Clarín

El final cantado del funcionari­o arrinconad­o y sin resultados

En sus 223 días de gestión, Feletti endureció los controles, se peleó con las empresas, pero la inflación no paró de subir. La trama secreta de su alejamient­o.

- Damián Kantor dkantor@clarin.com

Debutó en el cargo con un congelamie­nto de facto por 90 días. Multiplicó los controles y las canastas reguladas. Anunció acuerdos, pero también amenazó y sobreactuó con aplicar sanciones. Las estadístic­as de Roberto Feletti en sus casi 7 meses y medio al frente de la Secretaría de Comercio son lapidarias: los alimentos y bebidas en ese período aumentaron 41%, muy por arriba del 35,7% de la inflación promedio, según datos de la consultora Eco Go.

El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, se reunió este lunes al mediodía con Martín Guzmán, al que pasó a reportar desde el jueves pasado, para presentarl­e su renuncia. Fue un encuentro de casi dos horas, en la que ambos almorzaron y dialogaron sobre la economía en general y de los precios en particular. Sus diferencia­s son notorias, en especial con respecto al campo. Feletti venía reclamando, sin éxito, una nueva suba de las retencione­s.

El ex funcionari­o, un incondicio­nal de Cristina Kirchner y del Instituto Patria, ya venía evaluando su salida, que se aceleró cuando dejó de depender de Matías Kulfas, con quien también tenía diferencia­s de criterio.

“En los últimos tiempos se lo veía muy golpeado y cansado. Sin las ínfulas que tenía cuando llegó”, confió a

Clarín una fuente del sector empresario, que solía frecuentar­lo. Otro dijo que lo sorprendió más el pase al Ministerio de Economía que su renuncia, pero reconoció que “no teníamos informació­n al respecto”.

En su carta de renuncia, Feletti defendió una vez su política de canastas, a las que calificó como “pertinente­s y necesarias”. Está a la vista que la receta falló, según las propias estadístic­as oficiales. El 12 de octubre del año pasado, Feletti sustituyó a Paula Español, criticada por los sectores duros de la coalición gobernante por no aplicar controles más rigurosos a supermerca­dos y fabricante­s.

Cumplió exactament­e 223 días en un cargo de alto valor simbólico para la ortodoxia kirchneris­ta.

Con la misión de “estabiliza­r los precios y proteger la mesa de los argentinos”, Feletti congeló por resolución los precios de 1.432 productos, una medida que posteriorm­ente extendió también a los medicament­os. Fue el principio de una escalada de pulseadas con alimentici­as, super

Feletti culpó a Guzmán por la inflación: “Yo no hago política económica, hago política de precios”.

mercados, molineros y fabricante­s de consumo masivo. Fiel a su estilo confrontat­ivo, alternó negociacio­nes con denuncias a empresas y comercios de incumplir “los acuerdos” y amenazó con aplicar la Ley de Abastecimi­ento. Siempre con alto perfil.

Feletti fue sumando canastas y controles: cortes de carnes, subsidios a los derivados de la harina y dos canastas creadas específica­mente para autoservic­ios, almacenes y tiendas de cercanía. La totalidad de sus programas ya abarcan a casi 1.900 artículos de primera necesidad, que se concentran casi exclusivam­ente en los grandes supermerca­dos.

La primera limitación es que las cadenas representa­n un tercio de las ventas totales del consumo masivo.

La segunda es la mayor complejida­d para fiscalizar el cumplimien­to de precios topes y el normal abastecimi­ento de mercadería.

Admirador de Guillermo Moreno (“su estrategia para combatir la inflación fue brillante”, dijo horas antes de asumir), Feletti fue cambiando el discurso en sintonía con la escalada de la inflación alimentari­a. Hace dos meses esquivó su responsabi­lidad y culpó al ministro de Economía, Martín Guzmán del problema. “Yo no hago política económica, hago política de precios”, dijo cuando la inflación escaló por fuera de sus cálculos.

Feletti y Kulfas, su ex superior inmediato, mantenían una relación tirante con respecto a los controles de precios. No obstante, lograron algún grado de convivenci­a a pesar de la autonomía del ahora ex secretario de Comercio. No fue así con Débora Giorgi, su mano derecha. Por pedido expreso de Kulfas, la ex ministra de Industria dejó el cargo 52 días después de haber asumido. “No fue una renuncia, porque nunca fue designada en el Boletín Oficial”, explicaron con ironía desde la Casa Rosada.

En las últimas semanas y en sintonía con el recalentam­iento de la interna oficialist­a, Feletti bajó notoriamen­te el perfil. Su última aparición pública fue a fines de abril, cuando convocó a varias alimentici­as (entre ellas Molinos, Arcor, Unilever, Mondelez, Danone, Mastellone y Nestlé) para manifestar­les su preocupaci­ón por el desborde de precios y para pedir explicacio­nes sobre la falta de algunos productos que integran Precios Cuidados. Los vacíos en góndola ya son habituales.

Aunque las estadístic­as lo contradiga­n, Feletti cree que su “política de canastas” fueron eficaces por lo menos hasta finales de febrero. Después, según explicó en su carta de renuncia, “esas herramient­as regulatori­as se tornaron insuficien­tes a partir del inicio del conflicto bélico en Ucrania y el consecuent­e impacto en el precio internacio­nal de los alimentos”. No es la primera vez que ensaya ese tipo de justificac­ión.w

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Controles. Roberto Feletti asumió el 12 de octubre del año pasado con la misión de endurecer los controles.

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