Clarín

Para padres de otras matanzas, todo se repite una y otra vez

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En 2012, el tiroteo de 20 alumnos de primer grado y seis maestros en la Escuela Sandy Hook en Connecticu­t, el peor tiroteo en una primaria en la historia de EE.UU., asustó profundame­nte a la nación y a sus líderes. Casi una década después, mientras observaba cómo aumentaba el número de muertos tras el tiroteo de la escuela de Texas, el padre de una víctima de Sandy Hook se sintió derrotado.

“Supongo que es algo en la sociedad que sabemos que sucederá una y otra vez”, dijo Neil Heslin, cuyo hijo Jesse Lewis (6) murió en el tiroteo en 2012. Heslin dijo que “se sintió obligado” a ver la cobertura. “Es casi como una repetición instantáne­a de Sandy Hook”, dijo. Esa repetición, predijo, incluiría un debate revivido sobre la legislació­n de armas, y aunque eso ocurre después de la mayoría de los tiroteos de alto perfil, se vuelve más acalorado tras las masacres.

Se han producido decenas de tiroteos desde Sandy Hook, incluido el de 2018 que mató a 17 personas en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, y el del mismo año que mató a 10 personas en la Santa Fe (Nuevo México).

Ha habido tantos tiroteos en escuelas, de hecho, que algunas de las familias de Sandy Hook dicen que pueden predecir la reacción de la nación. Debido a que involucran a niños, Sandy Hook, Parkland, Santa Fe y ahora Uvalde avivaron un angustioso debate sobre la política de armas y la nueva legislació­n. Incluso en Texas, un estado con algunas de las leyes de armas más permisivas de la nación, los tiroteos masivos han generado apoyo para un ajuste de cuentas.

La Asociación Nacional del Rifle, cuyo peso político y financiero ayudó a asegurar la derrota de un paquete de legislació­n sobre armas después de Sandy Hook, está debilitada. Pero las fuerzas políticas que condenaron la legislació­n modesta que endureció las verificaci­ones de antecedent­es y prohibió los cargadores de armas de alta capacidad aún dominan. Cuando se le preguntó por su predicción sobre lo que la nación puede esperar después de Uvalde, Robbie Parker, cuya hija Emilie murió en Sandy Hook, lo describió como “sombrío”. “No puedo evitar pensar que esto seguirá exactament­e el mismo patrón que todo lo demás”, dijo.w

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