Clarín

El regreso de la telenovela que fue un símbolo de los ‘90

El Nueve vuelve a emitir, con imagen mejorada, este clásico de la ficción nacional, que lanzó a Natalia Oreiro y Diego Ramos.

- Sabrina Galante

Si no fuera por la ropa de gala y el maquillaje, el ansiado reencuentr­o de actores podría simular una típica reunión de ex alumnos. Los que no se ven hace años, los que siguieron en contacto por Zoom durante la pandemia y los que ni siquiera están presentes (al menos físicament­e) por compromiso­s laborales. Es parte del histórico elenco de Ricos y famosos,

que volverá a emitirse por El Nueve.

“A mí me llevabas a mi casa”, le recuerdan sus colegas mujeres a Diego Ramos, protagonis­ta junto a Natalia Oreiro de la icónica telenovela de los '90, que 25 años después los convoca para celebrar con un programa especial su relanzamie­nto a la pantalla a

partir del hoy a las 15.

Cerca del horario apalabrado, para grabar una emisión que tuvo a Carolina Papaleo como anfitriona y videos

con saludos de Natalia Oreiro y Carina Zampini (las grandes ausentes con aviso) todos suben y bajan escaleras hasta llegar al Estudio 7. Todos menos Graciela Pal, que quedó en esperar a su colega y amigo Antonio Grimau en una oficina y apenas puede caminar sola sin dolor.

“Me doblé el tobillo en la calle de la forma más estúpida porque yo hago las compras”, comparte en voz alta y entre risas, mientras sus compañeras Lorena Paola y Paola Papini se actualizan con un delay de más de dos décadas. “Tu hijo tiene 23 y la última vez que lo vi fue al nacer, cuando te visité en el hospital”, se sorprende Papini, que enseguida se saluda con la recién llegada Karina Buseki.

Todavía no empezó la grabación, pero el detrás de cámara ya es un torbellino de anécdotas. Nacimiento­s, mudanzas, embarazos, no precisamen­te de la ficción, fueron parte de una etapa que acompañó a varios de los que hoy se reencuentr­an.

“A muchos los sigo viendo. Como a mi tía en la novela, Gracielita Pal, que fue en su momento la testigo de casamiento de mi primer matrimonio, porque en estos pasillos conocí al papá de mi hijo. Ahí también nació mi amistad con Carina Zampini. De hecho, nos enteramos juntas en el baño de mi casa que ella iba a ser mamá. Mi madre fue a comprarle el test”, confiesa Lorena Paola.

El buen clima era colectivo. No importaba si la pomposa escena del casamiento de los protagonis­tas, grabada en el Campo de Polo de Hurlingham, se extendía un día entero hasta la madrugada, o si el famoso globo aerostátic­o en el que huían Diego Ramos y Natalia Oreiro emandaba otra hora eterna de frío en exteriores.

“Hacer novelas en esa época era como hacer una patriada. Grabábamos a tres estudios, también como a 80 kilómetros de acá y, por la cantidad de gente, nos trasladába­mos en micros de larga distancia. No existían celular ni computador­as, entonces era un trabajo titánico prever cada detalle”, explica Rubén Lescano, el entonces Coordinado­r de Producción y hoy productor del especial.

“Eran otros tiempos. Cuando la audiencia vea el reestreno va a tener que ubicarse especialme­nte en el año '97, porque los tiempos de la novela eran otros. Un libro en aquella época tenía entre 36 y 40 escenas. Hoy puede llegar a tener 60, porque es todo muy picado”, apunta sobre el programa que mantuvo en vilo a un país entero.

Diego Ramos recorre los pasillos a los trotes con Clarín, porque es el único que falta para comenzar. “Estos estudios fueron casi estrenados por la novela. Fue una época donde nos empezamos a mudar y no había casi nada acá. Estaba todo por hacerse y en plena construcci­ón”, asegura el actor elegido por Alejandro Romay, en principio, para componer un villano.

“Yo iba a ser el hermano de Natalia e iba a ser malo. Pero en ese momento el protagonis­ta se fue, no sé por qué, y me llamaron a un casting para probarme. Al principio yo no quería, porque para mí el malo tenía más juego actoral”, reconoce quien a título de galán de una familia adinerada, viajó a Punta del Este, Uruguay y Cuba, donde se grabó una escena épica que aún no olvida.

“La historia generaba pasiones en la gente, era como un Romeo y Julieta más aggiornado. A todo un pueblito de Cuba le pidieron que fueran extras atrás de Natalia. Y hasta hoy me sigo cruzando con gente que fue extra y me dice: ‘Yo a vos te secuestré en Ricos y famosos’. Porque mi papá en la tira era un mafioso, entonces siempre me secuestrab­an, me trataban de pegar o recibía tiros”.

Con una segunda temporada y recambio de protagonis­tas, la ficción emitida desde principios del 1997 a 1998 -en el antiguo Canal 9 de Romayera la excusa que reunía familias enteras frente al televisor en el horario de la cena.

“Pienso que Romay estaría feliz.

Él estaba siempre detrás de cámara dando pequeñas sugerencia­s. A mí un día me dijo: ‘Te dejaste la barba. Tené cuidado porque aumenta mucho la edad’. Ese tipo de cuidado que él tenía por el programa, hasta los menores detalles”, destaca Grimau.

Pal completa: “Mi nena Manuela (la actriz) era chiquita y cuando vino a hacer un casting el partenaire lo hizo Alejandro. Él era maravillos­o”.

Si bien la trama responde al clásico culebrón, donde el amor de los protagonis­tas pende de un hilo por el enfrentami­ento irremediab­le de sus familias (los Salerno-García Méndez) también fue una ficción donde la maldad predominó sobre la bondad.

Sello que terminó de establecer­se con la incorporac­ión de la malvada Carla Lucero (Por Siempre Mujercitas), personaje que catapultó a Carina Zampini en ese rubro y que por primera vez saltaba de una ficción a otra como un guiño en la tevé.

Rescatar el archivo histórico del canal, “un proyecto que estamos haciendo y que demanda casi cuatro años”, fue el primer paso de la anunciada vuelta de la ficción a El Nueve.

“Estamos felices de estar cumpliendo uno de los objetivos, que es

retomar la ficción nacional en la grilla. El primer episodio fue en conjunto con Amazon, cuando hicimos el estreno de la serie de Maradona. Además tenemos el estreno de dos unitarios: Supernova, con Amazon, que se estrena en julio, y otro con Flow a estrenar en el segundo semestre”, anticipa Sebastián Rolandi, gerente general de El Nueve.

Además confirma la reposición de La extraña dama, otro hito televisivo, “también en carpeta digitaliza­da”, con posible proyección para 2023.

Pero la televisión es otra y también la audiencia que la consume. “Entendemos que se fue modificand­o. Lo que antes se consumía más en el prime time de la noche también pasa a funcionar a la tarde y entendemos que hay un nicho ahí, donde se abre

una posibilida­d que también están explorando otros canales”, señala sobre la franja horaria de las 15 elegida para relanzar la novela hit de los ‘90.

Y asume: “No lo veo como un riesgo, sino como una apuesta fuerte del canal. Queremos poner en valor la ficción argentina y lo que significan para la historia nuestros actores, nuestros guionistas, nuestros directores”.

Y finaliza: “Valorar el reencuentr­o con figuras de un contacto popular como Natalia Oreiro o Diego Ramos, recuperar el archivo histórico y vincularno­s con una figura tan importante como la de Romay para la historia del canal. Fue quien introdujo la ficción en el 9, y más aún: en el audiovisua­l de los canales abiertos”. ■

“La historia generaba pasiones en la gente, era como ‘Romeo y Julieta’ aggiornada”, dice Ramos.

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G. G. ADRASTI Juntada. Karina Buseki, Ramos y Lorena Paola. Abajo: Antonio Grimau, Graciela Pal y Paola Papini.
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Aquella tele. Una escena de la novela, con Natalia Oreiro como Valeria.

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