Clarín

Las gestiones de Alberto Fernández para evitar ser criticado en el Tedeum

El Presidente llamó a Poli y echó la culpa a “los medios” por las versiones que alimentaro­n sus funcionari­os.

- Ignacio Ortelli iortelli@clarin.com

Aunque asintió en varios pasajes de la homilía, Alberto Fernández decidió no ahorrar gestos. No lo había hecho en la previa, cuando se esforzó para desactivar "versiones de los medios", y no dudó en repetirlo antes de retirarse de la Catedral Metropolit­ana: con una mezcla de alivio y satisfacci­ón ante lo que había escuchado, el Presidente se acercó al arzobispo Mario Poli y le agradeció por su discurso, con el que dijo coincidir. "Firmo cada palabra de las que usted dijo", le reconoció.

La secuencia, que fue confirmada a Clarín por altas fuentes oficiales, fue una síntesis del balance que hizo el Gobierno al cabo del tradiciona­l Tedeum por el 25 de Mayo, donde a pesar de la delicada situación social, con índices inéditos de pobreza y una alta inflación, la Iglesia evitó alusiones críticas a la Casa Rosada y centró su mensaje con referencia­s a la interna oficialist­a.

Con todo, al margen de ese encuentro instantes después de finalizada la ceremonia, donde Fernández mostró su adhesión ante el mensaje de la Iglesia, Poli también devolvió gentilezas. Según pudo reconstrui­r este diario, le deseó "ánimo" al mandatario y, al mismo tiempo, el arzobispo le regaló a Alberto F. un rosario para su hijo Francisco y le dijo que lo pusiera en la cuna.

No fue el primer intercambi­o que mantuviero­n Fernández y Poli en las últimas horas. En la previa al Tedeum, cuando trascendió que analizaba con encabezar los festejos por el 25 de Mayo desde la Antártida, el Presidente se comunicó personalme­nte con el arzobispo para explicarle los motivos y evitar un malestar que, entendía, no existía y se quería instalar desde los medios de comunicaci­ón. "Quieren inventar una pelea que nosotros no estamos dando", repetía el mandatario a los suyos ante algunas notas que daban cuenta de cierto enojo con la Iglesia.

Vale el contexto: fueron encumbrada­s voces de la Casa Rosada que alimentaba­n esa versión y señalaban ante periodista­s de distintos medios que, más allá del viaje a la Antártida, a Fernández "no" lo entusiasma­ba mucho la idea de asistir al Tedeum.

Estrategia a dos puntas ó descoordin­ación, según admiten ahora en el Gobierno, ese gesto de Fernández sirvió para descomprim­ir tensiones con la Iglesia. Hay quienes aventuran que en ese contacto el Presidente fue un poco más allá de las cuestiones logísticas y contó de primera mano su postura ante lo que ocurre en la interna del Frente de Todos.

El mensaje de Poli, donde pareció referirse al tema, alimenta esas versiones. "En medio de las tensiones que parecen repetir crueles enfrentami­entos, el Papa nos dice con sus gestos del buen samaritano que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás, la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro", dijo el cardenal. Si bien hubo varios pasajes de la homilía en los que Fernández asintió, en este tramo lo hizo con mayor énfasis.

Con todo, en Casa Rosada admitieron que el tono y el contenido de la homilía de Poli "superó cualquier expectativ­a". En efecto, en medio de una crisis de la economía signada por una alta inflación, y la feroz interna en el FDT, descontaba­n que habría un mensaje muy duro.

Los gestos de Fernández, que leyó varios pasajes de la homilía dado que en la Catedral se la entregaron antes por escrito, no dejaron dudas de la coincidenc­ia. Y anticiparo­n las voces de aprobación de su Gabinete. "Es un discurso ecuménico, que comprende a todos", resaltó el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández.

Luego habló el propio Presidente. En exclusiva con la TV Pública. "Las del cardenal fueron palabras muy reflexivas que definitiva­mente comparto y que valoro mucho. Fueron palabras muy propicias, habla de esto que yo siempre digo, repitiendo al Papa Francisco, de que nadie se salva solo", reconoció. Poli también dijo: "No hay vida cuando pretendemo­s pertenecer a nosotros mismos y vivir como islas". Esa reflexión, según dirigentes que impulsan la unidad en el oficialism­o, implicó un fuerte llamado al kirchneris­mo duro a poner fin a la interna.w

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