Un resultado electoral que podría incidir en los lazos con EE.UU.
Si Gustavo Petro triunfa en la segunda vuelta el próximo mes, el candidato centroizquierdista marcaría el comienzo de una nueva era de la política presidencial en Colombia. El país siempre ha sido gobernado por conservadores o moderados, mientras que la izquierda quedó al margen debido a su asociación percibida con el conflicto armado de la nación. Petro promete hacer ajustes significativos a la economía. Pero su agenda también toca temas que podrían sacudir la estrecha relación de Colombia con Estados Unidos.
Su principal rival durante la mayor parte de la campaña, el ex alcalde de Medellín Federico Gutiérrez, quedó relegado ayer pese a contar con el respaldo de la mayoría de los partidos tradicionales y a postular una plataforma de crecimiento económico favorable a las empresas. Pero también el populista Rodolfo Hernández podría presentar un escenario diferente en el trato con la Casa Blanca.
“La izquierda ha estado bastante marginada por el peso del conflicto armado en Colombia, por la existencia muy reciente de una guerrilla que se decía de izquierda como las FARC”, comentó Yann Basset, analista político y profesor de la Universidad del Rosario, aludiendo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. “El cambio se da con el acuerdo de paz, que levanta un poco esta hipoteca a la izquierda y promueve una agenda distinta con los temas sociales suspendidos por el conflicto”.
Adam Isacson, experto en política de defensa de la Washington Office on Latin America, un grupo de expertos, dijo que si Petro gana las elecciones y se impone sobre sus rivales “habrá más desacuerdo y distanciamiento” entre la Casa Blanca y Bogotá.
Petro quiere renegociar un tratado de libre comercio con EE.UU., el cual ha impulsado las importaciones de productos estadounidenses como la leche en polvo y el maíz. y en su lugar favorecer a los productores locales. También promete cambiar la forma en que Colombia lucha contra los cárteles de la droga que producen alrededor del 90% de la cocaína que se vende en los EE. UU. Asimismo, suele criticar la política estadounidense de drogas en el hemisferio, diciendo que “ha fracasado” porque se enfoca demasiado en erradicar los cultivos ilegales y arrestar a los capos. Quiere impulsar la ayuda para las zonas rurales, para dar a los agricultores alternativas al cultivo de coca, la planta que se usa para hacer cocaína.
Isacson dijo que los objetivos de erradicación de la coca podrían dejar de ser una prioridad para el gobierno colombiano bajo la administración de Petro, así como el ritmo al que los narcotraficantes que son arrestados son enviados a los EE. UU. para enfrentar cargos. Es toda una incógnita que podría representar este tema para su rival Hernández.
Sandra Borda, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de Los Andes en Bogotá, dijo que es posible que Petro no tenga suficiente influencia para hacer cambios significativos en la política exterior de Colombia. Los esfuerzos para renegociar el tratado con EE.UU. podrían verse frustrados por los legisladores de ambos países, consignó.
Asimismo, cuando se trata de seguridad, los militares colombianos se mostrarán reacios a renunciar a los acuerdos de cooperación con Washington que incluyen ejercicios conjuntos, intercambio de inteligencia y trabajos para instructores militares colombianos en cursos financiados por la Casa Blanca en otros países de América Latina.w