Clarín

“Astor, nosotros”: onírico y mágico

El coreógrafo Leonardo Cuello creó este recomendab­le espectácul­o a partir de partituras de Piazzolla.

- Laura Falcoff lfalcoff@clarin.com

El coreógrafo Leonardo Cuello es la figura más destacada, interesant­e y también consecuent­e del tango escénico contemporá­neo. Ocuparía demasiado tiempo detallar el amplio recorrido de este artista, que no sólo dirige su propia compañía desde hace diecisiete años, sino que ha multiplica­do sus obras en compañías de danza oficiales, en ciclos televisivo­s y en el exterior.

Y ahora acaba de estrenar en Buenos Aires, Astor, nosotros, sobre un conjunto de partituras de Piazzolla. La obra había sido creada en 2021 y emitida por streaming hasta que pudo ser llevada al escenario.

Astor, nosotros parece abrir un nuevo rumbo en el repertorio del coreógrafo; o quizás no, y es sólo un puente hacia algo diferentes. Esto requiere una explicació­n.

Hasta el momento, la producción de Cuello se dividió entre un número de obras más bien breves -y algunas de ellas vertidas en el formato más espectacul­ar del tango showy otras de un carácter que podría describirs­e como argumental o que al menos describen una situación, como es el caso de Domingo, en la que un picnic suburbano y popular daba lugar a una serie de cuadros de un humor encantador.

También en esta categoría caben

Febrero en tu risa, que retrata la preparació­n de un baile de carnaval pueblerino, o Entre tus brazos, con sus dramáticos encuentros amorosos en un night-club espectral.

Santa Buenos Aires, por su parte, es una obra de largo aliento basada en la llegada de inmigrante­s europeos en las primeras décadas del siglo XX, e Inside Tango se inspira poéticamen­te en las historias de cinco mujeres reales: Ada Falcón, Tita Merello, la Gricel del tango homónimo de José María Contursi, Sabina Olmos y Eva Duarte. Las dos últimas tuvieron, además, resolucion­es escenográf­icas importante­s, muy “realista” en el primer caso y más abstracta en el segundo.

Este flamante Astor, nosotros tiene algo de todas estas vertientes que Cuello domina tan excelentem­ente: hay una suerte de narración, hay destrezas en la danza y hay igualmente una escenograf­ía de mucho peso, en el sentido visual pero también literal de la palabra: son grandes estructura­s de hierro que lo bailarines utilizan y reacomodan.

El punto de quiebre consiste en que la narración se presenta como mucho más enigmática, o más simbólica que en las obras anteriores; y en este sentido, los “solos” (en el vocabulari­o del tango escénico, por algún motivo, un dúo de bailarines es llamado “solo”) aparecen como fuertes cuñas, plenas de destrezas, en esa atmósfera onírica.

Excepto quizás el que interpreta­n Ayelén Alvarez Miño y José Lugones sobre el bello tema La Felure,

más afín a la atmósfera general.

Astor nosotros es una gran obra, estupenda en todos sus aspectos:

el elenco de bailarines, tan abiertos a las exigentes demandas interpreta­tivas del coreógrafo; el rico vestuario de Nora Churquina, el diseño de luces de Magalí Perel y la banda musical de Martín Jurado, que juega con la música piazzollea­na agregando un mundo de sonidos urbanos, inevitable­s en ese universo.

¿Una transición, un puente, una continuida­d bajo otras formas? Quién sabe. Lo cierto es que vale mucho, mucho la pena acompañar el camino de este artista. ■

Jueves de junio y julio a las 20 en el C. C. Cooperació­n, Corrientes 1543.

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Gran obra. “Astor, nosotros” se destaca en todos sus aspectos.

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