Rodolfo Hernández, el ex alcalde con discurso populista
Es un empresario que se muestra como un “outsider” y alejado de la política tradicional.
El magnate Rodolfo Hernández, el candidato impensado en estos comicios, ha mostrado su condición de "outsider" para tratar de ganar la presidencia en el balotaje de junio y gobernar a golpe de polémicas.
El "Trump tropical colombiano", como algunos se refieren a él, no tenía muchas posibilidades reales, según las primeras proyecciones, de conseguir una victoria en las urnas: era un desconocido para la mayoría de los colombianos, con excepción del departamento de Santander, donde creció e hizo fortuna.
Pero Hernández, del movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción, creado por él y que no se define políticamente aunque sus propuestas tienden más al populismo, se ha convertido en la sorpresa de la campaña.
El exitoso y millonario empresario, alejado de la política tradicional y de las castas colombianas, arrancó su carrera en como alcalde de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, en el noreste del país. En esa región nació, en el seno de una familia de clase obrera.
Hernández está casado con Socorro Oliveros y tiene cuatro hijos: Juliana, desaparecida tras ser secuestrada por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 2004; Luis Carlos, Mauricio y Rodolfo José.
Ya en aquella campaña por la alcaldía que lo catapultó a la política hizo del vocablo "ingeniero" un inseparable de su nombre, precisamente tratando de dar la imagen de que como ya era rico, no necesitaba robar de las arcas públicas para engrosar sus bolsillos. Algo que le funcionó y le ha acompañado en su carrera a la Presidencia.
A Bucaramanga llegó al poder desde su casa: compró el departamento de enfrente, donde montó una oficina en la que recibía a todo el mundo. Las excentricidades también le siguieron hasta la Alcaldía, donde cada lunes retransmitía por Facebook sus populares "Hable con el alcalde", que le valieron un par de polémicas.
Pero sin duda, lo que más ha marcado su presencia en el panorama político ha sido su carácter, con tendencia a lo pintoresco y chabacano, y sin ningún miedo a la confrontación, en la que ha trabajado su cualidad de salir siempre indemne. Hernández es un "candidato atractivo" porque tiene ideas novedosas, si se quiere poco ortodoxas, y "las transmite sin filtros, algo que puede conectar con los votantes", explicó el analista político Felipe Botero, que añade que no significa que éstas sean "plausibles".
El ingeniero llegó a la carrera por la Presidencia con algunas polémicas a la espalda, como una entrevista donde aseguró que admiraba a Adolfo Hitler o cuando golpeó a un concejal opositor de la Alcaldía de Bucaramanga, algo que le supuso la suspensión de su cargo.
Su campaña, como ya lo fuera la que lo llevó a la Alcaldía, se ha basado en un discurso desde el que hace una crítica voraz contra las prácticas corruptas y los políticos tradicionales, a quienes acusa de todos los males que padece el país.
A pesar de este discurso, Hernández está envuelto en un caso de corrupción que se remonta a su época como alcalde por la gestión de las basuras de Bucaramanga. El juicio se celebrará después de las elecciones.w