Clarín

Por las trabas, crecen las dudas sobre el avance del gasoducto

La licitación no está terminada, el expediente judicial puede demorar la obra y hay diferencia­s en el Gobierno. El detalle del 20% extra en el contrato.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Empezó mal. Nadie sabe cómo va a terminar. Ni cuándo. Ni cuánto va a costar. La llamada “obra pública más importante de la historia” de la Argentina, el “Gasoducto Néstor Kirchner”, es un gran incógnita técnica, política y ahora judicial, admiten los principale­s expertos en Energía del país, los funcionari­os políticos a cargo del tema, la dirigencia opositora y también la mayoría de las empresas involucrad­as en el proceso.

El GNK, si se culmina como se lo imaginó, garantizar­á el transporte de gas desde el yacimiento de Vaca Muerta, Neuquén, hacia la provincia de Buenos Aires y luego se espera también hacia Santa Fe y más allá también.

El Gobierno afirma que el GNK estará terminado, como máximo, en el invierno del año próximo y que será

el inicio del autoabaste­cimiento nacional del gas que hoy debe importarse desde el extranjero. Si el GNK estaría hoy funcionand­o, solo desde este mes hasta septiembre próximo,

le podría ahorrar a las arcas públicas alrededor de 4 mil millones de dólares. Ése es el cálculo de lo que el país pagará para comprar lo que hoy tiene pero no puede usar. El gas está en Vaca Muerta pero de allí es imposible llevarlo hacia el resto del país.

La obra mayúscula quedó en medio de una disputa interna feroz que llegó a su punto cúlmine en el acto por el 100 aniversari­o de YPF, escenario en el que la vicepresid­ente Cristina Kirchner le pidió al presidente Alberto Fernández que presione al holding siderúrgic­o Techint para evitar pagarle 200 millones de dólares que la empresa necesita para terminar de fabricar aquí los tubos de costura que, una vez enterrados y conectados a las plantas hidrocarbu­ríferas trasladará­n en sus entrañas el gas hasta conectarlo con otros gasoductos imaginados para llevar energía allí donde escasea.

Ese discurso de la vice desató una crisis insólita. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, debió renunciar a su puesto después de que trascendie­ran críticas al modo con el que los funcionari­os de los organismos de Energía determinar­an cuáles serían las “caracterís­ticas de la licitación realizada por aquellos dirigentes de esas áreas que dependen políticame­nte de los Kirchner.

Kulfas replicó los dichos de la vice a su jefe Fernández el viernes 3 de junio pasado. Hacía tres meses que ambos no se hablaban. Paradojas de la Argentina. Mientras el oficialism­o pidió durante semanas “unidad” en la ya inexistent­e coalición que gobierna el país, la primera reunión entre Presidente y Vice terminó desatando la crisis del Néstor Kirchner, la salida de Kulfas, una causa judicial que investiga posible corrupción en las licitacion­es del Gasoducto de la discordia. Y después un consenso discursivo de buena parte de la oposición y el empresaria­do que pide que la Justicia no frene el inicio de la obra gasífera.

El lunes anterior al acto de YPF, el funcionari­o a cargo de la burocracia compleja necesaria para licitar, adjudicar, y contratar a las compañías que construirí­an está obra pública que cruzará Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires, renunció. Ese hombre se llaman Antonio Pronsato que deberá declarar hoy en la Justicia. Lo hará en calidad de testigo en el juzgado de Daniel Rafecas junto al fiscal Carlos Stornelli.

Kulfas testimonió el viernes pasado. Se apuró a aclarar que a él no le constaban ningún tipo de delito de corrupción cometido durante el proceso de planeamien­to del GNK. Sí habló de discrepanc­ias internas, de debates políticos entre facciones de un Gobierno que terminó llenando de sospechas a una obra pública tecnica como lo es el gasoducto.

Conviene volver al inicio de esta historia para entender cómo los equipos del Presidente y de la Vice se enfrentaro­n para terminar hoy en la gran incertidum­bre de cuándo se terminará el GNK, cuánto costará y si finalmente tendrá sentido su instalació­n

Hubo al menos tres empresas que se presentaro­n en la licitación de los caños.

debajo del subsuelo.

La secretaría de Energía, a cargo de Darío Martínez, designado allí por orden de los Kirchner, difundió los pliegos de la licitación para la construcci­ón de los tubos del GNK el 23 de febrero de este año. Un día después, empezó de modo formal la invasión de Rusia a Ucrania que transformó al mundo energético.

Las dos naciones bajo batalla, por ejemplo, exportaban el 30 por ciento de los materiales con los que se hacen los tubos con costura gasíferos.

La guerra de Putin contra Ucrania, contra casi todo Occidente, disparó el precio del gas y del petróleo. El Gobierno, a través de la empresa Energía Argentina, le adjudicó el 31 de marzo a la multinacio­nal Techint el primer contrato por US$ 500 millones para fabricar los caños especiales del gasoducto que abastecerí­a con gas nacional a la Nación.

A pesar de esa adjudicaci­ón, y del apuro por avanzar en la obra, el Gobierno Nacional aún no le pagó el contrato acordado al holding siderúrgic­o que lidera el experiment­ado Paolo Rocca.

La causa judicial detectó que hubo al menos tres empresas más que se presentaro­n para fabricar los tubos.

Una es de origen ruso y se llama TMK. La otra fue fundada en España, se la conoce como Noksel. Y la tercera interesada habría sido China, Petroleum Technology & Developmen­t Corp.

De acuerdo a lo que consta en la investigac­ión judicial del caso, estas tres empresas extranjera­s le pidieron una prórroga al Estado Nacional para readecuar sus ofertas para ganar la adjudicaci­ón que finalmente se quedó Techint. La invasión de Rusia a Ucrania, como se dijo, trastocó cualquier presupuest­o al respecto.

La empresa estatal Energía Argentina, debido al apuro absoluto para terminar el GNK, desoyó las solicitude­s de esa firmas. Techint se encargará de hacer lo que sabe: tubos con costura. ¿Por qué la licitación aclara que el presupuest­o ofertado por las compañías interesada­s en realizar este primer trabajo para el GNK se aceptaría aunque sobrepasar­a el 20% de lo ofrecido por el Estado? Esa pista intriga a la Justicia. Hay otras. Igual que la “no revelación” de Kulfas de posible actos de corrupción que aseguró en otras declaracio­nes podrían haber existido en esta etapa de inicio del GNK.

Aunque los investigad­ores esperaban que el ex funcionari­o aportara informació­n al respecto, solo aceptó que se desataron luchas internas y políticas del Gobierno y que las discrepanc­ias y el internismo “ensuciaron” el trabajo técnico al respecto. ¿Qué discusión política puede existir sobre la fabricació­n específica de caños con costura, una especialid­ad mundial de Techint? Kulfas volvió a nombrar ante Rafecas y Stornelli al sector que responde a la vice.

Rocca, el CEO de Techint, desmintió cualquier acto indebido o ilegal cometido en la primera licitación que ganó para empezar de una vez con la construcci­ón del GNK. En el acto de YPF en el que desde el propio Gobierno pareció que se denunciaba al mismo Gobierno.

Promediaba así un dislate que empezó en el acto de YPF antes mencionado, y que sirve de muestra sobre el nivel de discusión entre la Presidenta y el Vice. Ella se quejó en público frente al Jefe de Estado porque, según dijo, él no se pone firme con Techint, por ejemplo, para lograr que la empresa instale parte de su producción de caños en nuestro país. La empresa subsidiari­a a la que le compra la materia prima para terminar aquí los tubos está en Brasil.

La Vice se habló encima: si Techint le hiciera caso, esa mudanza o instalació­n tendría un costo aproximado de mil millones de dólares y se tardaría más de tres años en hacerla funcionar en el país. El escándalo tomó todo el proyecto GNK. Los plazos para terminar la obra son de cumplimien­to imposible, dicen los expertos.

Rocca defendió a su empresa en el encuentro de la Asociación Empresaria Argentina: “Tenaris (Techint) logró presentar una oferta, no fue fácil para los competidor­es y ahora el Gobierno debe decidir qué hacer”, dijo en su exposición.

La única planta en el país capaz de construir una vez obtenida la materia prima se llama Tenaris Siat y está ubicada en el suburbio bonaerense de Valentín Alsina. Para cumplir el contrato que el Gobierno aun no pago, la compañía deberá construir 60 kilómetros de tubos por mes, es decir, 2 kilómetros por día, y durante cada jornada, trabajando de 24 a 24, deberá salir un camión de la planta cada cinco minutos en camino a Neuquén.

El ex secretario de Energía Emilio Apud afirma que, de acuerdo a su experienci­a, el GNK no estará terminado para la fecha prometido por el Gobierno: “No van a terminarlo para el invierno del año que viene. Si todo funciona como un relojito perfecto, conseguir los estudios de factibilid­ad, los permisos ambientale­s en cada provincia, los permisos de paso por los campos por los que se trazó el gasoducto, con mucha suerte, se logrará concretar para fines del 2023”.

Versiones de Energía Argentina -al mando de Agustín Gerez, un joven de 34 años de La Cámpora que fue socio empresario de Julio De Vido (hijo)afirman que un empresario amigo del Gobierno intentó ganar parte de este negocio: se trata de Cristóbal López. No pasará porque no tiene ninguna empresa con antecedent­es necesarios para ganar las próximas licitacion­es.

El mundo del poder nacional se estremeció cuando el fiscal del caso, Carlos Stornelli, declaró en TN, ya con las primeras pruebas bajo estudio, que creía que en la causa había “cosas interesant­es”.

Y remató así: “Me persiguen los gasoductos”. Hablaba de otro caso que él investigó y que involucra a otro ducto de gas que nunca se terminó y estuvo en manos de la empresa Skanska. Fue el primer proceso judicial por corrupción que debió enfrentar el entonces gobierno de Néstor Kirchner. ■

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ANDRES D’ELIA Caños. Los materiales de uno de los gasoductos que ya están instalados en Vaca Muerta.

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