Para el Presidente, todos los “argentines” serán al fin reconocidos
El Presidente se refirió -y agradeciótras el censo a cada “argentine”. Pero arregla el oprobio de la fiesta imperdonable en Olivos con dinero. Sustancialmente no arregla nada. No se juega con las lágrimas de los demás.
Es imposible olvidar la burla del dedo acusador contra todo aquel que decidiera transitar. Mientras tanto, sí tuvo lugar la velada abierta para los amigos en la residencia oficial.
¿Cuánto sufrimiento hay en el país que se empobrece?¿Cuántas lágrimas por la inseguridad que mata?¿Cuántas, por el narcotráfico? ¿Cuántas, por el dinero que no alcanza?
¿Cuántas lágrimas se derramaron por los muertos que no pudieron ser despedidos ni por sus hijos, o por su padres o por sus hermanos?
El primer mandatario consideró ahora que “si uno no habla del todes el que es tode no se siente interpelado”.
Pero el padre de Solange Muse no pudo ver a su hija que agonizaba porque por disposición del primer mandatario nadie podía moverse, excepto los asistentes al cumpleaños de Fabiola.
Elucubró el Presidente que “El ideal va a ser cuando todos y todas seamos todes”, pero Abigail que ya se moría fue detenida en una frontera deshabitada para seguir llorando en brazos de su padre, caminando en el desierto.
Reflexionó el Presidente que “cuando se dice todos, se sienten interpelados los hombres; cuando se dice todas, las mujeres, ¿y el resto? ¿Cómo los convocamos? ¿Cómo les hablamos? Les decimos todes”.
enuncio en su clase de lingüística.
Pero Florencia Magalí Morales apareció muerta en una celda en Santa Rosa del Conlara en San Luis horas después de ser detenida por transgredir la cuarentena. Iba en bicicleta por las calles abiertas y vacías a comprar comida.
Cristina Fernández manifestó en su momento otro punto de gran desacuerdo con Alberto Fernández.«A mí no me gusta el todes. Yo digo todos y todas, que es patente Cristina», dijo hace dos años en la Feria del Libro en Cuba. Tiene la patente del lenguaje, dice.
Y agregó entre aplausos de sus congéneres de La Habana: «Inclusive, se reían cuando yo demandaba que me dijeran presidenta. Hasta eso tuve que pelear. Que me dijeran presidenta».
Esa lucha en torno al lenguaje y sin cuartel no le ha alcanzado todavía para resolver sus problemas jurídicos. El problema no es en sí mismo el experimento a la deriva del lenguaje inclusivo. Es el cinismo.
La jueza Cecilia Goyeneche tuvo el coraje de investigar y de condenar por corrupción a Sergio Urribarri, ex gobernador de Entre Ríos y luego embajador en Israel. A Goyeneche la crucificaron. La embistió un jury de su provincia para destituirla.
Urribarri, de fluidos e influyentes contactos K, permanece en Israel. Cristina Fernández fue quien bancó su postulación a la embajada, afirman los que conocen el paño de complicidades y favoritismos.
Escribió el periodista entrerriano Daniel Enz,que hace muchos años desentraña lastropelías de la clase política provincial: “Quizás ya es hora de entender que a Cecilia Goyeneche la juzgó lo más parecido a una comisión especial conformada especialmente para destituirla…”.
Decidieron correr de escena a quien hizo justicia. Esta cronista pudo averiguar que a Enz le llegan mensajes muy inquietantes:
“Después de Goyeneche, vamos a ir por vos”.
Y esos recados no son jueguitos lexicales para la tribuna. La superestructura judicial asociada al poder político provincial, con las debidas excepciones, detesta y se aterra con Goyeneche. Ella rompió, o pretendió romper el pacto de impunidad vigente.
“Todos, todas y todes”, son víctimas de esa impunidad. No hay milagros. Ni sortilegios retóricos que apacigüen las aguas. Por el contrario, hay enjambres, colmenas diferentes, tribus políticas que confrontan entre sí exhibiendo y clavando aguijones envenenados.
El Presidente y la vicepresidente, o vicepresidenta, o como quiera autodenominarse, escalan en su combate que nadie sabe hasta dónde puede llegar.
Las sociedades no resuelven sus atávicas crisis gracias a un giro lingüístico oportunista y vacío de contenido. Tampoco es cierto que haya condenas demoníacas y fatales de las que liberarnos sea imposible.
No es verdad que los males y desmanes sean siempre el resultado de la acción malvada de actores externos que diseñan nuestras maldiciones
Las transformaciones profundas son las reales. Sobran fabulaciones, enredos gramaticales, semánticos y sintácticos, y falta realismo en la cúpula del poder.
Porque la realidad ya está fuera de su control. Sin control se licua el poder.
Y eso es lo que más temen.w
Sobran fabulaciones, enredos gramaticales, semánticos y sintácticos, y falta realismo en la cúpula del poder.