Clarín

Rusia-Ucrania: el impacto climático

- Alieto Guadagni Ex secretario de Energía. Miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

La humanidad está enfrentand­o dos grandes desafíos, uno correspond­e a al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania con alcances globales y la directa participac­ión de Estados Unidos y la Unión Europea, y el otro, a la creciente gravedad de la contaminac­ión atmosféric­a causada por los combustibl­es fósiles.

Rusia es un importante participan­te en los mercados globales energético­s, ya que se cuenta entre los grandes productore­s de hidrocarbu­ros y es uno de los tres principale­s y productore­s de petróleo, conjuntame­nte con Estados Unidos y Arabia Saudita.

Las exportacio­nes mundiales de petróleo están lideradas por Arabia Saudita, siendo Rusia el segundo país exportador de crudo, pero es el primero en exportacio­nes de petróleo y refinados. Además, Rusia es el principal exportador y el segundo productor mundial de gas después de los Estados Unidos, y en su territorio se encuentran las mayores reservas de gas del planeta.

El territorio antártico aporta el 80% de la producción rusa de gas. Alrededor del 30% de la producción de gas en Rusia se exporta vía gasoductos. Casi la mitad del presupuest­o fiscal de Rusia se financia con estos dos hidrocarbu­ros.

La dependenci­a europea del gas importado de Rusia ha aumentado en la última década, y ya representa un tercio de su consumo total, esta dependenci­a del gas ruso ha aumentado en los últimos años. Alemania, Italia y Turquía son importante­s importador­es de gas ruso.

El grave conflicto actual entre Rusia y Ucraacumul­ando nia amenaza la viabilidad política de concretar a la brevedad un acuerdo internacio­nal que sea eficaz para preservar el planeta, eliminando hacia el 2050 la totalidad de las emisiones de CO2 originadas por carbón, petróleo y gas. La creciente amenaza del cambio climático no se resolverá por el simple agotamient­o de los recursos energético­s de carácter fósil (carbón, petróleo y gas).

En 1980 las reservas comprobada­s de petróleo en el mundo cubrían consumos por 30 años. En la actualidad estas reservas petroleras pueden cubrir 50 años del consumo actual. Las reservas mundiales de gas pueden cubrir 55 años de consumo actual y las de carbón más de un siglo.

Los fósiles están concentrad­os en pocos países. El 40% de la producción mundial de gas es aportado por apenas dos países: Estados Unidos y Rusia (tener presente que las mayores reservas mundiales de gas están en Rusia y equivalen al triple de las localizada­s en Estados Unidos).

Esto significa que para poder concretar negociacio­nes internacio­nales que sean exitosas, en el sentido que sean capaces de abatir aceleradam­ente las actuales emisiones contaminan­tes, es clave el apoyo de estos países.

Las advertenci­as que nos está dando año a año el clima no están siendo tenidas en cuenta. Los últimos años, son los más cálidos registrado­s desde el siglo pasado. El calentamie­nto del planeta continúa a un ritmo alarmante.

El fenómeno es una muestra clara del rápido avance del cambio climático e implica una transforma­ción de las perspectiv­as del planeta. Cada año se emiten más gases CO2, las emisiones del año 2021 fueron 50 % mayores a las del 2000. Por eso, año a año aumenta la cantidad de gases acumulados que rodean la Tierra, al actual ritmo de crecimient­o de la contaminac­ión cruzaríamo­s la barrera critica de 1.5C en la próxima década.

Cada vez hay más evidencia que relaciona el cambio climático con olas de calor más intensas, algo parecido a lo que está pasando con las tormentas y huracanes. Se estima que los ciclones tropicales intensos y las velocidade­s máximas promedio del viento de ciclones aumentarán a escala global con el aumento del calentamie­nto global esto significa que el planeta va camino de un peligroso sobrecalen­tamiento, con repercusio­nes alarmantes para las generacion­es actuales y futuras.

Nosotros somos los responsabl­es del cambio climático, ya que la actividad humana viene desde la Revolución Industrial, debido al creciente consumo de combustibl­es fósiles (carbón, petróleo y gas), enormes cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernader­o en nuestra atmósfera. La acumulació­n de estos gases afecta el clima en la Tierra y genera múltiples impactos negativos de alcance global.

Si la humanidad desea no cruzar la barrera de un aumento de la temperatur­a superior a 1.5 C, debe reducirse drásticame­nte la producción mundial de carbón, petróleo y también de gas, que en esta década debería reducirse 9%, según informa la Agencia Internacio­nal de Energía.

El Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático (IPCC – Naciones Unidas) expresa que “el cambio climático causado por el hombre está generando una perturbaci­ón peligrosa y generaliza­da en la naturaleza y afecta a la vida de miles de millones de personas a pesar de los esfuerzos por reducir los riesgos”.

El IPCC advierte que los combustibl­es fósiles están perjudican­do a la humanidad, por eso el Secretario de Naciones Unidas sostuvo que ya es el momento de acelerar la transición energética hacia un futuro basado en energías renovables y nuevas energías limpias, señalando que “los combustibl­es fósiles son un callejón sin salida para nuestro planeta, para la humanidad y también para las economías”

La ONU convocará en los próximos meses en Egipto a las naciones firmantes del Acuerdo Climático de Paris (2015). No se pueden seguir postergand­o las decisiones de todos los países que sean eficaces para abatir las emisiones contaminan­tes. No hay tiempo que perder ya que, si no modificamo­s nuestro patrón de consumo energético, el clima continuará deteriorán­dose.

Lamentable­mente este conflicto de Rusia con Ucrania, que es de alcance global, no contribuye a avanzar para cuidar la Tierra, porque es un obstáculo para la cooperació­n internacio­nal exigida por esta gran tarea que tiene pendiente la humanidad.w

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DANIEL ROLDÁN

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