Pochoclo de maíz húmedo
La madrileña Elsa Pataky es una capitana que debe salvar a los Estados Unidos de un ataque misilístico ruso.
Acción. Australia/Estados Unidos, 2022. 99', SAM 16. De: Matthew Reilly. Con: Elsa Pataky, Luke Bracey, Aaron Glenane. Disponible en: Netflix.
Interceptor es una producción pochoclera, pero hecha con maíz húmedo, azúcar insulsa, manteca vencida y aceite ya usado. Y eso que Chris Hemsworth (Thor cuando trabaja para Marvel) es uno de los productores de este vehículo de Netflix para su esposa, la española Elsa Pataky (Elena en la saga Rápidos y furiosos).
Veamos. Si Rusia envía un misil nuclear a los Estados Unidos, nos enseña Interceptor, tarda 24 minutos en impactar en territorio norteamericano. Nadie aclara si tarda lo mismo en llegar a Los Ángeles, en la costa oeste, más cerca de Rusia, que a Nueva York, en la este. Pero hay dos bases antimisilísticas estadounidenses. Y las dos tienen doce minutos para disparar, e interceptar los misiles nucleares.
Una, Greely, está en Alaska, pero parece que hubo infiltrados y eliminaron a todos, por lo que si hay un ataque, sólo queda la SBX-1, que está en el Pacífico, en medio de la nada.
La capitana J. J. Collins (Pataky) llega a la SBX-1 justo, pero justo, antes de que se enteren de que alguien robó misiles en Rusia. “Todas las mujeres estamos orgullosas de lo que hizo”, la trata de usted una alférez. “Yo siempre te creí”, le dice su superior. ¿Qué pasó? Es fácil de predecir, e igualmenal te nos enteraremos enseguida: sufrió acoso sexual de parte de un general, no se quedó callada y, en vez de apoyarla, los militares la ningunearon.
Pero a los 7 minutos -por reloj, ehya sabemos todo. O sea que a no levantarse para ir al baño o hacia la heladera desde que arranca la peli hasta que J. J. salga de su camarote, cuando su superior le dice que lo acompañe y que lleve un arma.
La película puede tener una lectura (?), sobre la relación que la protagonista y su antagonista -un terrorista hijo del embajador de los EE.UU en las Naciones Unidas- tienen con sus respectivos padres. Claro, también es una constante carrera contrarreloj.
¿Llegarán los refuerzos militares buenos a tiempo? ¿El terrorista se apoderará de la sala de control, para que J. J. no pulse el botón rojo que dice launch (lanzamiento), en letras grandes y en rojo?
El guion es tan básico, y está tan flojo de papeles (je) que se permite diálogos repetitivos.
“¿Dices que robaron 16 misiles intercontinentales?”, pregunta otro subordinado, cuando J. J. dijo precisamente eso, por si alguien se levantó baño o fue hasta la heladera como dijimos que no había que hacer.
O cuando el superior de Collins descree que lo de los misiles sea cierto, y decreta que “si fuera real, el Pentágono nos hubiera llamado...”. Se escucha un “ring” y, plano siguiente, el que suena es un teléfono rojo.
Hay más frases hechas, triunfalistas o superpatrióticas, del tipo “solo nosotros podemos impedir el fin de los Estados Unidos”, “no entiendes por qué nos unimos al Ejército” y muchas, pero muchas casualidad es. Por ejemplo, menos mal que le pidieron a J. J. que llevara su pistola, o si J. J. dice“debemos vigilar las alcantarillas ”, de inmediato¿ quién salta desde allí, impulsado como con un resorte? Un asiático malo que pelea como el mismísimo Bruce Lee.
Interceptor, que es vendida marketineramente como una película acerca del empoderamiento femenino
-quien preside los Estados Unidos, y confiará plenamente en J. J. cuando ella, casi sola, deba enfrentar a los terroristas, es también una mujer-, es insostenible en su estructura y da lo mismo el género de quien la protagonice. Nadie puede salvarla. ■