La dupla presidencial, tres meses después: la trastienda de una tregua que no fue
La vicepresidente copó la escena. Las alusiones a su socio político. Y la reacción de Alberto apelando a Spinetta.
Por protocolo, Alberto Fernández tuvo que esperar a que Cristina Kirchner llegara con demora por tierra
a Tecnópolis. Recién entonces el Presidente se subió al helicóptero que lo trajo desde Casa Rosada. Detrás del enorme galpón donde se ubicaron los invitados a los festejos por los 100 años de YPF -la excusa de reencuentrohabía un único reservado para que compartieran los Fernández después
de tres meses sin verse las caras y de interna a cielo abierto.
Allí permanecieron ambos junto con al CEO de la compañía, Pablo González, durante casi 15 minutos. Sus respectivos lugartenientes, el senador Oscar Parrilli y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello
se quedaron un poco menos. Las preguntas sobre la petrolera sirvieron para disipar la tensión en la previa. "Fue muy ameno", contaron cerca del selecto grupo. La vicepresidenta fue la primera en entrar al escenario; González, el primero hablar. Fernández se ubicó en el centro.
Hasta allí duró la ilusión del acto conjunto y de la tregua oficialista. La congestión que sufría no le impidió a la vicepresidenta ocupar la centralidad del acto. Su exposición no sólo fue la más larga; también fue la más ecléctica y política. Y la más aplaudida entre los 600 funcionarios, gobernadores, empresarios, ministros, intendentes y dirigentes de casi todas las facciones del oficialismo. Faltaron, a pesar de los anuncios de los organizadores, Sergio Massa y Máximo Kirchner.
CFK criticó la gestión de Mauricio Macri, pidió proyectar un video con declaraciones del ex ministro Alejandro Dujovne sobre el bajo endeudamiento en 2015; reivindicó a Hipólito Yrigoyen y, más todavía, la recuperación estatal y expropiación a Repsol. Se quejó -y mostró tapas de diario impresas- de las coberturas periodísticas de entonces, reprochó a Techint que produjera en la Argentina los tubos de aluminio laminado y le pidió -con vehemencia y sin eufemismosa Fernández que utilizara la lapicera presidencial.
La necesidad o el incosciente hicieron que la vice le pidiera dos veces al jefe de Estado su birome para hacer anotaciones. Al final del acto se la devolvió.
El discurso de Cristina obligó a Fernández, que tenía su discurso anotado, a improvisar, como él mismo reconoció. Le contestó con metáforas ajenas. Evocó a Spinetta para insinuar que el futuro es siempre mejor que el pasado y señaló la necesidad de gobernar con responsabilidad. También dijo que había hablado en privado con Paolo Rocca. Se mostró alineado y se diferenció. "No todos somos iguales", dijo en alusión al macrismo, pero la oración funcionó por un instante puertas adentro del oficialismo.
Las críticas a la gestión de Macri sirvieron, como en los últimos días, para tender un puente entre los dos socios. "Tiene razón Cristina", repitió en varias oportunidades y volvió a citar al Papa, con la misma oración que le dijo a Joe Biden 48 horas antes por teléfono.
Antes, los dirigentes de cada sector del Frente de Todos, que los esperaban en el salón principal, se mezclaron y saludaron con formalidad, pero no sobreactuaron gestos de unidad y mucho menos de amistad. A la hora de sentarse, los ministros más cercanos a Fernández y los dirigentes que responden a la vice se ubicaron cada uno de un lado.
Compartieron la primera fila el ministro más apuntado Martín Guzmán, de Economía y -lejos pero cercael secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque. Más atrás se ubicaron los intendentes del conurbano. Mezclados se contaban empresarios como Marcelo Mindlin y Marcos Bulgheroni o el titular de ADEPA Martín Etchevers y empresarios de medios.
"Son los 100 años de YPF", señaló un funcionario de YPF para justificar la convocatoria ecuménica al acto, que organizaron dirigentes de La Cámpora, en el directorio de la compañía. Con recursos a disposición, volvieron a demostrar que no descuidan las puestas en escena: sillas con los colores nacionales, música de Charly García y un surtidor antiguo de YPF en el centro del escenario minimalista con una pantalla gigante. La apreciación no alcanzó para explicar los discursos del binomio presidencial, que después de 94 días volvieron a mostrarse juntos. ■