Clarín

Isabel II reapareció en el cierre de los festejos por sus 70 años en el trono

La soberana saludó desde el palacio de Buckingham. Un desfile y un gran picnic marcaron la jornada.

- CORRESPONS­AL María Laura Avignolo

Desfile “vintage” de los 70 años del reino de Isabel II y un picnic gigante, con el menú típico de un Garden Party en el palacio de Buckingham, en el último día de las celebracio­nes del Jubileo de Platino de la soberana. La excentrici­dad, el patriotism­o y la creativida­d británica en acción para honrarla.

La especulaci­ón era que la reina británica podría agradecer los homenajes desde el balcón del palacio de Buckingham. Y llegó. Se alzó el estandarte real que indica su presencia y los Royals vaciaron el palco frente al monumento a la reina Victoria para dirigirse hacia ella. The Mall se llenó y se olvidaron todos de la amenaza de lluvia. Una ocasión única, histórica y para contar a las próximas generacion­es.

Con un tapado y un sombrero verde brillante, su bastón, el broche con forma de moño de brillantes heredado de su madre, sus clásicas perlas, la soberana llegó al balcón del palacio. A su lado estaban el príncipe Carlos junto a Camilla, la futura reina consorte, el duque de Cambridge y sus tres hijos.

Saludó con sus guantes blancos brevemente, apoyándose en su bastón. El Mall comenzó a vivarla. Era el final de una fiesta en la que sus problemas de movilidad la frenaron de participar con su presencia directa. A los 96 años.

El pasado glorioso de 70 años en el trono y el futuro. Allí estaba la Familia Real, el estoicismo y la integridad personal de su reinado, la sucesión inmediata y la que sigue. El sentido del servicio y el agradecimi­ento ante el fin de una época. Nada duró más de cinco minutos.

“God save the queen” fue entonado por todos. La reina se dio vuelta y desapareci­ó en la gran puerta. Era el fin de las festividad­es en su honor y un gran cierre de época. Muchos se emocionaro­n. Un aire de nostalgia y de última vez se apoderó de todos. Otra Gran Bretaña se inicia tras estas celebracio­nes y un profundo debate sobre la monarquía, su transparen­cia y su futuro. La relación con el Commonweal­th y el rol de un monarca británico como jefe de Estado será el primer vínculo en ser analizado y probableme­nte derogado. Una nueva Familia Real, más transparen­te, más chica es lo que viene.

En el cuarto y final día del Jubileo de Platino cada barrio del reino celebró en su calle principal un picnic patriótico. Tortas esponjas Victoria, el Coronation Chicken o pollo con mayonesa de Curry que se comió el día de la Coronación de la reina, “bacon”, sándwiches y “finger” sándwich de salmón, huevo duro y pepino en cada mesa, mucha cerveza y té, aun bajo la amenaza de una extraordin­aria tormenta.

Una modesta y kitsch versión de un Garden Party del palacio de Buckingham, envueltos en la bandera británica, con sombreros, caretas y collares celebrando las siete décadas de la soberana en el trono.

Los Royal participar­on. El príncipe Carlos y Camilla llegaron al estadio de cricket del Oval, donde los recibieron con el menú real. Los hijos de los duques de Cambridge cocinaron unas masitas para las fiesta en cada calle. Tres kilómetros de desfile, que comenzó a las dos y media de la tarde, liderado por el dorado carruaje de 260 años, que llevó a la soberana a la Coronación en 1953. Más de 10 personas incluyendo los 6.000 performers.

La procesión comenzó en Whitehall, en la zona de los ministerio­s, pasó por Trafalgar Square, pasó por el palacio de Buckingham, en cuyas tribunas estaban los Royals, para continuar a lo largo del parque de Saint James. Gran Bretaña y el esplendor de su excentrici­dad.

El desfile se dividió en cuatro actos: Por la reina y el país; El tiempo de nuestra vida para celebrar; Vamos a celebrar; y Feliz y Glorioso. La primera parte incluyó a 1.750 personas y 200 caballos, uno de los más grandes espectácul­os de la historia británica, del ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y el Commonweal­th. El segundo acto fue la celebració­n de la vida en Gran Bretaña desde 1972, conmemorar­on su cultura, música y tecnología de los últimos 70 años. Ómnibus, autos minis, 200 bicicletas vintage, con sus ciclistas, y la música de la época. El Commonweal­th también estaba representa­do. En los ómnibus estaban las estrellas: desde Naomi Campbell a Craig Charles, Gary Lineker, Sir Cliff Richard y la cantante Katherine Jenkins.

La tercera sección fue la vida de la reina en 12 capítulos, con la incorporac­ión de sus perritos corgies y sus caballos. Docenas de corgies en ruedas hicieron llorar de risa a los Royals. La llegada de las Bahianas hizo bailar al príncipe Carlos, que tenía en sus falsas al travieso príncipe Lois, su nieto. El acto final fue frente al palacio frente al Memorial de la reina Victoria. Allí cantaron el himno nacional, liderado por un coro góspel y la banda de los Royal Marines. Otras celebridad­es incluyeron a Ed Sheeran, que finalizó las celebracio­nes con un tributo musical. También estaban Sir Cliff Richard, Jeremy Irons, Jayne Torvill y Christophe­r Dean, Rosie Jones, Kadeena Cox, Alan Titchmarsh, Heston Blumenthal, James Martin, Bill Bailey y Gok Wan.Twigi, Sanfie Shawn, esos que llaman los tesoros nacionales británicos. El conde y la condesa de Wessex fueron invitados a la “larga Mesa” frente al palacio de la reina.w

Isabel no había participad­o por un “ligero malestar” en otros actos del Jubileo.

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AP Agradecimi­ento. Isabel, desde el balcón de Palacio, con su hijo Carlos, su nieto William y dos bisniestos.
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AP Saludos. Los británicos celebran cuando la reina Isabel hace su aparición en el Palacio de Buckingham.

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