Clarín

“El problema de este Gobierno es que Cristina no les deja hacer nada bien”

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

-El ahora ex ministro Matías Kulfas lo visitó recienteme­nte, ¿qué le dijo? -Le conté que Walter Molano, economista y amigo, cuando se estaba negociando el acuerdo con el Fondo, me llamó la atención al decirme que se estaba jugando al chicken game, a ver quién se baja primero, quién afloja antes, en lo que le parecía una negociació­n muy dura. Pero después, cuando se firmó el acuerdo, me comentó asombrado que Argentina consiguió lo mejor que podría haber conseguido, porque no le pidieron ninguna reforma estructura­l. Pero, sin embargo, tuvo poco impacto sobre el riesgo país. Esa negociació­n debería haber sido un año antes, pero no lo hicieron porque Cristina pensó que si se firmaba en marzo del año pasado íban a perder las elecciones. Se perdió un año, se dejó acumular una tensión en los mercados financiero­s enorme. Y perdieron las elecciones. Entonces le dije que el problema principal que tiene este Gobierno es que Cristina no les deja hacer nada bien, como por ejemplo haber trabado tanto tiempo el tema de las tarifas. -¿A eso también atribuye esta aceleració­n inflaciona­ria? -Lo principal es que no tenemos ninguna conducción política, ni consenso ninguno. El principal problema es político, más que económico. Acá lo que tenemos básicament­e es nuestra incapacida­d de organizarn­os y ponernos a hacer algo con algún grado de acuerdo. Porque nuestra carga de deuda no es enorme. Estamos con un programa del Fondo Monetario, que es lo menos exigente que se podría haber pensado. En el caso de la aceleració­n inflaciona­ria hubo shocks internacio­nales por el aumento de los precios de los alimentos a raíz de la guerra. Y eso obviamente influye pero también todo lo que dejamos de hacer.

-Es decir que la guerra está impulsando la aceleració­n...

-La impulsó en todos lados, pero nadie tiene más de 60% de inflación anual, porque nosotros veníamos con una inflación alta desde antes. Eso está convalidad­o por el déficit fiscal, la política monetaria y además teníamos inercia. Una inercia que viene del período kirchneris­ta. Porque la convertibi­lidad es la gran responsabl­e de la pobreza que tenemos, del empeoramie­nto de la distribuci­ón del ingreso, etcétera. Pero paró la inflación, terminó con la inercia. Argentina no se diferenció de todo el resto de los países que paramos la inflación en los 90. Pero los demás la sostuviero­n

La dolarizaci­ón no es posible y tampoco, necesaria. Primero porque no tenemos el apoyo de EE.UU.”

A Kulfas le aconsejé que hay que cumplir el acuerdo con el FMI, que es un acuerdo que trae más inflación por el ajuste en las tarifas”

en niveles muy bajos como Perú, Colombia, Chile y Brasil. Pero nosotros volvimos al 30% en 2007 con la locura de intervenir el INDEC, algo que no se le ocurrió ni a la dictadura militar. -Volviendo a su reunión con Kulfas, ¿qué le aconsejó?

-Que hay que cumplir el acuerdo con el Fondo. Es un acuerdo con el Fondo que implica que la inflación se va a acelerar y eso hay que aceptarlo, porque tienen que subir, en términos reales, la electricid­ad, el gas, el agua y el tipo de cambio oficial, que es por el cual se fijan determinad­os precios de los alimentos. En un trabajo de mi autoría, “Decisiones de precio en alta inflación”, que es la base teórica tal vez de lo que fue el Plan Austral, observamos que la gente decide precios por expectativ­a de costo futuro. Eso fue lo que fundamentó en tiempos de Alfonsín la idea de que se podía hacer un shock, o sea, que se podía parar la inflación en la medida que uno consigue que las expectativ­as de todos, de los asalariado­s, de los trabajador­es, de los sindicatos, se paren en algún momento.

-¿Por qué no se puede parar la inflación ahora?

-No se puede estabiliza­r con precios relativos insostenib­les. Por ejemplo con tipo de cambio

Mientras no haya algún grado de consenso no se puede hacer un programa de estabiliza­ción”

o tarifas atrasadas. Además, el atraso cambiario es lo peor. Básicament­e además, porque genera un déficit de cuenta corriente que se tiene que financiar y al final ya dejan de prestar. Entonces, cuando la deuda es muy alta en relación al PBI los bancos dicen no, este país no va a poder pagar y se convierte en la profecía autocumpli­da.

-Es lo que le pasó a Macri...

-Por eso a mi Macri me defraudó mucho. Porque hizo lo mismo que hicieron los kirchneris­tas y antes los peronistas. Es una larga historia de atraso cambiario, que termina en crisis violentísi­mas. Macri improvisó con los mercados financiero­s. Así y todo Macri llegó con un 41% de votos y con una prima de riesgo país de 700 puntos básicos.

-¿Por qué sigue tan alto el riesgo país?

-La prima del riesgo país, es crucial. Nosotros somos una economía abierta. Tenemos una dolarizaci­ón de riqueza en la Argentina, donde hay mucho activo externo, incluso dentro de la economía. Hay que tener una tasa de interés en tu moneda que sea igual a la expectativ­a de cuánto se va a devaluar; si no, la gente se lleva el dinero. Si no hay tasa de interés de equilibrio, ¿qué se tiene?, cepo. El riesgo país alto, el cepo y la brecha son hijos del mismo problema.

- ¿Cómo se llama el problema?

-No sé si me van a pagar. No sé si me van a pagar los bonos, de eso se trata. Y no hace falta que tengas mucha deuda para que la gente no sepa si le van a pagar los bonos. Una cosa es el riesgo económico calculable, si vos tenés una deuda altísima. Pero cuando se tiene un gobierno que no sabe para donde va, no se puede calcular el riesgo. El ejemplo que yo siempre usaba, antes de Cristina, era el de Chávez. Venezuela era un país que estaba con el petróleo alto, 120 o 110 dólares el barril. ¿Qué problema tiene? Venezuela de deuda externa tenía poco, pero sin embargo la deuda externa de Venezuela tenía una prima de riesgo alta. ¿Por qué? Eso se llama riesgo político. Porque no se sabía si Chávez no se levantaba un día y decía no pago la deuda.

-¿Hay riesgo que Cristina no quiera pagar? Ella dijo que es una pagadora serial...

- Y, qué sé yo, porque capaz que Máximo piensa que con eso ganan las elecciones. Ese no es un riesgo, es incertidum­bre, no es calculable la probabilid­ad. Mientras Argentina tenga esta prima de riesgo, no puede estabiliza­r. Se va de un desequilib­rio al otro, va emparchand­o y así llegará a 2023.

- ¿Cuál es la alternativ­a?

-Estamos entre la sartén y el fuego. La sartén es donde nos cocinamos ahora y ¿qué dicen los economista­s?, dicen que ahora hay que esperar, que no se puede hacer nada. Los economista­s, la oposición, tienen como consenso de que ahora hasta el 2023, esperamos. El Fondo también espera. El acuerdo del Fondo con este gobierno no pide nada.

-¿Y qué dice Frenkel?

-Mientras no haya algún grado de consenso no se puede hacer un programa de estabiliza­ción, tiene que bajar la prima de riesgo país y necesitamo­s dos condicione­s, para empezar a hablar. Esas condicione­s son, precios relativos sostenible­s, un tipo de cambio alto, el oficial, no el paralelo y tarifas sostenible­s. Hay que pagar lo que cuesta, una tarifa social y una tarifa razonable, que sea cobrable. Esa es la sartén.

- ¿Cuál es el fuego?

- Defaultear. Ahí es el fuego, porque el dólar se va al diablo, los pobres van a ser más pobres, nadie va a poner un mango en inversione­s y estaremos re jodidos.

-Algunos plantean dolarizar...

-Creo que no es posible y no es necesario. Primero, no es posible, porque no tenemos el apoyo de Estados Unidos. Y tampoco es necesario, porque vos podés tener un sistema de doble moneda, como el que tenemos de hecho ahora. Sólo que habría que permitir que se amplíe la parte que está con moneda dólar, cosa que la gente esté menos nerviosa y menos ansiosa por remarcar inmediatam­ente cada vez que vende.

-¿Cuánto de la inflación se explica por el movimiento del dólar?

-Sacando la inercia y las tarifas, la evolución de la inflación en Argentina es 60% por la suba de salarios y 40% por la del dólar.

-¿Qué aconseja, shock o gradualism­o?

-Se hizo gradualism­o a partir de inflacione­s del 30, 40%, como teníamos. A 60 o 70% es más difícil encontrar casos. Porque no hay tantos casos de alta inflación en el mundo. Las hiperinfla­ciones por ejemplo nunca se pararon gradualmen­te. En inflacione­s altas, como las que tuvimos, hubo tablitas en Chile, Argentina, Uruguay, pero fracasaron, justamente, porque atrasan mucho el tipo de cambio. La convertibi­lidad, también, uno puede decir fue shock la convertibi­lidad, y, sí, pero la inflación bajó gradual, no bajó de golpe. Se estableció el cambio de golpe. Y la gente creyó. Pero lo más sensato es el gradualism­o. Se necesita un gran consenso de que eso está bien, legitimida­d del gobierno y por lo menos dos períodos, 8 años. Esa es la experienci­a, 8 o 10 años tarda en bajar la inflación.

-¿Descarta el shock?

-Para hacer un shock hay que intervenir en los contratos privados de golpe. Por ejemplo, alguien ajustó ayer y otro hace 6 meses el salario. Al que ajustó hace seis meses, ¿lo voy a congelar? La virtud del Plan Austral o de los planes cuando hay muy alta inflación, es que está todo sincroniza­do mensual. Si hay shock hay que hacerlo con un tipo de cambio real alto. Porque después se necesita un período de fijación del tipo de cambio. Entonces, como se atrasa siempre un poco, porque hay flexibles

y los programas anti inflaciona­rios suelen ser expansivos. Entonces, suben los frescos, verdura, fruta, que es lo que nos embromó en el Plan Austral, porque empezó a subir, cuando expandió la demanda. Lo más sensato es ser gradual. -¿Israel cuánto tardó?

-También, 8, 10 años. Israel cuando en 1985 estábamos con el plan Austral en la Argentina, ellos estaban renegocian­do todo. Pero hay dos diferencia­s con Israel, una es el grado de consenso. Y segundo, que Estados Unidos les otorgó 5 mil millones de dólares de la época del Plan Austral. Muchísima plata. La pusieron como refuerzo de reservas, cuando hicimos el mismo plan, al mismo tiempo los dos. Sin saber uno del otro, por eso los apoyaron también los americanos, porque eran tipos que ellos respetaban mucho. Porque estaba Michael Bruno, que era economista del Banco Mundial. Y el otro era Stanley Fischer, que inventó la política del Fondo Monetario en la época de Clinton. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? Desde el living. Roberto Frenkel sostiene que cuando hay inflación alta la gente decide sus expectativ­as en función de los precios futuros, lo que alimenta los aumentos.
MAXI FAILLA Desde el living. Roberto Frenkel sostiene que cuando hay inflación alta la gente decide sus expectativ­as en función de los precios futuros, lo que alimenta los aumentos.

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