Buenos Aires volvió a su fiesta de tenis con récord de público incluido
La presencia de Del Potro fue clave para que las entradas se agotarán en la mayoría de las jornadas.
Extrañaba el Buenos Aires Lawn Tennis el calor y el color que los fanáticos argentinos le aportan a cada edición del Abierto de Buenos Aires. El año pasado, en una edición celebrada bajo un estricto protocolo por la pandemia y a puertas cerradas para el público general (sólo ingresaron los invitados de la organización y de los jugadores), se vivió un torneo distinto. Pero en 2022 las tribunas volvieron a llenarse, el aire volvió a vibrar con las típicas canciones y los gritos de aliento -y hasta los silbidos para los rivales de los compatriotasdurante los partidos y el torneo porteño recuperó toda su esencia y fue, otra vez, una gran fiesta.
Es que también el público extrañaba la chance de disfrutar en vivo una de las dos citas más importante del tenis nacional y, seducido por un cuadro altamente competitivo (que se potenció a último momento con el ingreso de Juan Martín Del Potro), hizo desaparecer las entradas de las boleterías. A tal punto que, según una proyección de la organización, la edición 2022 del torneo fue la más exitosa -en cuanto a público- de la historia, salvando las tres que se jugaron con tribunas tubulares que aumentaron la capacidad (de 2006 a 2008).
Muchos aseguraron que la presencia del tandilense -que volvió a jugar tras 965 días en un partido que fue más un adiós que un regreso- fue la razón por la que se agotaron las entradas de muchas de las sesiones. Es cierto: cuando se anunció que Del Potro jugaría el torneo, el ritmo de venta se aceleró. Pero las tribunas repletas en casi todas las jornadas fueron indicio que no sólo el ex tercero del ranking atrajo la atención de la gente.
La mayor convocatoria ocurrió el martes por la noche. Los números oficiales hablan de 4.950 espectadores, la capacidad máxima del estadio; pero a simple vista, parecieron bastantes más. En el emotivo choque entre Del Potro y Federico Delbonis, el último de esa jornada, hubo gente sentada hasta en los pasillos de un estadio Guillermo Vilas explotado.
Aunque también el miércoles -un día que, se sabía de antemano, no lo tendría a Del Potro en la cancha- mostró las gradas completas, sobre todo en el duelo que Sebastián Báez perdió con Lorenzo Sonego por los octavos de final. Y el público, que alentó de principio al fin al al bonaerense, uno de los más talentosos de la nueva generación, le dio un marco especial -de esos que sólo los argentinos saben generar- al partido.
Hasta el estadio 2, en el que se disputaron la mayoría de los partidos del cuadro de dobles (con Horacio Zeballos como un gran protagonista), se llenó en varias de las jornadas aún cuando en la cancha central se jugaban simultáneamente choques del single.
Cuatro de las cinco sesiones nocturnas (del martes al viernes) fueron a estadio lleno. También se vendieron todas las entradas de la sesión diurna del viernes y las del ayer (semifinales) y la final de hoy. Y contando los asistentes a las dos jornadas de la clasificación (el fin de semana pasado), la organización proyectó un total de 59.436 espectadores sobre 65.700 posibles para la edición actual del torneo.
Ese número lo transformó en el de la mayor convocatoria de la historia, sin contar las tres ediciones en las que se instalaron las tribunas tubulares. En 2006 asistieron 64.245 personas); en 2007, 64.525; y en 2008, 63.928.
La fiesta del ATP, claro, no estuvo sólo en las tribunas. Porque en 2022 volvió a armarse el tradicional patio de comidas (ausente en 2021, por el protocolo) y quienes llegaron al predio para disfrutar los partidos -con entrada y pase sanitario en mano (requisito excluyente)- tuvieron una gran oferta para distenderse entre partido y partido.
Los stands de comidas de siempre -con opciones que van desde sandwiches hasta parrilladas, con precios variados-, los puestos de venta de indumentaria de conocidas marcas relacionadas con el tenis y las invitaciones a participar de juegos virtuales, de puntería o trivias para ganarse premios de algunos de los auspiciantes ayudaron a los fanáticos a pasar el tiempo cuando no hubo competencia.
En algunas jornadas, además, se pudo disfrutar de música en vivo, con presentaciones de un DJ o alguna banda. Y hasta hubo quienes lograron llevarse alguna foto o un autógrafo de algún jugador para que el paseo por Palermo fuera completo.