La Policía de Canadá rompe el bloqueo de los camioneros en la frontera con EE.UU.
Reclaman contra las medidas sanitarias para evitar el Covid. Habían trabado el puente binacional.
Se acabó la paciencia. La Policía canadiense comenzó este sábado a evacuar un puente fronterizo con Estados Unidos, bloqueado por manifestantes que se oponen a las medidas sanitarias contra el Covid, mientras miles de personas son esperadas en Ottawa para una gran manifestación.
El movimiento, que entra en su tercera semana, inspiró a otros más allá de las fronteras. En Canadá, el Tribunal Superior de Ontario ordenó la evacuación de los manifestantes instalados desde el lunes en el puente Ambassador, importante eje fronterizo entre los dos vecinos norteamericanos, un bloqueo que llevó a Washington a intervenir ante el gobierno de Justin Trudeau.
El primer ministro canadiense prometió el viernes aumentar la represión policial porque las “fronteras no pueden permanecer cerradas” y el estado de emergencia se declaró en Ontario. Pero nada pareció disuadir a los manifestantes instalados en las calles de Ottawa o en el puente Ambassador, que conecta Windsor, en Ontario, con Detroit.
A media mañana, la policía avanzó sin problemas alrededor del puente: los manifestantes retrocedieron y desmantelaron algunas tiendas de campaña instaladas en medio de los carriles de circulación y los primeros camiones abandonaron el lugar, observó un periodista de la AFP.
Pero varias decenas de manifestantes aún ocupaban la calzada e intento enfrentar a la policía que opero con apoyo de vehículos blindados. “Las personas en el área de protesta están sujetas a arrestos. Se recomienda que abandonen el área de inmediato”, comunicó la policía.
El cierre de este puente desde el lunes ha causado trastornos en la industria automotriz en ambos lados de la frontera. Más del 25% de las mercancías comercializadas entre Estados Unidos y Canadá transitan
por allí. También están bloqueados otros dos ejes fronterizos: el primero, en Emerson, conecta la provincia de Manitoba con Dakota del Norte, mientras el segundo se encuentra en Alberta.
Este sábado por la mañana, por tercer fin de semana consecutivo, una multitud se concentró en las calles de Ottawa, epicentro del movimiento.
Con banderas canadienses en la mano o colgadas de los hombros, las personas llegaron al centro de la ciudad y llegaron a colarse entre los camiones estacionados a pesar de la nieve que caía. “No estoy vacunado y no estoy muerto”, dice Marc-André Mallette, de 38 años, señalando que
ha apoyado la causa “desde el principio”.
John Pacheco, que acude tres veces por semana a manifestarse, llevó el sábado a su hija Sofía, de 15 años. Este “activista católico” se complace en ver que los convoyes se están extendiendo por todo el mundo. “Si no estoy vacunada, no puedo ir a la iglesia”, protesta Sophia Pacheco, quien ha instalado rosarios alrededor de la bandera canadiense.
La protesta partió de camioneros que se oponían a la obligación de vacunarse para cruzar la frontera con Estados Unidos, pero abarca ahora reclamos más amplios contra todas las medidas sanitarias y también contra el gobierno de Trudeau. El premier ha sido fuertemente criticado por la oposición por su inacción ante los manifestantes.
Trudeau ha calificado la protesta de “minoría marginal y ruidosa”. Pero en un país donde las medidas sanitarias son en la mayoría de las provincias más restrictivas que en otras partes del mundo, el movimiento recibió un apoyo popular más amplio de lo previsto por las autoridades.
Según una encuesta, un tercio de los canadienses lo respalda y el 44% de los vacunados entiende “la causa y las frustraciones que transmiten los manifestantes”.
Desde el inicio del movimiento, varias provincias del centro de Canadá han anunciado el abandono del pasaporte vacunal y el barbijo en las próximas semanas. Sin embargo, las dos provincias más pobladas del país, Ontario, epicentro de la protesta, y Quebec, se han inclinado en sentido contrario.
Los camioneros deben exhibir los testeos cuando ingresan al país, o cumplir una cuarentena si tienen un resultado positivo. El movimiento tomó un grave sesgo político cuando los activistas se aliaron con formaciones de ultraderecha y plantearon que el objetivo final era buscar el derribo del gobierno de Trudeau. Aparecieron, además, carteles simpatizando con la pasada administración de Donald Trump en EE.UU.
Los camioneros también se niegan a vacunarse y reclaman la caída del gobierno de Trudeau.