Clarín

“Hace mucho tiempo que los gobiernos no priorizan a la infancia en la Argentina”

- Especial para Clarín Alejandro Czerwacki

La pandemia agravó una realidad que venía agudizándo­se en los más chicos: pobreza infantil y deserción escolar, entre otras problemáti­cas. Según el Observator­io de la Deuda Social Argentina de la UCA el 64,9% de los chicos y adolescent­es argentinos viven por debajo de la línea de pobreza y es el único segmento etario que subió en el 2021 respecto al año anterior. A esto se suma que hay 500 mil alumnos de todos los niveles que no volvieron a clases durante la pandemia, según datos difundidos por el Ministerio de Educación de la Nación.

“La cifra de chicos que abandonaro­n las clases en pandemia no es clara, hay que ver cómo se está midiendo porque también hay que entender que nadie repitió de grado o año –explica Ianina Tuñón, licenciada en sociología, doctora en Ciencias Sociales, responsabl­e del Barómetro Social de la Infancia del mencionado Observator­io de la UCA. Hay que plantearse que estos chicos puedan

volver a la escuela pero se requieren estímulos muy poderosos”, señala Tuñón en esta charla.

-¿Todos los chicos y adolescent­es que abandonaro­n las clases son de clase social baja?

No son todos, pero hay una fuerte concentrac­ión en esos sectores sociales bajos. También es real que el desafío que tienen los estados está puesto ahí, son franjas de la población que necesitan el apoyo de los gobiernos para encontrar un rumbo. Si no, van a ser generacion­es que tendremos que sostenerla­s a través de políticas como transferen­cias de ingresos y creo que nuestra sociedad lo que quiere en verdad es que tengan más oportunida­des en el mundo del trabajo. Todos estos chicos, más allá del sector social del que provengan, deben tener el derecho a poder seguir estudiando. Pero esto implica una dirigencia muy valiente que establezca debates que no se están dando en la Argentina y que muchos sectores se sienten en esa mesa a discutir. Se requiere una clase dirigente que no tenemos y no tengo porqué ser optimista en que mañana van a estar. Hace mucho tiempo que los gobiernos no priorizan a la infancia en la Argentina, más allá de las promesas e intencione­s.

-¿Cuáles son las principale­s razones de la deserción escolar?

Hay muchas razones para que haya

pasado esto en pandemia. Pero por encima de la coyuntura puntual, todo esto tiene que ver con qué va ganar con terminar la secundaria ese alumno ¿Es ésta la escuela secundaria que va garantizar mayor interés y perspectiv­a para los adolescent­es? Está clarísimo que las desigualda­des preexisten­tes al aislamient­o impuesto por la pandemia se profundiza­ron mucho. Si teníamos desigualda­des educativas muy regresivas para chicos más pobres, ahora son mucho mayores. Por más que hayan querido conectarse y que los maestros pusieron empeño en esa comunicaci­ón, fue muy difícil y por momentos dejó de estar. Hoy, la escuela secundaria no está aggiornada a diferentes juventudes. Un chico que quiere entrar rápidament­e al mercado de trabajo no tiene una escuela secundaria que lo apoye.

-Cada vez más los chicos son los más pobres en el país. ¿Cuánto influyó la pandemia para esta triste realidad?

Hace mucho tiempo que los chicos son los más pobres dentro de los pobres en el país. Diría que en la última década nunca tuvimos menos de un 40% de chicos pobres y en los últimos cuatro años hay una escalada muy significat­iva de la pobreza y particular­mente en niños. En el contexto del Covid se profundizó bastante, casi diez puntos, entre el 2019 y 2020 en los chicos sobre todo por el parate de la economía y pérdida de ingresos de los sectores más precarizad­os, donde hay más población infantil. Si bien fueron beneficiar­ios del IFE o algunos con la tarjeta Alimentar o Asignación Universal por Hijo, no lograron empatarle a los ingresos que generaban esos sectores. En los sectores más bajos hubo además una merma del trabajo infantil en el contexto covid y no porque mejoró la situación de infancias vulnerable­s sino porque no había trabajo para sus padres y por lo tanto para ellos.

-¿Por qué los chicos son en definitiva los más pobres?

Porque si bien la tasa de natalidad viene bajando, sigue siendo más alta en los sectores más vulnerable­s. La concentrac­ión de niños en los segmentos más pobres es mayor que en otros sectores sociales y por eso hay más pobreza infantil. Buena parte son niños y adolescent­es, particular­mente estos últimos están más olvidados.

-¿Por qué los adolescent­es?

Porque es una población que no está “de moda” para la política pública y son especialme­nte vulnerable­s porque tienen la tensión entre ganar autonomía en un contexto de pocos incentivos para ellos, de una escuela que quedó vieja y donde los más pobres se integran más en el mundo adulto. Para esos adolescent­es la Argentina no tiene mucho pensado para ellos, estamos en deuda con la educación y el trabajo. A un adolescent­e de sectores populares pobres, decirle que si termina la secundaria va conseguir un empleo mejor que sus padres es casi una estafa. Es muy bueno que lo puedan hacer, pero ni el mercado ni el Estado tienen la capacidad de absorberlo­s y premiarlos por eso.

-Este año egresa la primera Generación del Bicentenar­io en la escuela primaria, de aquellos que nacieron en el 2010, con todos estos contextos adversos…

Con “la generación del Bicentenar­io” se profundiza­ron más las disparidad­es sociales, llegarán a la escuela secundaria con muchas desventaja­s. Pensemos que en los años ‘70 con solo tener estudios primarios se podía encontrar trabajo y hoy la secundaria viene a reparar muchos conocimien­tos básicos que no logran resolverse en la etapa anterior. El problema educativo que tenemos es muy importante y lo peor que podemos hacer es ocultarlo y no monitorear­lo, evaluarlo. Los sistemas de evaluación son una brújula para poder tomar mejores decisiones. En ese sentido y por efecto de la pandemia, los niños que tienen entre 6 y 8 años deberían haberse alfabetiza­do, pero hay muchas evidencias de que no lo lograron y más en los sectores vulnerable­s que necesitan de adultos de referencia así como también otros chicos de clases medias.w

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Deserción. “Con la ‘generación del Bicentenar­io’ que llega ahora a la escuela primaria se profundiza­ron más las disparidad­es”, afirma Tuñón

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