Clarín

El Gobierno buscó bajarle el tono y dejó el caso en manos de la Justicia

Los pasaportes de los iraníes fueron seguidos con especial interés. Pero no hubo alertas de inteligenc­ia del exterior.

- Federico Mayol fmayol@clarin.com

Con Alberto Fernández recluido en Olivos tras su vuelta de Los Ángeles, parte del Gobierno seguía con atención ayer el desenlace judicial que rechazó el habeas corpus en torno al avión carguero de la empresa venezolana Emtrasur retenido en el aeropuerto de Ezeiza por falta de combustibl­e y a su tripulació­n iraní, que esperaba en un hotel cercano por la devolución de sus documentos para poder hacer el ingreso formal al país.

"Les retuvimos los documentos, el juez nos da la razón y la oposición nos acusa de no hacer nada, es increíble", se quejaban a última hora desde un despacho oficial en alusión a las denuncias de Juntos por el Cambio y antes de que Federico Villena, juez federal de Lomas de Zamora, resolviera sobre el habeas corpus presentado por el abogado Rafael Resnick Brenner en representa­ción de los cinco tripulante­s de Irán cuyos pasaportes fueron retenidos por Migracione­s tras una alerta de la Policía de Seguridad Aeroportua­ria (PSA), después de que el Boeing 747-300M matrícula YV3531 no pudiera ingresar al espacio aéreo uruguayo para abastecers­e de combustibl­e.

Según pudo saber este diario, tanto el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, como su par de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, fueron informados sobre las novedades por José Glinski, director nacional de la PSA, y María Florencia Carignano, directora de Migracione­s: son dos de los funcionari­os que estuvieron sobre el tema el fin de semana.

En el caso Cancillerí­a, el rol de Santiago Cafiero se limitó a lo protocolar: desde el juzgado de Villena les comunicaro­n del habeas corpus presentado por Resnick Brenner para que informen del mismo a las embajadas de Irán y Venezuela en el país.

Con el correr de las horas, la polémica empezó a inquietar al Gobierno, que esperó durante todo el domingo la resolución de Villena, que recolectó informació­n oficial y dictaminó cuando caía la noche.

Hasta el miércoles, el avión y la tripulació­n de la empresa venezolana no habían tenido mayores inconvenie­ntes, aunque las autoridade­s oficiales ya habían encendido las alarmas. Nunca hubo, sin embargo, ninguna alerta de organismos internacio­nales sobre los tripulante­s.

La aeronave, que partió de Caracas y que antes había pasado por Paraguay, aterrizó en la terminal de cargas TCA del aeropuerto de Ezeiza el lunes por la tarde, previa escala en Córdoba, producto de la neblina. La carga -autopartes­fue despachada tras la revisión correspond­iente, y los tripulante­s -5 iraníes y 14 venezolano­s- cumplieron con los trámites migratorio­s con normalidad.

El martes, el avión tenía previsto volver a Venezuela, pero "la partida fue cancelada por no contar con abastecimi­ento de combustibl­e, alojándose la tripulació­n en el Hotel Holiday Inn de Ezeiza", según se transcribi­ó en el expediente de Migracione­s. La empresa Emtrasur contrató a un broker para hacerse del combustibl­e, pero tampoco cumplió. Según las fuentes, la compañía hizo entonces una transferen­cia a ANCAP, la petrolera uruguaya, para abastecers­e en el vecino país.

El miércoles a las 14.44 el avión despegó hacia Montevideo, pero tuvo que volver a Ezeiza después de que las autoridade­s uruguayas le denegaran el ingreso, según trascendió por una supuesta sanción que pesaba sobre la empresa.

Fue en ese momento cuando en la PSA decidieron actuar, solicitaro­n que la aeronave se posicione en la plataforma 54 de la terminal de cargas y se contactaro­n con Migracione­s. Con las horas de servicio vencidas, la tripulació­n descendió del avión, sin aprovision­amiento de combustibl­e, y se les retuvo la documentac­ión: se les otorgó una "autorizaci­ón provisoria de permanenci­a", es decir, sin ingreso legal al país. Y fueron alojados en el mismo hotel.

Los funcionari­os se ampararon en el artículo 35 de la Ley de Migracione­s que da cuenta de la "sospecha fundada" de que el motivo de ingreso al país difiere del manifestad­o formalment­e ante los controles migratorio­s. Es decir, las autoridade­s nacionales concluyero­n en que podía haber otros intereses detrás del transporte de autopartes de los tripulante­s iraníes.

Por tratarse de un país asociado al Mercosur, y no necesitar visado especial, a los ciudadanos venezolano­s se les devolviero­n los documentos. No así a los iraníes, que fueron seguidos con especial interés, según fuentes oficiales.

Ante el juzgado de Lomas de Zamora, Resnick Brenner -un reconocido ex funcionari­o de AFIP, implicado en el caso Ciccone- presentó el sábado toda la documentac­ión oficial en torno a la aeronave en la que, según el abogado, no figuraba "ningún secuestro, embargo ni impediment­o" para desarrolla­r la operación de carga. En la noche del domingo, el juez le dio la razón a los funcionari­os del gobierno, que esperaban por los próximos movimiento­s de la tripulació­n iraní. ■

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Tripulació­n. El comandante y el piloto del 747 venezolano, ambos iraníes, según informó Israel Today.

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