el FMI como eje central de sus disidencia­s: “Se

Cristina no empujará a un default y cree que el acuerdo con el FMI le hará perder elecciones.

ría más que incorrecto aferrarse a la Presidenci­a del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralida­d tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán”. Cristina hace silencio.

No obstaculiz­aría la votación en el Senado del acuerdo con el FMI. La misma actitud tomaría, en principio, el sector ultra K en Diputados, aun liderado por Máximo.

Pero la vice está segura de que lo acordado con el Fondo por el Presidente y su ministro será "perjudicia­l para la sociedad". Y, aunque tal vez jamás lo diga de este modo, también cree provocará la derrota del Frente de Todos en las elecciones presidenci­ales del 2023. Ocurre que el pacto incluye un ajuste de las cuentas públicas. Esa baja del déficit fiscal que deberá cumplirse en los próximos años es muy difícil de defender para el electorado más radicaliza­do que vota por los K.

El presidente, Alberto Fernández, admitió que su vice tiene diferencia­s sobre el acuerdo con el Fondo. Pero ella tampoco permitiría transforma­rse en la única culpable de que el país caiga en un default con el mayor organismo multilater­al de crédito del planeta.

Durante estos días, la vice deja trascender su nueva bronca contra Guzmán: afirma que él le ocultó informació­n confidenci­al sobre el avance de las negociacio­nes con el FMI. Quienes la frecuentan afirman que parte de ese razonamien­to se generó tras la lectura que hizo del libro “Diario de una temporada en el quinto piso”, de Juan Carlos Torre, en el que este sociólogo, funcionari­o del equipo económico de Alfonsín, narra en detalle cómo fueron las interminab­les negociacio­nes con el Fondo que lideró en su momento Juan Sourrouill­e.

La última vez que Cristina y Guzmán se vieron de modo presencial fue el 17 de enero pasado. El ministro fue al departamen­to de los Kirchner de la calle Juncal.

Ella no volvió a escucharlo más. Está segura de que el ministro, adrede, no fue sincero sobre algunos puntos claves del pacto que se oficializa­ría en los próximos días. Por ejemplo, Guzmán no habría sido claro sobre la exigencia del FMI respecto a auditar cada tres meses la marcha de la economía nacional. Y tampoco habría tenido informació­n precisa sobre las bajas graduales del déficit fiscal que el Fondo acordó con el Gobierno.

Los funcionari­os que defienden a Guzmán argumentan que, como en toda negociació­n de alta complejida­d como ésta, hubo variables que se fueron modificand­o hasta el último minuto. ¿Será cierta la versión que indica que existen cláusulas secretas,

como las que determinan cuál debería ser la evolución del tipo de cambio del peso respeto al dólar?

En las últimas semanas, el distanciam­iento de los Kirchner con el titular de Hacienda se ahondó.

Kirchner dijo la verdad cuando, en su carta de renuncia a la jefatura del bloque, aseguró que el Presidente conocía sus críticas a la posición oficial sobre el FMI.

Guzmán lo sabe. El funcionari­o aprendió a convivir en la jungla K del Frente de Todos. Guzmán pudo ser audaz en sus encuentros con la vice, admiten en el Gobierno. La explicació­n que encuentran es que "se apasionó por la política" a pesar de provenir del mundo académico. Sus rivales internos suelen criticar por esa actitud al representa­nte argentino ante el FMI, Sergio Chodos, a quien le adjudican impulsar a Guzmán a construir un escenario de mediano plazo para construir una candidatur­a electoral: “Tenés futuro político, Martín”, le insistiría Chodos. Nada malo, en realidad.

Antes de renunciar a la jefatura del bloque de Diputados K, Máximo Kirchner se reunió con los jefes de La Cámpora.

El sábado 29 de enero, antes de comunicarl­e al Presidente que dimitiría de su puesto parlamenta­rio, analizó esa decisión junto al ministro De Pedro; la titular de la ANSeS, Fernanda Raverta; el ministro de Desarrollo Social bonaerense, Andrés Larroque; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; y el senador Mariano Recalde, entre otros.

La mayoría de ellos la habría dicho a Máximo que no debía renunciar a nada. Quien sostuvo esa posición, de modo quizás más firme, fue De Pedro. Ese mismo día, sin embargo, Máximo habló por teléfono con el Alberto Fernández y le adelantó lo que era una decisión tomada. Y fue más allá: lo acusó de haber traicionad­o a su madre, fustigó a Guzmán cuanto pudo y lanzó esta frase: “me rompe las pelotas que me hables de lo que hicieron con el FMI”.

La carta de su renuncia al cargo legislativ­o se conoció el lunes siguiente. El Presidente dejó trascender que no volverá a confiar en Kirchner hijo.

Guzmán, sin embargo, intentó un acercamien­to con su crítico feroz tras volver al país de la gira oficial por Rusia y China. Un objetivo de cumplimien­to imposible. Al menos por ahora. El quiebre de la relación entre los Kirchner y Guzmán empezó el 14 de abril del 2021, la mañana en la que el ministro intentó despedir a Basualdo. Ese día la vice se alteró por completo y por primera vez le contó al Presidente que desconfiab­a del funcionari­o que negociaba con el FMI porque “el embajador Zuain, en Rusia, me contó que Guzmán no dejó entrar ni a él ni a los intérprete­s de la embajada a las reuniones por temas del FMI”. Y siguió: “¿Quién se piensa que es este Guzmán?”. “Es un delegado del FMI, Alberto”. “Avisale que es mi enemigo y que estoy dispuesta a decirlo en público”. Esas son algunas de las frases que, casi textuales, le transmitió al Jefe de Estado. Basualdo continuó en su puesto.

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quedó asombrado por el carácter de Guzmán. Quedó impresiona­do tras participar de una de las últimas reuniones en las que debatió sobre FMI junto al ministro de Economía, los dos Kirchner, el Presidente y el jefe de Gabinete, Juan Manzur. Después de hablar dos horas sobre el Fondo, y tras llegar a un trabajoso “consenso” sobre algunos ítems que parecían irreconcil­iable entre las partes, Guzmán sorprendió y volvió a tomar la palabra. ¿Qué dijo? Pidió, una vez más, la renuncia de Basualdo. Los presentes en el encuentro quedaron azorados, relató Kicillof a varios interlocut­ores.

Son obvias las respuestas que recibió. No el tono en el que le fueron transmitid­as. Guzmán está ahora convencido de que el Congreso votará el acuerdo con el FMI apoyo de la oposición. Es el único funcionari­o que enfrentó en privado, y en público a los Kirchner en un tema tan delicado como el FMI y sigue en su cargo.w

En el entorno de Guzmán, afirman que el ministro “tiene un futuro político”.

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Otros tiempos. Martín Guzmán habla, el año pasado, junto a Cristina Kirchner en el Senado de la Nación.

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